La manifestación de Estado
¬ José Antonio López Sosa viernes 18, Nov 2022Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Cancún.— Lo que está convocando el Presidente de la República para el próximo 27 de noviembre, esa suerte de marcha y manifestación, es, a todas luces, parte de la libre manifestación de ideas a la que todo ciudadano tiene derecho, de acuerdo a la Constitución Política.
Ahora bien, por lo general, las marchas y manifestaciones son para protestar por algo o para dejar en claro una postura frente a una desatención del ámbito público o privado, por lo tanto, el hecho que un Presidente convoque a una movilización de esta naturaleza sin una razón que defender su propia visión de Estado, representa la antítesis de la naturaleza de una movilización, marcha o manifestación.
Claramente, el Presidente pretende mostrar un músculo callejero, una vez que se subió “al ring” -una vez más- frente a la manifestación en defensa del INE que se llevó a cabo el domingo pasado. Una forma de gobernar como la del presidente López Obrador, —reales o ficticios— para subsistir, para seguir con una lucha —o lo que ello signifique— contra quien él considera, está contra su reestructura de Estado.
Me parece muy poco serio, en términos democráticos, el convocar a manifestaciones o marchas de Estado, tal como ocurre en regímenes con democracias simuladas como Venezuela o Cuba. No pretendo comparar los gobiernos ni asegurar bajo ninguna circunstancia que nuestra realidad es siquiera parecida al régimen de Maduro o de Díaz-Canel, eso es también propaganda barata de la oposición a López Obrador, sin embargo sí debemos destacar que en esos gobiernos, se recurre frecuentemente a estas manifestaciones de Estado, de forma francamente patética.
El Presidente tiene la tribuna más viral del país, la conferencia de prensa mañanera, y que aún quiera sumar una manifestación en la que él participará, es demasiado egocentrismo.
¿Cuál es el objetivo de la manifestación? ¿Frente a qué protesta?, preguntas sin respuesta. No abaratemos más nuestra democracia, menos aún desde la institución presidencial.