Las fiestas neonazis
Luis Muñoz miércoles 14, Dic 2022Segunda vuelta
Luis Muñoz
Diputados y diputadas locales y federales, así como dirigentes nacionales de Morena presentaron una denuncia de hechos ante la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCMX), en contra de quien o quienes resulten responsables por lo que pudieran constituir delitos contra la dignidad de las personas y discriminación durante la celebración de una fiesta neonazi en la capital del país.
Un acontecimiento que llamó la atención y que rápidamente se reprodujo en distintos medios: La citada fiesta neonazi se llevó a cabo el pasado 29 de octubre de este año en la colonia Santa María la Ribera de la alcaldía Cuauhtémoc de esta Ciudad de México. Según la diputada federal de Morena, Marisol García Segura, en el lugar se presentó un concierto clandestino que reunió a unas 300 personas y cinco bandas musicales de extrema derecha: tres españolas y dos mexicanas.
Quienes presentaron la denuncia, en voz de Tomás Pliego Clavo, secretario de Arte y Cultura del CEN de Morena, advirtieron que se convertirán “en la lupa y en la sombra de cualquier manifestación de corte fascista y las denunciarán pública y jurídicamente”. Los firmantes de la denuncia comentaron que los encuentros de neonazis en México, como en otras partes, se llevan a cabo con la mayor discreción, y recordó que el pasado 3 de noviembre, el Senado de la República aprobó una reforma que sanciona con hasta tres años de cárcel a quien difunda ideas basadas en la superioridad o el odio raciales, o bien, que por motivos racistas incite a cometer cualquier acto de violencia.
Entre los argumentos de la reforma, dijeron, se expuso que “en los últimos años en todo el mundo se ha advertido de manera alarmante un inquietante aumento de discursos de odio, racismo e intolerancia, muchos de ellos, incluso, emanados de personajes públicos, mandatarios o líderes sociales”. Efectivamente, en algunos países europeos y latinoamericanos ha habido manifestaciones de esta naturaleza y por ello las leyes prohíben la expresión de opiniones pronazis, racistas, antisemitas u homófobas. Además, muchos símbolos relacionados con los nazis están prohibidos en los países europeos (especialmente en Alemania) en un esfuerzo por reducir el neonazismo.
El neonazismo consiste en movimientos sociales o políticos de extrema derecha posteriores a la Segunda Guerra Mundial que buscan revivir e implementar la ideología del nazismo. Los neonazis buscan emplear su ideología para promover el hostigamiento, la opresión, el odio, la discriminación y la violencia contra las minorías, y también entre sus objetivos comunes está crear un estado fascista.
Es un fenómeno global, como bien dicen los legisladores, con representación organizada en muchos países y redes internacionales.
De acuerdo con Wikipedia, toman prestados elementos de la doctrina nazi, incluyendo el ultranacionalismo, el ultraconservadurismo, el nacionalismo étnico, el racismo, la xenofobia, el antieslavismo, el capacitismo, la homofobia, la transfobia, el antiziganismo, la islamofobia, el antisemitismo, el anticomunismo y el antifeminismo buscando el inicio del Cuarto Reich.
La negación del Holocausto es una característica común, como lo es la incorporación de los símbolos nazis, la supremacía blanca y la admiración hacia Adolf Hitler.
Concretamente en América Latina, los movimientos neonazis se encuentran presentes en casi todos los países en los que existe al menos una minoría considerada blanca, como pueden ser naciones donde predomina población de origen europeo, como también donde hay un predominio mestizo, e incluso en países donde los indígenas constituyen la mayoría de la población. Sin embargo, la membresía de estos grupos es muy minoritaria y variable, sin que sus números coincidan con la proporción de población blanca. En un país de predominio mestizo, por ejemplo, la afiliación o las actividades públicas de estos grupos pueden ser mayores incluso que las de aquellos grupos de un país de predominio blanco. En su edición digital “El País” reseñó que ese día (29 de octubre), Sergio Vázquez (su nombre ha sido modificado para proteger su identidad), un abogado de 33 años recorrió más de 700 kilómetros desde Monterrey para acudir a un concierto en Ciudad de México. Había comprado su entrada con más de tres meses de antelación. No era un evento cualquiera, era uno que se alineaba con su ideología neofascista.
El imperio contraataca, un concierto clandestino en el que se presentaron cinco bandas -dos españolas y tres mexicanas- (y que) reunió a más de 300 ultras en una noche salvaje donde se corearon consignas de odio y se hizo apología del nazismo.
Observa que esta no es la primera ocasión en la que colectivos de extrema derecha organizan una cita así en el país, sin embargo, es probablemente la que ha congregado un mayor número de asistentes.