Los consejeros de la CNDH descalifican a Rosario Piedra por pedir reforma del INE
Miguel Ángel Rivera miércoles 2, Nov 2022Clase Política
Miguel Ángel Rivera
La presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Rosario Piedra Ibarra, se esforzó por pagar el favor recibido de parte del presidente Andrés Manuel López Obrador y de la llamada Cuarta Transformación al nombrarla titular de ese organismo “autónomo”, a pesar de no cumplir todos los requisitos, pero su muestra de agradecimiento le resultó negativa y hasta le podría costar el cargo.
De manera sorpresiva, el viernes pasado, el Diario Oficial de la Federación (DOF) publicó una recomendación de la CNDH con una aparentemente demoledora crítica contra el Instituto Nacional Electoral (INE), con lo cual el organismo presidido por Piedra Ibarra de hecho daba su respaldo a la reforma electoral que promueve el presidente López Obrador, uno de cuyos puntos centrales consiste en la desaparición del organismo encargado de conducir las elecciones en México, al menos tal como funciona actualmente.
El organismo que se presume defensor de los derechos humanos avala la transformación del INE, por considerar que favorece “el mantenimiento de vicios que, por años, si no es que, por siglos, han manchado nuestros procesos electorales”.
En consecuencia, la CNDH solicita al Congreso de la Unión “llevar a cabo las acciones legislativas necesarias para efectuar las modificaciones que garanticen el derecho pleno a la democracia del pueblo mexicano, en el sentido de fortalecer nuestra democracia formal, pero también las iniciativas de democracia participativa; así como para garantizar un órgano realmente autónomo de cualquier poder, constituido o fáctico, legal o supralegal, que asegure la transparencia del proceso electoral y el recuento efectivo de votos, con plena certeza para la ciudadanía, que elimine por completo el control gubernamental y la prevalencia de los intereses partidistas, tal cual era la demanda de las víctimas de represión y violencia política por parte del Estado en el período 1951-1965”.
Esta nueva recomendación de la CNDH recuerda ilegalidades electorales ocurridas hace 57 y 71 años, los cuales se dieron en el marco de férreo control electoral a cargo del partido en el gobierno, entonces el PRI, al que ahora intenta reemplazar la llamada Cuarta Transformación.
Las consiguientes protestas de la oposición dieron lugar a la reforma electoral de 1977, que es el antecedente de los cambios que, en diversas fases, quitaron al gobierno el control de los comicios y lo traspasaron a un organismo autónomo, el antes IFE y ahora INE. Esto, además de que se creó un tribunal especial para asuntos electorales, el TEPJF, que también goza de independencia y cuyos fallos son inapelables.
Los partidos de oposición y numerosos especialistas en temas electorales advierten que esos avances quedarían anulados de aprobarse la iniciativa de cambios constitucionales que los legisladores oficialistas de Morena y sus satélites intentan aprobar toda prisa y que, ahora, recibe el respaldo de la CNDH presidida por la (¿ex?) militante de Morena, Rosario Piedra Ibarra, cuyo único mérito fue acompañar a su madre, la desaparecida luchadora social y primera mujer candidata a la Presidencia de la República, Rosario Ibarra de Piedra, en su peregrinar por todo el país en la búsqueda de su hijo Jesús, “desaparecido” durante las investigaciones del intento de secuestro y homicidio del empresario regiomontano Eugenio Garza Sada.
Bien recibida por la 4T, pero la CNDH
no tiene facultades en materia electoral
La CNDH de Rosario Piedra, acusada de ser omisa en asuntos que involucran violaciones flagrantes a los derechos humanos, como las protestas de las feministas y las quejas de los migrantes que cruzan territorio nacional, señaló que su mencionada recomendación en materia electoral responde a “una demanda que data de hace muchos años, y es una deuda histórica que ha llegado la hora de saldar”.
“El comportamiento a últimas fechas y el historial mismo del Instituto Nacional Electoral (INE), salvo reducidas excepciones, es el mismo historial del Instituto Federal Electoral (IFE) y de la otrora Comisión Federal Electoral (CFE). Órganos autónomos únicamente de nombre, instrumentos parciales, de sabotaje de la voluntad del pueblo, que sólo han servido para el mantenimiento de vicios que, por años, si no es que por siglos, han manchado nuestros procesos electorales”, expresa la CNDH.
La recomendación fue recibida seguramente con beneplácito en las filas del oficialismo, pero todos los especialistas independientes y, por supuesto la oposición, han expresado su rechazo a la posición del organismo encabezado por Piedra.
En respuesta, el INE lanzó un comunicado en el que precisa que los organismos de protección de los derechos humanos no son competentes tratándose de asuntos electorales y, en particular, precisó que la CNDH “tiene prohibición constitucional expresa para intervenir en temas de índole electoral”. En efecto, el artículo 102 constitucional, que norma la creación de los organismos defensores de los derechos humanos, establece: “Estos organismos no serán competentes tratándose de asuntos electorales y jurisdiccionales”.
Por otra parte, es de reconocer que hubo enojo de Piedra Ibarra y su equipo porque, en una conferencia, el presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello, al mencionar a los organismos antes autónomos, que ahora están bajo el control del gobierno federal, incluyó a la CNDH.
En las filas de este organismo las declaraciones del titular del INE fueron recibidos como “descalificatorios” y se acusó a Córdova de emprender una “guerra sucia”.
Pero las críticas del presidente del INE no cayeron en el vacío. También desde los partidos de oposición surgieron censuras contra la CNDH, especialmente por su “recomendación” sobre la reforma electoral.
Por ejemplo, la vicecoordinadora del PRD en la Cámara de Diputados, Elizabeth Pérez, indicó que la recomendación de la CNDH en contra del INE no sólo es violatoria de la Constitución sino también de la ley del organismo, ya que ambas establecen que no tiene competencia en asuntos electorales.
“Qué molesto es tener una institución como la Comisión Nacional de los Derechos Humanos que se había caracterizado por ser distante y autónoma en su toma de decisiones, que nos había quedado a deber incluso en algunas cosas, pero que no se había comportado de esta forma. Insisto, insensata, caradura, sinvergüenza, así es como tendríamos que catalogar a la hoy presidenta de la CNDH, que ha dejado muy mal el apellido que porta”, sostuvo la legisladora.
Si las críticas de la oposición no tienen impacto en las filas de la CNDH, es de tomar en cuenta que el propio Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) negó haber aprobado la recomendación 46/2022 en la que el organismo pide “la transformación del INE”.
Los siete integrantes de este consejo aclararon que, en abril de este año, votaron a favor de la recomendación general 46/2022 que contiene un recuento de hecho de 1951 y 1965 en materia de violaciones de derechos humanos y de democracia, participación y protesta social.
El Consejo Consultivo precisó que sus integrantes aprobaron también una recomendación que pide el compromiso del INE de ejercer y fomentar el desarrollo de la vida democrática, así como fortalecer el régimen de partidos políticos y principalmente asegurar a la ciudadanía el ejercicio de sus derechos político-electorales con un presupuesto austero y responsable, reduciendo privilegios y gastos onerosos injustificados.
Además, solicitaron al órgano electoral el compromiso de adoptar el desarrollo de la democracia participativa, así como promover y apoyar ejercicios de participación y consulta ciudadana.
Advirtieron: “En ningún momento se discutió o avaló lo que la CNDH interpreta ahora en su pronunciamiento que recomienda la transformación del INE.
En consecuencia, el Consejo Consultivo de la CNDH exigió por esto a Rosario Piedra Ibarra apegarse, cuando se refiera a las recomendaciones generales aprobadas por el Consejo Consultivo, estrictamente al lenguaje aprobado, sin interpretaciones políticas respecto de su contenido, respetando la literalidad de la recomendación, pues, de lo contrario, esta herramienta puede desvirtuarse y perder eficacia como mecanismo garante de los derechos humanos.