Revirada de AMLO
Freddy Sánchez jueves 1, Dic 2022Precios y desprecios
Freddy Sánchez
“No se pudo, sí se pudo o vamos a ver si se puede”…
Tres opciones a la mano de Morena y sus aliados y la oposición en México, con respecto a la lucha por la reforma electoral que los ha confrontado.
Y que por lo pronto, tuvo como resultado inmediato obligar al gobierno de Andrés Manuel a recular y posponer la discusión en la Cámara de Diputados acerca de la viabilidad o no de una legislación constitucional que permita la realización de los cambios legales en materia electoral, exactamente como los quiere el Presidente.
Una cuestión que no solamente ha dado lugar al fortalecimiento de la unión del bloque opositor (declarado abiertamente como no partidario de aprobar la reforma electoral en los términos propuestos por el ejecutivo), sino al surgimiento de una corriente opositora dentro de Morena y sus aliados que perciben el riesgo de verse afectados si ésta vez (como tantas veces), aprobaran una reforma del primer mandatario “sin cambiarle ni un punto ni una coma”.
Cuál es la principal objeción en contra de lo que plantea Andrés Manuel, a fin de procesar una reforma que modifique las reglas del juego en los procesos electorales en nuestro país, según parece consiste en la reducción de cargos para legisladores y un nuevo criterio sobre el manejo de los plurinominales.
El Partido Verde y el del Trabajo, ni tardos ni perezosos, advirtieron el riesgo de que un cambio a las normas electorales, justo a la medida de lo que se propone el Presidente, implicaría el riesgo no sólo de perder posiciones de representación popular, sino que también podría significar “su desaparición” o reducción a una mínima presencia como actores políticos con posibilidades de decidir en asuntos de interés primordial para el gobierno en turno.
Que el INE funcione con márgenes aceptables de error y se minimicen riesgos de manejos a modo de ciertos intereses partidistas en juego, obviamente que les debe importar a todos los representantes partidistas tratar de cuidar, aunque aparentemente sin que le preocupe mucho que los equilibrios del poder sean menos parejos si los favorecidos pudieran ser los que logren un cambio legal en ese sentido.
De ahí que sería una ingenuidad dar por sentado que en la lucha por la reforma electoral, cada uno de los que buscan quedar bien con el presidente López Obrador y aquellos que lo confrontan, antes que nada y por encima de todo han puesto su interés en salvaguardar la democracia y garantizar al máximo la transparencia y limpieza en futuras elecciones en nuestro país.
Y es que demócratas, lo que se dice demócratas, quizás a los señores dedicados a la política en este país, se les podría contar con los dedos de una mano. Porque de no ser así, en vez de largas discusiones sobre los caprichos de unos y de otros que suelen influir en la disposición de legislar, lo que estaríamos viendo es una suma de acuerdos que indiscutiblemente y a la vista de todos, permitan estar seguros de que lo que se propone tiene como único fin consolidar la vida democrática en México.
Y por esa razón trabajar en común para facilitar un terreno parejo para las competencias electorales, elegir árbitros electorales fuera de toda duda sobre su imparcialidad y rectitud, evitar intromisiones de grupos de poder para saciar sus intereses y por lo mismo tener a consejeros, magistrados y ministros, comprometidos con la legalidad y el servicio a la sociedad sin tener porque estar cuidado sus actos y resoluciones para no molestar a los que detentan el poder.
Uno podría observar, sin la más mínima duda, que se está tratando de promover con la reforma electoral. Al contrario, de igual manera que los opositores, ven un afán tendencioso y a su conveniencia en los cambios que propone el Presidente, podría pensarse exactamente lo mismo de los que sugieren y defienden su opositores.
Así las cosas, es de desear que los cambios que se lleguen a hacer, si no son los ideales para reforzar la democracia que por lo menos no se conviertan en un atentado en su contra. Y en ese tenor hay que esperar la revirada de AMLO.