Mexicanos, “dolor de cabeza” para organizadores de las copas
Deportes lunes 21, Nov 2022
Qatar quizá sea una de las sedes con mayores prohibiciones en la historia de los mundiales de futbol de la historia, por ello, y para evitar “papelazos” de los cerca de 100 mil mexicanos que asistirán al país árabe, el gobierno federal desplegó una estrategia sin precedentes.
Y es que la historia de algunos aficionados mexicanos, que por la emoción exceden sus actuaciones en el extrenjero, han hecho que queden en la memoria momentos incómodos.
Por ejemplo, quizá uno de los momentos más vergonzantes fue el de Rodrigo Rafael Ortega durante la Copa del Mundo de Francia 1998, quien en estado de ebriedad apagó con su orina la Llama Eterna, un monumento creado para honrar la memoria de los combatientes de la Primera Guerra Mundial y que se encuentra enmarcada en el Arco del Triunfo, en París, y que permanecía prendida desde 1921.
En el Mundial de Corea y Japón en 2002, un mexicano, quien también se encontraba en estado de ebriedad accionó la palanca de emergencia de uno de los trenes bala del país nipón y que tuvo que frenar por primera vez en toda su historia. Esta actuación provocó la movilización de los cuerpos de emergencia. El connacional tuvo que pagar una multa económica, pero no trascendió a mayores el desfiguro.
La lista sigue, en el Mundial de Sudáfrica de 2010, un connacional fue arrestado por la Policía luego de colocar en una estatua en honor al líder Nelson Mandela un sombrero de charro. Las autoridades sudafricanas consideraron el hecho como un insulto nacional y lo multaron. En Brasil 2014, la Policía arrestó a José Díaz Barajas, quien tenía una ficha por parte de Estados Unidos por narcotráfico, y que se alistaba a ver, junto a su familia, el partido entre México y Brasil.
En tanto, Jorge Alberto López Amores, hijo del procurador de Justicia de Chiapas, fue nota por haber saltado del piso 15 de un crucero en estado de ebriedad. Su cuerpo nunca fue encontrado por las autoridades marítimas brasileñas.