El sol y la muerte
Alberto Vieyra G. martes 1, Nov 2022De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Hay dos cosas que no se pueden ver de frente: El sol y la muerte. El astro rey, en torno al cual gira nuestro planeta a una velocidad de 1 millón de kilómetros por hora, lo tenemos a una distancia de 150 mil millones de kilómetros. Y es peligroso verlo de frente porque un gran número de padecimientos de la vista ocurren a razón de las radiaciones ultravioleta que pueden dañar gravemente nuestros ojos. Y sobre la muerte, son muy pocos los seres humanos que la ven como un paso más a la vida eterna.
De acuerdo con las sagradas profecías bíblicas, en el nuevo paraíso terrenal que Jehová Dios promete a los mortales imperará la resurrección que Jesucristo enseñó en la Tierra, es decir no existirá la muerte, no habrá guerras, tampoco enfermedades, hambres ni sufrimiento. En la nueva Tierra habrá resurrección, pero heredarán esa tierra solamente los hombres justos. Ello quiere decir, que personajes que han causado dolor a la humanidad como Adolfo Hitler que exterminó a más de 7 y medio millones de judíos esos no heredarán ni vida efímera menos eterna.
Pareciera que le estoy hablando del más lindo cuento de hadas, jamás escrito y jamás hecho realidad en nuestro loco mundo. Y en verdad que urge un mundo de amor, sin opios como las drogas; sin gobiernos del diablo; sin espectáculos banales y sin creencias absurdas y diabólicas como lo que acabamos de ver este fin de semana en China donde satanás hizo de las suyas en una avalancha con saldo de 146 muertos y 150 heridos en un festival de Halloween en Corea del Sur. No cabe duda que este mundo está gobernado por satanás y vale la pena reflexionar en estos días de muertos en la filosofía cristiana que consagra para vivir solamente dos caminos: El bien y el mal. El camino del mal conduce irremediablemente a satanás, está sembrado de abrojos y muerte como lo que vimos en Corea del Sur y como la que campea en territorio azteca, donde este año podría ser el más macabro en la historia mexicana. El camino del bien conduce a Dios y está sembrado de amor sin igual.
Por desgracia, la gente elige el camino que conduce al diabólico gobernante, en vez de buscar la paz de arriba. Sí, la paz de Dios, que será la que imperará en el nuevo paraíso terrenal que Dios promete.
Las profecías bíblicas se han cumplido y se siguen cumpliendo matemáticamente exactas. La Biblia escrita por 40 profetas y apóstoles por inspiración divina resulta ser el libro más fascinante de la humanidad. Científicos de la talla de Isaac Newton y Galileo Galilei fundamentaron sus tesis basados en la Biblia.
Galileo dijo antes que nadie que la Tierra era redonda, que giraba sobre su propio eje, que no estaba sostenida por ningún poderoso Atlas, ni por la mano del más poderoso hombre. En 1633, la Santa Inquisición, es decir la Iglesia excomulgó a Galileo Galilei y ya juzgado injustamente pronunciaría aquella memorable frase de “y sin embargo, se mueve”. Y se sigue moviendo a una velocidad de un millón de kilómetros por hora y Newton tampoco erró en las famosas leyes de la gravedad, pues tenía los pelos de la burra y la burra también, basándose en la Biblia, cuyas profecías fueron tan matemáticamente exactas en el caso de la misión de Jesucristo, incluyendo aquellas de que lo traicionaría Judas y que sería negado 3 veces por el apóstol Pedro antes de que cantará el gallo aquél memorable viernes 14 de Nisán del año 33 de nuestra era.
Por todo ello y mucho más, la humanidad tiene la esperanza de que en el nuevo paraíso terrenal ya no existirá muerte. Habrá vida eterna y yo le creó a la Biblia.