El siglo de las luces
¬ Humberto Matalí Hernández lunes 6, Feb 2012Al son de las fábulas
Humberto Matalí Hernández
“Su llanto era como la queja
de una persona moribunda…”
Alejo Carpentier “El siglo de las luces.”
Al ser destruida por un terremoto, Puerto Príncipe, capital de Haití, se agiganta la novela histórica “El siglo de las luces”, de Alejo Carpentier, con la presencia del personaje real Víctor Hughes, enviado por Robespierre para liberar a Las Antillas bajo los ideales de la Revolución Francesa, entre ellas a la isla de Guadalupe y Saint-Domingue, que sería Haití y Cayene, (Guyana Francesa) ocupada por el imperio británico.
El escritor cubano Alejo Carpentier (1904-1980), es para muchos el creador del “boom” literario de América Latina, significado por el “realismo mágico” o “lo real maravilloso,” aunque hay otra corriente que lo atribuye al guatemalteco y Premio Nobel de Literatura en 1967, Miguel Ángel Asturias (1899-1974). Pero es sin duda Carpentier el que lanza el manifiesto, en el prólogo de otra novela “El reino de este mundo”, sobre la lucha independentista de Haití. En ella, Alejo Carpentier define la corriente latinoamericana de “lo real maravilloso,” otros lo consideran “el realismo mágico”, que encontró en el “boom” latinoamericano a toda la gama de escritores que van de Borges a García Márquez, pasando por Carlos Fuentes, Julio Cortázar y otros muchos, que aún influyen en el desarrollo de la literatura latinoamericana. Son los responsables de la renovación de la literatura latinoamericana en la segunda mitad del siglo XX, para impactar en todo el mundo, con la consecuencia de que abundaron los escritores que adaptaron a su cultura y obras ese concepto.
“El siglo de las luces” es una novela histórica situada en el siglo VXIII, sobre Victor Hughes, un amigo de Robespierre enviado, bajo el disfraz de comerciante, a difundir las ideas libertarias de la Revolución Francesa en Las Antillas, principalmente en la Isla Guadalupe, ocupada por el ejército británico.
Como en casi toda la obra de Carpentier, la música y los instrumentos musicales tienen gran importancia. Un buen ejemplo en ese sentido es la novela “La consagración de la primavera”, que transcurre de la Guerra Civil española a la Revolución Cubana encabezada por Fidel Castro, con un enorme fondo musical, donde la obra de Igor Stravinsky es un “let motiv” permanente y circular. Otra sería la admirable estructura rebuscada como el churrigueresco de “Concierto Barroco.”
Durante las décadas de los sesenta y setenta, Alejo Carpentier fue un candidato al Premio Nobel de Literatura, pero la Academia Nobel perdió la oportunidad de adornarse con tan gran literato al politizar el reconocimiento por las ideas socialistas y ser representante diplomático y colaborador como subdirector de Cultura del régimen castrista. Dos veces cercanas realizaron el mismo error con escritores latinoamericanos. Uno con Jorge Luis Borges por apoyar a las juntas militares y con Carpentier por ser hombre de izquierda, tal parece que quiere que los escritores sean oficiosos, oficialistas o simples seres sin compromiso político. Otro motivo puede ser un racismo sueco-europeo contra los escritores del subdesarrollo y latinoamericano. Por cierto, Carpentier recibió el Premio Cervantes otorgado por el gobierno de España y es considerado el mayor reconocimiento a un autor en lengua castellana. Lo han recibido, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Sergio Pitol y este año se otorgó a José Emilio Pacheco. Además de Carpentier otros cubanos reconocidos con el Cervantes son Dulce María Loynaz y Guillermo Cabrera Infante. Además, hay un gran número de autores latinoamericanos desde Jorge Luis Borges a Mario Vargas Llosa, Ernesto Sábato, Juan Gelman y Álvaro Mutis, entre otros grandes de la literatura. Hay que resaltar el localismo de los españoles, ya que gran parte de los premiados son de España, la mayoría incuestionables como Rafael Alberti o Camilo José Cela. Entre todos falta Julio Cortázar y Juan Rulfo.
Respecto a “El siglo de las luces” las vicisitudes de Victor Hughes, personaje histórico impulsor de las luchas libertarias francesas. Recurre al engaño, la intriga y difunde las ideas, para impulsar la independencia en Las Antillas. Desde Cuba a La Española y Guadalupe.
Asombrosa contraparte es el filme “Quemada”, de Gino Pontecorvo, con Marlon Brando, que en los setentas, cuando aún existían deseos independentistas y anticolonialistas, denunció la intervención de las naciones imperiales para destruir, corromper o asesinar a los líderes de izquierda. Pontecorvo ubica el guión en una isla caribeña en el siglo XVIII, pero las circunstancias son actuales, tanto como o más, como lo fueron en el año de la filmación de la película y son circunstancias que permanecen en plena época de la globalización y el tecnócrata libre mercado. Ahora, en lugar de los imperios europeos o el imperialismo yanqui, son los grandes grupos y comercios los que explotan y saquean a las naciones de las naciones débiles y a los seres humanos en todo el mundo.
En eso hay un encuentro entre “El siglo de las luces” y la película “Quemada” siguen con la misma actualidad y vigencia. En medio siglo no mejoró el trato humano y el desarrollo social. El reciente terremoto mostró las miserias de Haití.