La seguridad pública y las cifras alegres
¬ Luis Ángel García viernes 11, Nov 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
La 4T sabe que su gran fracaso será no cumplirle a los ciudadanos con márgenes aceptables de seguridad, en gran medida porque no cuenta con una estrategia integral de Estado para preservar la vida y el patrimonio de los mexicanos. A la incidencia delictiva se suma la percepción de inseguridad, sentimiento que potencializa el miedo de la sociedad a ser víctima de la delincuencia, y como diría el “Mago” Septién: “Contra la base por bolas, no hay defensa”.
Desde 2011, el Inegi mide esa percepción y el mexicano siempre se sintió inseguro. La sensación de inseguridad no baja de 66.6 por ciento y su pico más alto se situó en 79.4 por ciento. Difícilmente, este gobierno podrá reducir los niveles históricos y, si no es que empeoran las cifras, siete de cada diez mexicanos se sentirán inseguros en su localidad.
Diversas son las causas que alientan la percepción de inseguridad. Desde luego están las cifras reales, no se puede vivir con tranquilidad en un país que registra el número más alto de homicidios dolosos desde hace 40 años, donde se incrementa el robo en todas sus modalidades, especialmente a transeúntes, en el transporte público y en los cajeros automáticos. Tampoco se siente la gente segura cuando vive una espiral de violencia provocada por el crimen organizado o la violencia intrafamiliar, acrecentada por el aislamiento social durante la pandemia. Las adicciones es otro fenómeno social que mueve a delinquir. Motivos sobran para sentirse inseguros.
En un esfuerzo desesperado por modificar la percepción de inseguridad, la 4T recurre a la exposición mediática de algunos triunfos en la CDMX —modelo que quiere exportar o tropicalizar en los estados de la República—, y a la manipulación de las cifras oficiales.
Es un error suponer que la capital de la República tiene márgenes aceptables de seguridad. La jefa de Gobierno ha querido vender la idea de que el titular de la SSC, nieto de militar e hijo de un político ligado a los órganos de seguridad del Estado, es el mejor secretario de Seguridad porque resuelve muchos casos que preocupan a la opinión pública. Cierto, la detención de delincuentes que cometen ilícitos que agravian a la sociedad, abona a evitar la impunidad, pero no reduce la incidencia delictiva, finalmente el crimen ya se cometió. Qué bueno que el jefe policiaco sea un excelente investigador, pero esa no es la función del titular de la policía preventiva, cuya misión es precisamente que no se cometan los delitos, y en eso ha quedado a deber mucho a los capitalinos. La ciudad más limpia no es la que tiene más camiones recolectores, sino la que tira menos basura; lo mismo ocurre con la inseguridad, la ciudad más segura no es la que tiene más policías o detiene más delincuentes, sino donde se cometen menos ilícitos. Para eso son las policías preventivas, para inhibir los crímenes.
Por eso recurren a la manipulación de las cifras. Mes con mes se afanan en presentar resultados e incluso hablan de una reducción de la incidencia delictiva. Lo que no dicen a la población es que comparan períodos distintos a su conveniencia. Si octubre es muy violento, buscan un mes o año, donde haya estadísticamente más ilícitos, o comparan un marzo contra febrero, que tiene menos días, y así se la llevan, acomodando los números para hacer sentir más seguros a los mexicanos. Eso da resultado no por números, sino cuando se da a la gente condicionantes que inciden en su percepción, como el alumbrado público en zonas con exceso de eventos delictivos, donde la iluminación ayuda a inhibir el delito. También las sanciones por faltas administrativas coadyuvan a la disminución de los injustos penales. Si se evita el consumo de alcohol y drogas en la vía pública, la gente se siente más segura, ya que esas conductas las asocia a la comisión de delitos. Pero los gobiernos prefieren la exposición mediática y el engaño estadístico. Así no se mejora la percepción.