La guerra de las “corcholatas”
¬ Augusto Corro martes 13, Dic 2022Punto por punto
Augusto Corro
En el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) se espera la llegada de la lucha por las “corcholatas”.
Es posible que el candidato oficial de los morenistas sea el sucesor del presidente López Obrador.
A la fecha, el probable triunfo favorece a la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum.
Según las encuestas, le siguen en las preferencias electorales el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard; y Adán Augusto López, titular de Gobernación. Los citados funcionarios son las tres “corcholatas” oficiales de Morena.
Sin embargo, el senador Ricardo Monreal Ávila, reconocido, a regañadientes, como “corcholata”, podría representar el divisionismo en Morena.
El legislador zacatecano quiere ser candidato presidencial morenista; pero parece que no tiene las simpatías del líder moral López Obrador. El senador entró, con calzador, a la lista de “corcholatas” y ya en precampaña electoral exige piso parejo como todos los de su partido que compiten por la grande.
La definición de morenistas
La precampaña presidencial de los morenistas se realiza sin obstáculos. Los precandidatos recorren el país y asisten a todos los actos públicos que pueden, con razón a sin ella. Las “corcholatas” buscan que se definan las acciones para designar al precandidato presidencial.
Piden debates, fechas para dejar el cargo como funcionarios. Las encuestas no son bien vistas, por el presunto manejo irregular de las cifras.
Será pues en Morena donde se tratará de ordenar la precampaña electoral y designar oficialmente a su abanderado a la presidencial.
Es precisamente en las definiciones donde surgirán las controversias. Se conocerá cuantos morenistas apoyan a cada uno de los aspirantes.
El método electoral que se aplique tendrá que ser exageradamente limpio para evitar manifestaciones de descontento en las filas guindas. Por cierto, no todas las “corcholatas” son conocidas en el interior de México, de ahí su necesidad de viajar todos los fines de semana a provincia.
Barruntos de tormenta
Desde la fecha del destape de las “corcholatas” se notó la preferencia de López Obrador hacia la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.
Al senador Monreal Ávila lo ningunearon. Surgió el disgusto en el zacatecano y empezó a actuar políticamente.
Se movió en los partidos de la oposición y le ofrecieron apoyo en su lucha; aunque dijo que su militancia en Morena la definiría en diciembre. Aprovechó la oportunidad para cantar la canción de José Alfredo Jiménez, “Diciembre me gusto pa que te vayas”.
Pero en una declaración posterior el zacatecano aseguró que seguiría en Moreno, partido del que es uno de los fundadores.
En fechas recientes, Monreal Ávila anunció la probabilidad de realizar una gira de reconciliación por todo el país, acompañado con el líder del PAN, el diputado, Santiago Creel.
Posteriormente, dio marcha atrás a ese proyecto político.
En el presente, el zacatecano, líder del Senado, tiene que resolver, de manera satisfactoria la aprobación del “plan B” de la reforma electoral de López Obrador.
Como se recordará, el proyecto original de la reforma electoral no pasó en San Lázaro. El titular del Ejecutivo no se dio por vencido y envió una nueva ley electoral. Es la que se analiza en el Senado.
Monreal Ávila tiene el balón en su cancha. Lo que se decida en el Senado, para bien o para mal, es responsabilidad del zacatecano.
¿Se va o se queda?
En el escenario político, flota la pregunta obligada a Monreal Ávila: ¿Se va o sigue en Morena?
Sin duda, ya le ofrecieron recibirlo en la oposición, pero no se sabe a cambio de qué y en que condiciones.
Dijo el líder del Senado que no aceptaría ser candidato de una alianza opositora si no lo abanderan los cuatro partidos: PAN, PRI, PRD y Movimiento Ciudadano.
¿Usted qué opina amable lector?