El gran fracaso de López Obrador
¬ Francisco Reynoso martes 6, Dic 2022Triple Erre
Francisco Reynoso
Zacatecas es el mayor y más contundente ejemplo del fracaso de López Obrador.
Fracaso de él como Presidente de México y de su estrategia “abrazos, no balazos” para combatir la violencia y a los cárteles del crimen organizado.
Estrategia que ha despertado muchas sospechas y suspicacias. Porque puede traducirse que “abrazos, no balazos” implica que soldados, marinos y policías de la Guardia Nacional deban, como pedía Jesús, poner la otra mejilla cuando criminales les meten un chingadazo.
“Piensa mal y acertarás”, dice el refrán popular. Pues muchos mexicanos empezaron a pensar mal cuando el 17 de octubre de 2019 soldados del Ejército entraron a la casa de Ovidio Guzmán, en Culiacán, para detenerlo con fines de extradición a Estados Unidos.
Eso fue entre las 15.30 y las 16 horas. Quienes iban al frente de la operación pidieron al hijo de El Chapo Guzmán que ordenara a su gente cesar los ataques a fuerzas armadas y civiles.
Ovidio -consta en los reportes oficiales de ese día- por celular ordenó a su gente frenar la guerra. Ovidio dijo a su hermano que no quería que se armara el desmadre por su culpa. Lo habían agarrado y, pues, ya ni modo.
Pero el presidente López ordenó al general secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, se dejara libre a Ovidio Guzmán.
Días después, personalmente López Obrador reconoció que fue su decisión soltar al hijo de El Chapo Guzmán, por quien. El gobierno de Estados Unidos ofrece una recompensa de 5 millones de dólares.
Cinco meses después, el 29 de marzo de 2020, López hizo una gira a Sinaloa y quiso visitar Badiraguato, donde nació El Chapo Guzmán Loera . Ese día la familia Guzmán estaba de manteles largos. Ovidio cumplía años y podía festejarlo en libertad gracias al presidente López.
Y sucedió el encuentro que le dio la vuelta a mundo. María Consuelo Loera se trepó a su camioneta y fue en busca de López. Y éste, al verla, fue solícito al vehículo para saludarla de mano e informarles que ya había recibido su carta.
Con todos esos acontecimientos millones de mexicanos entendieron la estrategia de “abrazos, no balazos” y cero confrontaciones con grupos de la delincuencia organizada.
El fracaso de Zacatecas, sin embargo, podría no ser fortuito. Asunto de la mala suerte; “¡qué mala pata!”.
Otra vez habrá que remitirse al dicho popular: “Piensa mal y acertarás”.
Zacatecas lo gobierna David Monreal Ávila. Al menos eso dice la constancia de mayoría que le entregó el Instituto Electoral del Estado. Sin embargo, no son pocas las voces que sostienen que quien realmente manda en Zacatecas es el doctor Ricardo Monreal, coordinador de la bancada de Morena en el Senado, aspirante a ser candidato del partido oficial a la presidencia 2024 y ex amigo de López Obrador.
Y Monreal es más que ex amigo. La militancia de Morena afecta a Claudia Sheinbaum, en la que destaca el senador César Cravioto y la gobernadora Layda Sansores, lo acusan de traidor. En la marcha del domingo 27 quienes llevaban cartelones contra Monreal coreaban: “No mentir, no robar, no Monreal…”.
Así pues, no son pocas las voces que hablan de un “calentamiento” de la plaza deliberadamente provocado para abollar el proyecto de Ricardo Monreal.
“Si no pueden con Zacatecas, menos podrá con el país”, es el argumento que se maneja, dando por sentado que el verdadero gobernador del estado es Ricardo y no David.
Como quiera que sea la realidad, Zacatecas es, a la vista de México y del extranjero, un rotundo fracaso de la estrategia lopezobradorista para acabar con el derramamiento de sangre, la pérdida de vidas humanas y para -como dice López- sosegar al crimen organizado y devolverle la paz y la tranquilidad a los mexicanos.
Hace 10 días, en Pinos, el general Silvestre Urzúa Padilla, jefe de la Guardia Nacional en Zacatecas, fue asesinado después de un operativo en la que se detuvieron as policías municipales involucrados en secuestros y extorsiones.
El viernes pasado, una patrulla de la policía de Valparaíso fue asaltada y dos elementos ejecutados. El sábado, en Guadalupe, el juez de control Roberto Elías fue acribillado y asesinado. El domingo, los reos de la cárcel de Cieneguillas -la más grande del estado- se amotinaron con intención de provocar una fuga. Paralelamente todas las carreteras de acceso y salida de Zacatecas: A Torreón, Saltillo, Durango, Jalisco, San Luis Potosí y Aguascalientes, fueron vandalizadas, incendiaron una caseta de peaje; prendieron fuego a vehículos y tráileres robados, colocaron ponchallantas y despojaron de sus vehículos a muchas familias.
Zacatecas vivió una noche de terror.
Y López, al día siguiente, salió conque es culpa del neoliberalismo del pasado, que se avanza en la estrategia, pero se necesita hacer más. ¿Hacer más? ¿Pues qué han hecho? A no ser, como los monos sabios: no ver, no oír y no decir.
La verdad es la verdad
y no admite otros datos