Felipe Calderón, genocida
Francisco Rodríguez lunes 7, Nov 2022Índice político
Francisco Rodríguez
- Denunciado desde 2011
- Mismos delitos que EPN y AMLO
Una caterva de bobalicones, defraudadores y hasta genocidas se han sentado en la Silla del Águila durante los últimos 22 años… y aún desde mucho antes, si usted me apura.
Aguantador como ningún otro, el mexicano de la calle los ha tolerado y a lo más que ha llegado es hacer chistes y más recientemente memes que sólo sirven para un desahogo catártico en las cafeterías y en las sobremesas familiares.
Hasta ahí.
Nada más.
Todos han dejado el poder sin sufrir consecuencia alguna por sus crímenes y, en la mayoría de los casos, han decidido salir del país a radicar en países en los que invierten cantidades mínimas en relación a lo despojado a los mexicanos para adquirir visas doradas, de privilegio o hasta nacionalidades de las naciones en las que se esconden como ratas a las que persigue un imaginario gato.
Dejaron ya de vivir a salto de mata, como Carlos Salinas que a ratos residía en La Habana, otros en Dublín, Nueva York…
… O escondidos, sin sacar la cabeza, como Enrique Peña, quien, por ejemplo, tuvo que celebrar hace un par de semanas, casi casi en la clandestinidad, los esponsales de la mayor de sus hijas en las goteras de Madrid.
En 2011, empero, muchos pensamos que sí había una luz al final del túnel de la impunidad con la que han sobrevivido los últimos ex presidentes mexicanos.
El espurio Calderón, ¿sin castigo?
En noviembre del 2011, un grupo de abogados mexicanos, encabezados por Netzaí Sandoval, interpuso una demanda ante la Corte Penal Internacional, en La Haya, por delitos de lesa humanidad cometidos por Felipe de Jesús Calderón Hinojosa y su gabinete de seguridad (sic), ocurridos después de que el moreliano declarara la “guerra contra el narcotráfico”.
Ensoberbecido, gracias al respaldo recibido en dólares efectivos por los magnates texanos y por la recomendación interesada del embajador Jeffrey Davidow, Calderón se sintió machín y desató una feroz masacre, más sanguinaria que las grandes batallas de la Revolución iniciada en 1910.
La población lo recuerda encasquetado en uniforme militar, que obviamente le quedaba guango, con cinco estrellas mal pegadas, acompañado de los capitostes de las fuerzas armadas del Ejército y la Marina, convocando a una guerra inopinada y anticlimática, sin planeación ni objetivos benéficos para nadie, excepto para justificar a sus valedores gabachos… y para apagar cualquier fuego que pudiese surgir tras su ocupación militar de Los Pinos en calidad de Presidente espurio.
La Corte Penal Internacional, a prueba
Sandoval y su grupo documentaron 470 casos de torturas, desplazamientos, desapariciones forzadas y reclutamiento de menores, que “llevó a México a una crisis humanitaria de asesinatos generalizados, con un saldo de decenas de miles de muertos”, explicó en aquel momento el abogado en entrevista con Radio Netherland Worldwide.
Los abogados, respaldados por 23 mil firmas, responsabilizaron directamente al Estado mexicano por la ejecución de crímenes de lesa humanidad, así como al Ejército por violaciones sexuales, esclavización de migrantes indocumentados por funcionarios, en colaboración con la delincuencia organizada.
Personajes de la actualidad mexicana presentaron la demanda, ante la imposibilidad de que se juzgara aquí a Calderón que —“haiga sido como haiga sido”— mantenía una ocupación militar de la Presidencia de la República, dado que las autoridades judiciales carecían de autonomía y el fuero militar impide juzgar crímenes cometidos por el Ejército nacional.
Firmaron el documento, Edgardo Buscaglia, John Ackerman, los caricaturistas de La Jornada, Rafael Barajas, Antonio Helguera y José Hernández, el Grupo No Más Sangre y, entre otros, este escribidor.
Se puso a prueba la efectividad de la Corte, que hasta ese momento sólo se encargaba de enjuiciar a gobernantes de países africanos y no, como decía Agustín Barrios Gómez, de países como el nuestro, enclavados en África Latina.
El juicio contra Calderón sigue abierto
Con la excepción del líder serbio Slobodan Milosevic, sólo pasaban a la báscula a los enemigos declarados de los países industrializados. Otro antecedente era con los sátrapas colombianos, donde ni abrieron la investigación, sólo colocaron al país “bajo observación formal”.
Tratándose de Calderón Hinojosa, considerado un “aliado funcional”, trataron de poner una prueba a la CPI de La Haya. Consideraban que, si era tratado siquiera como los colombianos, se habría avanzado demasiado en abrir el ostión.
Con conocimiento de causa, los convocantes consideraron que México “vive un estado de emergencia y atraviesa por la crisis más dramática de su historia… una impunidad estructural en la que únicamente el 12% de los delitos son denunciados y el 8% investigados”.
La petición de juicio al ex presidente de México continúa abierta y hasta el momento ha sido firmada en línea por cientos de miles de ciudadanos.
Calderón tiene el respaldo hipócrita de los gringos
El gobierno de Calderón —desafortunadamente, la petición fue hecha un año antes que dejara el poder el genocida— rechazó de manera categórica que la Estrategia Nacional de Seguridad (sic) no constituía un crimen internacional, que se apegaba al Estado de Derecho y su fin era llegar a los delincuentes ante la justicia. Ni la lengua se mordió.
La Secretaría de Relaciones Exteriores respondió así en un comunicado de seis puntos, que es un monumento a la inmundicia jurídica.
Cabe señalar que la Corte Penal Internacional de La Haya, establecida en 1998, se fijó como objetivo terminar con la impunidad de quienes han perpetrado los crímenes más graves de la comunidad internacional. Juzga la responsabilidad de las personas, no de los Estados.
El Principio de Complementariedad Positiva, su fundamento, sostiene que debe actuar después de que los tribunales del país involucrado no hayan podido o no hayan querido juzgar a los responsables. El gobierno de Felipe de Jesús Calderón en el poder, tenía el respaldo hipócrita de los Estados Unidos, que lo invistieron “haiga sido como haiga sido”.
Manto de impunidad en su pacto con Peña Nieto
Y efectivamente, resultó comprobado que Calderón Hinojosa era un “aliado funcional”, un títere de los grandes intereses de la delincuencia organizada, lo mismo que de la de cuello blanco, siempre dispuestas, ambas, a defender a sus palafreneros y lambiscones.
Gracias a eso hasta ahora ha podido salvar el pellejo. Además, gracias a los acuerdos a los que llegó con el grupo íntimo de Peña Nieto, con el que firmó un tácito pacto de no agresión: Calderón no revelaría las marrullerías en campaña del mexiquense, a cambio de la impunidad total, ofrecida por el peñato en todos los frentes abiertos por el moreliano (véase El Amasiato, libro del colega Álvaro Delgado).
Los “tolucos” tampoco se fueron limpios; deben muchas
Desafortunadamente para “tolucos” y “pachuquitas”, ellos podrán no correr la misma suerte. Demasiados avisos recibieron a partir de las masacres, desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales que han llevado a cabo apoyados por las fuerzas armadas en Ayotzinapa, Tlatlaya, Apatzingán, Tanhuato, Reynosa, Nochixtlán y muchísimos actos macabros más en todo el territorio.
Se resistieron demasiado a no aprobar los delitos de lesa humanidad y a no permitir el ingreso de los observadores internacionales, ni al país, menos a los tenebrosos cuarteles, donde la opinión pública juzgaba se encontraban los hornos crematorios del peñato.
Existe dolo, internacionalmente comprobado, para impedir la acción de la justicia ante la no tipificación de los delitos en el país y la resistencia a la observación de las organizaciones humanitarias, tribunales y organismos de derechos humanos, reconocidos por la comunidad global.
Y AMLO carece del apoyo de los “gabachos”
P’acabarla de rematar, la diplomacia exterior de la 4T ha sido tan fallida que, a estas alturas, no cuentan con el apoyo de la oligocracia estadounidense para capear la tormenta que se les viene encima.
No cuentan tampoco ni con los argumentos satíricos que condenaron a la familia de Caperucita a indemnizar al lobo feroz, “cuyo honor se vio mancillado por la conducta libidinosa y provocadora “ de la criatura fantasiosa de Charles Perrault.
Y lo peor para ellos: Está dado el señalamiento de la sociedad sobre complicidad con la delincuencia organizada, y sometimiento a sus socios mayores en el ajo, utilizando a las fuerzas armadas institucionales, para no dejar huella.
No tienen para dónde hacerse.
Cada vez es más y más posible que los ex presidentes dejen de ser impunes.
¡Ojalá!
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