Culto a la personalidad
Alberto Vieyra G. viernes 18, Nov 2022De pe a pa
Alberto Vieyra G.
El culto a la personalidad es una ponzoñosa herramienta de manipulación política para mantenerse en el poder aparejado con la mentira, la simulación y el populismo. A los politicastros les fascina que la gente los equipare con dioses, que son la pureza democrática andando, que son impolutos y que su ausencia hará que mueran las democracias. Así lograron mantenerse en el poder durante décadas, Joseph Stalin y Mussolini.
El culto a la personalidad divide a los pueblos, como hoy ocurre con Jair Bolsonaro, en Brasil; con un Donald Trump, en Estados Unidos; y con AMLO, en México. En los 3 casos esos gobernantes populistas han partido en dos a sus sociedades y, por ende, se la han partido a sus naciones.
Las tumultuosas marchas del pasado domingo, en defensa del INE y sin un liderazgo visible, demostraron un enorme músculo en un sector de la población con el cual le picaron la cresta a un narcisista López Obrador quien, con su ego herido, ya anunció que para el próximo 27 de noviembre encabezará la marcha desde El Ángel de la Independencia al Zócalo de la Ciudad de México.
No hace falta ser adivinos ni expertos en cuestiones políticas, pero es lógico que, si AMLO convoca desde el poder a esa multitudinaria marcha, lo hará cobijado por su partido Morena que se convertirá en una especie de colchón salvavidas como en tiempos del viejo PRI, cuando los Presidentes resultaban heridos en su ego o que andaban arrastrando la cobija en materia de popularidad. Lógico, que el acarreo será fenomenal al más puro estilo del viejo PRI.
“Vamos a ver quién la hace más grande”, responde AMLO en lo que, sin duda, resultará la marcha de la revancha y la venganza con la otra parte de la sociedad partida por él.
Obviamente que AMLO movilizará a miles de acarreados para endulzarles los oídos dizque con una perorata de tacos de lengua sobre lo que él llama su cuarto año de desgobierno.
AMLO quiere atiborrar el Zócalo para vendernos la idea de que concentró a medio millón, un millón o dos millones de piochas, pero no debemos tragarnos ese cuento porque la Plaza de la Constitución tiene poquito más de 47 mil metros cuadrados y los estudios científicos realizados desde 1988 a la fecha nos dicen que, por cada metro cuadrado, solamente caben 4 personas, por lo que ni multiplicándoles por dos o por cuatro los pies, se puede lograr engañar al respetable con más de 130 mil almas.
La cuestión es que AMLO anda con el ego herido porque su reforma electoral está también herida de muerte y él lo sabe. Por ello habla de un “plan B”, pero resulta que su “plan B” sirve para dos cosas: Para nada y para lo mismo, porque la reducción de diputados y senadores solamente se puede llevar a cabo reformando la Constitución con las tre4es cuartas partes del Congreso, igual que la reducción de consejeros del INE y si ese “plan B” se concretará a la reducción de presupuesto para el INE; así que resulta ociosa una reforma a la ley secundaria del INE, pues para ello tiene la facultad de mocharle el presupuesto en la Ley de Egresos de la federación.
¿Qué quiere entonces AMLO? Bueno, pues que su ley secundaria al Cofipe corra la misma suerte que la reforma a la ley eléctrica, es decir que vaya a la Corte para sea declarada inconstitucional.
Sin embargo, el tema se convierte en un poderoso distractor para que la opinión pública esté en la lela de los asuntos que no son torales en México como la imparable criminalidad, el desastre de salud, la educación y una economía desastrosa con una desbocada inflación que ha disparado la carestía de la vida y que podría despertar al México bronco. ¡Aunque usted no lo crea!