El futbol como distractor
¬ Luis Ángel García lunes 12, Dic 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
La sociología setentera estudiaba el fenómeno futbolero, no como deporte, sino como distractor gubernamental para mediatizar a las masas. Militares brasileños, durante los gorilatos, inyectaban dinero a ciertos equipos populares para que fueran campeones; durante unas elecciones arregladas, el candidato de extracción castrense se mandaba hacer entrevistas o reportajes, no para dar a conocer su programa de gobierno, sino para dar destacar su afición sobre uno de los equipos del estado de Minas Gerais. Honduras y El Salvador escenificaron la Guerra del Futbol o Guerra de las Cien Horas, la cual tuvo como pretexto, en 1969, un incidente en el partido entre las selecciones nacionales de los dos países centroamericanos durante la eliminación rumbo al Mundial México 70. Más recientemente, se sabe que el hijo de Sadam Husein, dueño de una de las oncenas en el balompié profesional de Irán, ordenaba dar de tablazos en las plantas de los pies a sus jugadores cuando perdían un encuentro.
Los analistas críticos siempre han cuestionado el uso político del futbol, aunque hay grandes intelectuales que lo ponderan como deporte y espectáculo de masas: Juan Villoro o el propio Eduardo Galeano. En México, el balompié cobró carta de naturalización desde que lo trajeron los empresarios mineros ingleses a Pachuca y recibió un impulso con las ligas españolas; sin embargo, no somos una potencia futbolera, aunque sí es el deporte más popular.
El aficionado desfoga sus frustraciones, vuelca sus pasiones en cada partido de su equipo y también ha servido para reclamarle a los gobernantes sus pésimas actuaciones, como a Gustavo Díaz Ordaz en la inauguración de las Olimpiadas en el 68 y el Mundial de Futbol en el 70. Desde entonces, los mandatarios han dejado de asistir a los espectáculos masivos. Por cierto, ¿en el próximo campeonato mundial de 2026, irá el futuro presidente al Azteca? Remember la rechifla en el estadio Alfredo Harp Helú.
Pero más allá del uso político de los espectáculos, lo que llama la atención es la intromisión del inquilino de Palacio Nacional en el negocio del deporte de las patadas. Se ve más como un distractor a los graves problemas nacionales de inseguridad y de legislación electoral. Los aficionados mexicanos saben que detrás de cada equipo hay una organización empresarial y que cada vez es más caro ir a un estadio o chutarse más comerciales por televisión, pero pocos se cuestionan los turbios arreglos económicos de las ligas o federaciones. El emir de Qatar se dio el lujo de regalarse una copa mundialista, en un país donde no se juega futbol, y que sobornó al mismísimo presidente de la FIFA, al “impoluto” Michel Platini y a varias Federaciones en el orbe.
Con tantos problemas terrenales en el país, sumados al decepcionante papel de la selección nacional, como que sale sobrando el repentino interés presidencial por arreglar el negocio del balompié.
Sólo por no dejar: El secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, se dijo dispuesto a participar en el posible debate con los demás aspirantes de Morena a suceder a Andrés Manuel López Obrador en la Presidencia de la República, pero enfatizó que “cuando quieran, siempre y cuando no sea violatorio de la ley”. Tras asistir a la conferencia mañanera del pasado miércoles, el responsable de la política interior del país priorizó que dialogará con los senadores para que, una vez ingresada la minuta de reforma a las leyes electorales, la programen para aprobarla lo más pronto posible. Consideró que la iniciativa permitirá a la población tomar decisiones. Los mexicanos, dijo, están hartos de los excesos; la hoja de ruta trazada significa ahorros de cinco mil millones de pesos que se pueden destinar a programas sociales.