Lejos de consignas partidistas, los ciudadanos marchamos en defensa del INE
Miguel Ángel Rivera lunes 14, Nov 2022Clase Política
Miguel Ángel Rivera
“Estamos aquí reunidos con un solo objetivo claro y trascendente: Defender el sistema electoral que varias generaciones de mexicanos construyeron, que ha permitido la convivencia y competencia de la pluralidad y la estabilidad políticas, la trasmisión pacífica de los poderes públicos y la ampliación de las libertades”.
Así inició José Woldenberg el discurso con el cual culminaron la marcha por la avenida Paseo de la Reforma y el mitin realizado en la plaza coronada por el Monumento a la Revolución, en donde participamos decenas de miles de personas que nos oponemos a la reforma electoral que, como destacó el que fuera primer presidente del Instituto Federal Electoral (IFE, ahora INE) es impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador con la pretensión de devolverle al gobierno federal el control sobre los procesos electorales de todo el país.
Es cierto, el actual sistema electoral del país es costoso, pero esa inversión y el esfuerzo de muchos mexicanos durante largos años fue necesario para tener la seguridad de que nuestro voto vale y que todos los votos se cuentan por igual.
Eso es lo que no quieren el presidente López Obrador ni sus seguidores. Lo que desean es volver al pasado, cuando el gobierno en turno organizaba los comicios, ponía los candidatos (hasta los de la supuesta oposición) y designaba a las autoridades que decidían quién era el ganador.
Si lanzaron a la basura cientos de miles de millones de pesos al cancelar una obra que estaba destinada a solucionar graves problemas y a ser orgullo para los mexicanos (el aeropuerto en Texcoco reemplazado por el inútil AIFA), no les genera ningún remordimiento la posibilidad de derrumbar un sistema que ha logrado reconocimiento internacional y que, entre otros logros, nos proporciona una identificación universalmente aceptada, mientras que el gobierno federal, desde hace mucho sexenios, no ha podido elaborar una cédula de identidad para todos los mexicanos. Esto incluye a la llamada Cuarta Transformación que desde su arranque ofreció concluir ese programa, pero en vez de hacer un nuevo listado intentó apoderarse de los expedientes resguardados por el IFE-INE por intermedio de su filial el Registro Federal de Electores.
“México no puede ni debe trasladar el padrón electoral a otra institución porque el INE ha cumplido con creces en la elaboración de un listado confiable, cuyas credenciales se han convertido de facto en cédulas de identidad ciudadana”, comentó Woldenberg, al respecto.
“Como país fuimos capaces de edificar una germinal democracia. Dejamos atrás el país de un solo partido, de un presidencialismo opresivo, de elecciones sin competencia ni opciones auténticas, de poderes constitucionales que funcionaban como apéndices del Ejecutivo, de medios de comunicación mayoritariamente oficialistas, para abrirle paso a la expresión y recreación de la diversidad política, a elecciones libres, disputadas y creíbles, a Congresos plurales, gobiernos de diferente orientación, pesos y contrapesos en el entramado estatal y sin duda una espiral virtuosa que amplió el ejercicio de las libertades”.
Así lo explicó Woldenberg en su discurso, un valioso documento que debe ser leído con mucho detenimiento porque el destacado académico no tiene entre sus cualidades la de ser un orador que conmueva a la audiencia.
Si hubo grandes coros fue porque todos los allí reunidos, en las calles de la capital del país, pero también en decenas de ciudades del resto de la República, no fue por seguir ciegamente a un líder o guía, sino que marcharon y gritaron por convencimiento: “¡no somos acarreados!”, fue uno de los lemas que más se corearon, mientras se mostraban pancartas elaboradas por quienes las portaban.
“Estamos aquí, ciudadanos de muy diferentes orientaciones políticas y extracciones sociales, militantes de partidos, integrantes de organizaciones sociales y personas sin filiación política que deseamos que México sea la casa que nos cobije a todos”, destacó el ex presidente del IFE, el primero que declaró triunfador a un candidato de oposición, Vicente Fox, que fue uno de los miles de manifestantes.
“Estamos aquí ejerciendo nuestros derechos. El derecho a manifestarnos, a opinar, a reunirnos de manera pacífica para expresar nuestras preocupaciones y aspiraciones. Somos parte de una marea de opinión que aprecia y defiende la democracia”, recalcó Woldenberg, quien luego recordó:
“Ocho reformas se llevaron a cabo entre 1977 y 2014 y los resultados están a la vista. Fue necesario edificar autoridades electorales autónomas, tribunales capaces de desahogar la aguda conflictividad, construir condiciones equitativas de la competencia, puertas de entrada y salida para las distintas corrientes políticas que cristalizaron en partidos, y de manera paulatina pero sistemática nos acostumbramos a la diversidad, a las contiendas competidas, a las alternancias en los ejecutivos, a los congresos plurales y a los mecanismos de diálogo, negociación y acuerdo que los mismos reclamaban.
“Quiero llamar su atención sobre un solo hecho: La alternancia constitucional y pacífica (subrayo, pacífica) del poder presidencial ocurrió, por primera vez en México, gracias a ese proceso democratizador. En casi doscientos años de vida independiente, nuestro país nunca lo había logrado.
“Esa democracia se construyó con el trabajo de millones, de varias generaciones de mexicanos y mexicanas, cuyo edificio culminante fue el del Instituto Nacional Electoral. Ese gran cambio histórico no puede ser explicado sin la existencia de nuestro sistema electoral”, dijo el único orador, al tiempo que resoban los gritos que reclamaban: “¡El INE no se toca!”, “¡el INE no se toca!”.
El reclamo, cabe precisar, también incluye al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y a los órganos electorales de los estados, los denominados OPLES, pero esos títulos y siglas no son fáciles de convertir en lemas para coros.
El mandato es también para los legisladores
“Hacemos un llamado a todos los grupos parlamentarios —sí, a todos— sin exclusiones ni excepciones, los que conforman las Cámaras del Congreso federal y de los 32 Congresos en las entidades, a que defiendan lo edificado en materia democrática y no conduzcan a nuestro país a una etapa venturosamente superada: la del autoritarismo que se auxiliaba de autoridades electorales a modo.
“El día de hoy refrendamos nuestro profundo compromiso con la democracia y por ello defendemos un sistema electoral que nos cobija a todos y que permite la coexistencia de la diversidad y la substitución de los gobiernos por vías pacíficas y participativas. Ese es el México que queremos: un México para todos, un México cuya diversidad cuente con un formato para su convivencia y competencia.
“Por ello decimos:
“No a la destrucción del INE.
“No a la destrucción de los institutos locales.
“No a la destrucción de los tribunales locales.
“No a la pretensión de alinear a los órganos electorales a la voluntad del gobierno.
“No al autoritarismo.
“Sí a la democracia.
“Sí a un México democrático”.
Como remate: ¿12,000?, ja, ja, ja. Martí Batres debe volver (si alguna vez fue) a la primaria.
Esto viene al caso porque los organizadores y participantes en la marcha por la capital del país estimaron entre cien y doscientos mil el número de manifestantes.
Por el contrario, el ahora secretario general del Gobierno de la CDMX, Martí Batres Guadarrama, dijo que el total de manifestantes fue de entre 19 y 12 mil.
“Desde el Centro de Monitoreo dimos seguimiento a la movilización de hoy contra la reforma electoral. Asistieron entre 10 mil y 12 mil personas. Se reporta saldo blanco”, informó Batres desde su cuenta @martibatres.
La Iglesia Católica mexicana, que ya había expresado su desacuerdo con la reforma que pretende imponer el gobierno del presidente López Obrador, reafirmó su posición en el editorial de su órgano informativo Desde la Fe: “Nada justifica la campaña difamatoria en contra del INE, ni tampoco se comprende la iniciativa de Reforma Constitucional en Materia Electoral que ha promovido el Ejecutivo, mediante la cual pretende debilitar su autonomía y cambiar su estructura, poniendo en riesgo nuestra incipiente democracia y las libertades que hemos conquistado como nación mexicana”.