Urge un “plan B” contra el hartazgo social
¬ Luis Ángel García viernes 18, Nov 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Les tomaron las calles, se apoderó la sociedad civil de lo que parecía patrimonio exclusivo de la 4T. Paseo de la Reforma no se veía a reventar de gente desde la marcha ciudadana por la paz y contra el gobierno capitalino de Andrés Manuel López Obrador por la inseguridad en 2004. Miles de mexicanos hicieron suya la principal avenida de la CDMX, manifestación pacífica y ordenada en apoyo al INE, rehén ahora hasta de intentonas reeleccionistas, el cual corre el riesgo de ser convertido en un remedo de la Comisión Federal Electoral, apéndice de la Secretaría de Gobernación que organizaba y manipulaba los comicios durante el priato.
De prosperar la reforma electoral de la 4T, habría un retroceso de más de cuarenta años en la vida democrática del país, regresaría el control absoluto del partido en el poder y el recuento de votos daría siempre el triunfo a los candidatos oficiales, habría gobiernos de carro completo. Un INE “carnal”, un árbitro electoral a modo despertaría la ambición reeleccionista de este y futuros mandatarios. Es un secreto a voces el deseo presidencial -ante la flacura de su caballada o de sus “corcholatas”-, de mantenerse en el cargo dos años más para consolidar su proyecto político o cristalizar la propuesta morenista de reducir el periodo del Ejecutivo a cuatro años con la posibilidad de una reelección. En cualquiera de los casos, los de la 4T estarían ocho años en el poder.
Pero la gente dijo ¡Basta!, no sólo al atentado contra el órgano constitucional autónomo, sino al proyecto político de la 4T. Los manifestantes – disímiles, de todos los estratos sociales, sin filiación partidista-, exigieron, como una sola voz, la garantía de elecciones libres, respeto al actual régimen legal y al voto, porque por el desencanto social, el electorado busca de nueva cuenta la alternancia en el gobierno, y así como por hartazgo sacó al PRI de Los Pinos, lo mismo puede sacar de Palacio Nacional a Morena. Mucha de la gente que sufragó por la 4T en el 2018 creyeron que habría un país más justo, más equitativo y se equivocaron; no quieren repetir la experiencia amarga de hace cuatro años y buscan otra opción, pero temen que la reforma pretendida por el gobierno haga que se perpetúe el proyecto político del Presidente y eso no lo permitirán. La gente está desilusionada y expresa su rechazo a la 4T, el humor social no está con ellos. No es menor el asunto. Han sido cuatro años sin crecimiento económico; más pobreza, hay cuatro millones de mexicanos en esa condición; un sistema de salud colapsado, al que le suman, con calzador, a la población que atendían eficientemente el Seguro Popular; tampoco se cuenta con un esquema educativo de excelencia académica y si la deserción de millón y medio de estudiantes. Mucho ha quedado a deber la 4T.
La marcha tuvo muchos pequeños triunfos, acusó recibo el gobierno federal y también el capitalino, hay preocupación en ellos. La salida espontánea de miles y miles a la calle se traduce no sólo en la defensa a una institución electoral, sino reprobar a todo un gobierno, demostrarle sin maquillaje su rechazo, su desencanto. Eso tiene preocupadas a las autoridades de la 4T, y con el rejón clavado, busca fórmulas propagandísticas para disimular sus lamentos.
Por eso organizan una megamarcha para no parecer perdedores, quieren demostrar músculo y decir fuimos muchos más que ustedes, con la diferencia de que llenarán las calles con acarreados, con una logística que nos costará a los contribuyentes traslados, comida y su lanita por el día invertido. Urge a la 4T un “plan B”, pero no fallido como el anunciado por el presidente ante la moribunda reforma electoral que propuso para modificar al INE, sino para contrarrestar el hartazgo social.