El espionaje político
¬ Augusto Corro jueves 27, Oct 2022Punto por punto
Augusto Corro
Se abrió la temporada de espionaje que ya alcanzó a los altos personajes del primer nivel de la política mexicana.
Sin duda, se trata de una práctica en la que no se respeta la privacidad de las personas y que en nuestro país no se castiga.
Así lo hemos visto en el espionaje al dirigente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el ex gobernador, Alejandro “Alito” Moreno. La gobernadora de Campeche, Layda Sansores, se encargó de mostrar en su programa “Martes del jaguar”, una colección de audios de las conversaciones privadas del priista.
Una vez cumplido con el objetivo de presionar al tricolor, este martes dio a conocer más conversaciones entre el campechano “Alito” y el líder del Senado, Ricardo Monreal.
Fueron presentados presuntos mensajes en los que Monreal se ofreció defender a “Alito” en un problema judicial que ganó. En las pláticas también pactaron acuerdos políticos electorales.
Con base en los chats, la gobernadora Sansores acusó a Monreal de “traidor”, “desleal” y de “traficar” con la justicia.
¿Quién sigue?
Todo hace suponer que a la morenista Sansores le dieron las armas para ablandar a quienes rechazan alinearse con el lopezobradorismo.
De ahí la pregunta: ¿Quién sigue? Con el ex gobernador de Campeche y líder priista funcionó muy bien el garrote como instrumento de presión. “Alito” se negaba a apoyar a Morena en las reformas sobre la militarización, pero al final, las aprobó y apoyó.
En el caso del líder del Senado, se trata de otro tema, quizás más importante que el anterior; pues Monreal es un hueso duro de roer.
Tras el destape de las “corcholatas” realizado por el propio presidente López Obrador, el senador empezó a remar contra la corriente. Para empezar, el mandatario mostró que entre sus precandidatos preferidos no estaba Monreal, pues sólo se acordó de Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López.
Monreal se autodestapó y se defendió y por fin lo incluyeron en la lista de las “corcholatas”.
Los morenistas ya comprobaron que el espionaje y las amenazas les dieron resultados positivos y continuarán con esa práctica de presión contra los adversarios políticos. Ahora, la lucha política se centrará en Morena, debido a que en esa organización existen grupos políticos que pugnarán por que se designe a su representante preferido como precandidato presidencial. Esa guerra interna morenista seguramente llegará.
Las andanadas contra Monreal
Los ataques contra Monreal ya se esperaban, pero no por parte de su compañera de partido Layda Sansores. Si ya funcionó bien el dar a conocer los audios de “Alito”, era de esperarse que la práctica del espionaje telefónico se ampliará hacia los inconformes. La lucha entre las corcholatas tiene meses que empezó y seguramente algo no funciona bien con Monreal que decidieron mostrar sus conversaciones telefónicas privadas.
Esa conducta de los espías es posible que sirvan como advertencia a los adversarios políticos de Morena o los mismos morenistas que no quieran “alinearse”. Por cierto, es la segunda vez que se enfrentan políticamente la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, y el líder del Senado, Ricardo Monreal.
Ambos pelearon por el gobierno de la CDMX y ella ganó. En esa ocasión se comentaba la posible renuncia del senador a Morena e irse a otro partido. No estuvo conforme con la designación de Claudia Sheinbaum. Algo parecido se registra en estos días en que todos los partidos políticos se disponen a participar en la contienda electoral presidencial.
En la oposición política van rezagados con la designación de precandidatos. En Morena madrugaron con los destapes.
Estamos en tiempos de lucha política en los que quienes compiten echarán mano de todos sus recursos, incluido el espionaje, en cualquiera de sus modalidades, para lograr la precandidatura anhelada.
¿Usted qué opina amable lector?