“Sospechosista” destrucción del INE
¬ Luis Ángel García miércoles 2, Nov 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
El Presidente no puede ocultar su animadversión contra el INE, a quien acusa de legitimar los fraudes electorales, sobre todo el que atribuye le cometieron en 2006, cuando perdió por una mínima diferencia contra Felipe Calderón. No perdona la actuación de Luis Carlos Ugalde, quien era entonces el árbitro electoral. Nunca pudo AMLO demostrar el supuesto fraude, pero no por ello dejó de desestabilizar a la CDMX, cuando bloqueó por un año Paseo de la Reforma, lo que obligó al cierre de miles de negocios que se quedaron sin clientes que evitaron cruzar por donde estaba el plantón; no sólo hubo negocios grandes que quebraron, también bajaron la cortina agencias de viaje que no podían ofrecer nada al turismo nacional o extranjero o cientos de negocios pequeños como tiendas y restaurantes que no tenían un sólo comprador o comensal.
Pero ese rencor infundado lo mantiene hasta nuestros días y ha encontrado en el actual presidente consejero Lorenzo Córdova a su villano favorito y lo responsabiliza ad perpetuam de su imposibilidad de acceder al poder hace 16 años, por ese supuesto robo que sufrió en las urnas, pero que no pudo acreditar. La verdad es que desde que se ciudadanizó el IFE, en 1994, se cerró técnicamente la posibilidad de hacer trampa. Es a todas luces una venganza política -aunque lo niegue el inquilino de Palacio Nacional-, por esa herida que no cicatriza. Pero no sólo es destruir la estructura electoral constitucional y autónoma, sino crear de nueva cuenta un andamiaje setentero para que sea el gobierno quien controle los comicios, no para evitar -como dice la narrativa oficial de la 4T-, un posible fraude a favor de los conservadores, sino para organizarlo en función de los candidatos del régimen.
Según las encuestas y sondeos, serios o inducidos, se avizora el triunfo de cualquiera de las “corcholatas” presidenciales -excepto del zacatecano Ricardo Monreal, quien está proscrito-, pero el tabasqueño no puede dejar nada al azar si realmente quiere garantizar que su proyecto político trascienda. Para ello requiere de una estructura electoral a modo, con funcionarios manipulables, partidarios, creyentes en la 4T, que estén dispuestos a violentar la ley, abandonar la imparcialidad que debe observar todo árbitro que está para hacer que se respeten las reglas del juego.
Aunque en las actuales circunstancias es improbable una derrota morenista, el cada vez más solitario de Palacio sabe que ninguno de los suspirantes, por sí mismos, tiene asegurado el triunfo. Por ello más vale prevenir, de tal suerte que hará trabajar horas extras a su cancerbero y paisano, el cada vez menos tolerante conductor de la política interior y camorrero de lujo, el habitante del Palacio de Cobián, quien amedrentará a los legisladores de oposición para lograr la mayoría calificada y se apruebe la reforma electoral, con lo que se desmantelaría al IFE y al Tribunal Electoral para dar paso a una entelequia manipulable que legitime los futuros fraudes electorales, que permita el ascenso al poder de los candidatos oficiales y garantice la mayoría absoluta en los Congresos.
Todo mundo sabe que las supuestas encuestas amañadas o asambleas a mano alzada son una farsa para dar tinte democrático a las decisiones tomadas en Palacio Nacional. Como ocurrió con la cancelación del Aeropuerto de Texcoco, la negativa a la instalación de una cervecera en Mexicali, el juicio a los ex presidentes, la imposición de candidatos de Morena a puestos de elección popular o la designación de delegados al Congreso morenista. Lo mismo sucederá si se aprueba la reforma política, los nuevos consejeros y magistrados electorales, aparentemente votados por el pueblo sabio y bueno, serán en realidad escogidos por el presidente y ratificados por unos congresistas abyectos que reciben instrucciones del Ejecutivo.
Por eso es más que “sospechosista” la propuesta de modificar la organización de quien supervisa los comicios y la desaparición de los legisladores plurinominales. Desde ahora preparan el fraude de 2024.