Se sigue hablando de opacidad y negocios turbios en el futbol
Jorge Luis Galicia Palacios miércoles 14, Dic 2022Como veo, doy
Jorge Luis Galicia Palacios
- A un lado, el fomento al deporte con espíritu de desarrollo social
La Selección Mexicana de Futbol ya no está en Qatar, las aspiraciones de jugar su quinto juego no se cumplieron y ese resultado fue visto por la afición nacional no sólo como un desastre, sino también como un jugoso negocio donde los únicos que ganan son los directivos y dueños de los equipos de primera división, un negocio donde los intereses publicitarios y comerciales están por encima del fomento deportivo e incluso por encima de las autoridades del deporte.
Ya no participa el nombre de México en la justa mundialista, sin embargo en nuestro país sigue la pasión y los aficionados, que se cuentan por millones, no están dispuestos a que a sus costillas los dueños del balompié sigan llenando sus bolsillos con la franquicia que venden a nombre de un país y consideran justo que si compiten a nombre de todo un país algo de esas ganancias sirvan para promover el deporte llanero, el amateur, el que sirve para ser competitivos, para conservar una salud sana y nada tiene que ver con intereses lucrativos.
Si entre particulares hablan a nombre de México, su bandera, su himno, su escudo, lo ideal es que los voraces dirigentes de la Federación Mexicana de Fútbol y los dueños de clubes se comprometan a fomentar la práctica del fut con recursos debidamente etiquetados de manera anual, se comprometan con todo un programa integral donde se dé seguimiento a proyectos, a evaluaciones de los resultados obtenidos en la población y que se establezcan porcentajes, más allá de los impuestos que pagan, por cada partido jugado y que ese recurso sea auditado o vigilado en su aplicación para que no se use discrecionalmente en asuntos ajenos al deporte o para que no quede en los bolsillos de algunas autoridades, como lamentablemente se rumora que sucede.
Es cierto, hay ejercicios de fomento al deporte, donde se habla de beneficios a algunos sectores por gol anotado, por juego ganado, por éxitos en torneos celebrados, pero no se conoce de la existencia de una norma donde esas esporádicas participaciones se hagan de manera obligada, con más frecuencia y pensando también en el desarrollo social de toda una nación que se apasiona con ellos y sienten los colores de su país. Ese es el meollo de esta reflexión futbolera. Que conste.
LAS CARTAS HABLAN.— En ese contexto, de reflexiones y debate que por todos lados se da en torno al juego del futbol, transcribimos parte de la participación de Amir Ibrahim, director del portal Quintana Roo Mx, durante la conferencia mañanera del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. Opinión que surge también en el marco de la derrota del seleccionado nacional en el mundial de Qatar:
“El futbol en México es un tema de interés nacional, no por nada fuimos el país con la quinta mayor asistencia en el Mundial de Qatar. Este deporte es motivo de reunión y de unión para amigos, para compañeros de trabajo, connacionales de todo extracto social y creencias políticas.
Al mismo tiempo, el futbol es un gran negocio, estimaciones señalan que mueve en el país unos dos mil 800 millones de dólares al año, de los cuales la Federación Mexicana de Fútbol pudiera abarcar cerca de la mitad.
Desde hace algún tiempo este enorme botín ha traído a muchas personas con ambiciones desbordantes, promotores y dueños que poco a poco han ido desvirtuando el espíritu deportivo del futbol nacional para darle prioridad a sus ganancias. Este afán por el dinero nos ha llevado a romper las reglas de competencia, a cerrarle el paso a talentos, incluso a incurrir en prácticas que son muy difíciles de no verlas como corrupción y evasión fiscal.
El fútbol profesional es un negocio privado, eso es cierto, pero también es cierto que toca a la esfera pública: Primero, por ser un tema de interés personal; Segundo, por su amplio manejo del dinero público procedente de los estados y por gozar estos clubes de considerables condonaciones de impuestos, además de que les concesionan los estadios que les pertenecen al pueblo.
Tercero, por el interés colectivo de miles y miles de jóvenes que depositan en estas instituciones su futuro y sus esperanzas; Cuarto, por los amplios indicios de defraudación fiscal que lesionan las arcas públicas; A estas razones y en vista de la coyuntura actual, añadiría una quinta, estas prácticas retrasan el desarrollo deportivo del país, como acabamos de atestiguar todos”.
VA MI RESTO.— No hay duda, ya es tiempo de que cuando se hable de México, en el futbol y cualquier otro deporte, los involucrados piensen verdaderamente en un país, en su población, en sus valores, y si en la utilización de los símbolos patrios hay ganancias monetarias por eventos, por juegos o actividades, lo justo es que haya un reparto de utilidades, donde los dueños y directivos ganen, sí, pero que esas ganancias tengan dividendos hacia una afición que los apoya y que junto a ellos comparten sentimientos nacionalistas que se manifiestan en la tribuna, en la audiencia o en el campo de juego, y hasta ahí porque como veo, doy.