¿Qué o quién sigue?
¬ Augusto Corro miércoles 15, Jun 2011Punto por punto
Augusto Corro
- El descontón político a JHR
- Seguirá la guerra de lodo
- Los chuchos se definen
Jorge Hank Rhon superó la primera bronca con la justicia, la juez lo dejó en libertad respecto al acopio de armas, pero seguirá en prisión para investigarlo sobre otros delitos, entre ellos dos relacionados con posibles homicidios.
En esa acción contra el ex alcalde priísta, que tiene tintes políticos de sobra, ¿hubo un ganador?
¿Fue necesario exponer a la fuerza pública tan burdamente? A partir de ahora, el circo político continuará por varios meses y concluirá cuando el próximo presidente de México asuma el poder.
Durante el lapso mencionado, la guerra de lodo estará en su apogeo. El descontón político será una de las maneras más efectivas para calmar a los adversarios políticos.
El presidente Felipe Calderón ya demostró su estilo de enfrentar a la oposición. Los priístas lo califican de terrorismo político preelectoral.
Por ejemplo, en Michoacán fueron detenidos 34 funcionarios, entre ellos 12 alcaldes de filiación perredista, por presuntos vínculos con el narcotráfico. La acción se efectuó a nueve días de los comicios de julio de 2009.
A ninguno de los presuntos culpables se le comprobó ningún delito. Salieron de la cárcel y ni siquiera un “usted perdone” se les ofreció.
Manuel Añorve Baños, político priísta, también probó la técnica del descontón de los panistas. Candidato a la gubernatura de Guerrero, vio cancelada su aspiración, debido a acusaciones que comprometían su honorabilidad.
La Procuraduría General de la República (PGR) filtró una declaración de un supuesto testigo protegido, quien declaró que Añorve Baños recibió 15 millones de dólares del narcotráfico para financiar su campaña.
El infundio causó efectos devastadores. La estrategia panista surtió efecto. Añorve perdió la elección.
Ahora, en estos tiempos políticos que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) amenaza con regresar a Los Pinos, los panistas se encuentran desesperados. ¿Esto lleva a FCH a actuar con la fuerza que le da el cargo contra sus adversarios políticos?
En el caso de Jorge Hank Rhon no existía la necesidad de que la fuerza pública irrumpiera en su domicilio sin orden de cateo y con una detención sin la respectiva orden de aprehensión. Se trató de una manera burda.
El circo duró más o menos ocho días. La arbitrariedad con la que actuaron dañó una vez más la imagen del Ejército. ¿Había necesidad de exponer a los soldados a la crítica de la opinión pública?
Después del “michoacanazo”, la clase política mexicana ya sabe cómo vendrán las acciones del gobierno panista para “calmar” a sus enemigos políticos: el descontón.
Todo mundo sabe que FCH no quiere que el PRI regrese a Los Pinos y en eso consistirá su empeño a partir de ya.
Sin embargo, la repetición de hechos como el “michoacanazo” multicitado o la detención de Hank Rhon no provocarán mayor impacto en la sociedad, porque se trata de venganzas o de estrategias para mantener el poder, que no siempre dan los resultados esperados.
Después del caso de Hank Rhon ¿qué o quién sigue? ¿Ulises Ruiz Ortiz, Mario Marín o Eugenio Hernández Flores? Los tres ex gobernadores de Oaxaca, Puebla y Tamaulipas, respectivamente, tienen una cola larga de varios kilómetros.
EBRARD Y LOS CHUCHOS
Poco a poco se empieza definir la posición real de Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador (AMLO) con miras a la candidatura presidencial perredista o de la izquierda mexicana (lo que queda).
Lo que se ve a futuro es una pugna entre los perredistas, que debilitará aún más al partido amarillo. Las corrientes a favor o en contra de Ebrard y AMLO dentro del PRD ya empezaron a actuar y los pronósticos anuncian tormentas.
Para empezar, Nueva Izquierda (NI), que encabezan los chuchos, acordaron oficializar en julio próximo su apoyo a Ebrard “con el propósito de convertirlo en el candidato de la izquierda para las elecciones presidenciales del 2012”.
El anuncio se efectuará durante el Congreso Nacional de Nueva Izquierda al que asistirán legisladores, dirigentes estatales y representantes de todo el país que militan en la corriente de Los Chuchos.
Así, en la teoría Ebrard es cobijado por Los Chuchos que, dicho sea de paso, lo único que tienen es el membrete, luego de que su colaboracionismo con el gobierno panista les redujo, considerablemente, el número de seguidores.
Los perredistas de hueso colorado abandonaron a NI después de la lucha encarnizada que sostuvieron Jesús Ortega (NI) y Alejandro Encinas, de Izquierda Unida (IU), de AMLO, por la presidencia del PRD, que por cierto ganó el primero, luego de una serie de chanchullos.
A partir de ese hecho, se agudizaron las pugnas entre las tribus del partido del sol azteca, y al último congreso llegaron como enemigos irreconciliables, aunque lograron repartirse la dirigencia: la presidencia fue para Jesús Zambrano de NI y para Dolores Padierna, de IU la secretaría general.
Como se pudo, los seguidores de AMLO evitaron la alianza PRD-PAN para las elecciones en el Estado de México, como era el deseo de Manuel Camacho Solís, asesor de Ebrard. Es decir, se sortearon los peligros de una ruptura prematura entre los perredistas.
No obstante, la amenaza del choque entre Ebrard y AMLO tendrá que darse definitivamente y ya empezó.
Los Chuchos y Ebrard tendrán que irse con tiento, porque la izquierda mexicana no se encuentra en sus mejores momentos de unidad y de fortaleza política. AMLO dijo que será candidato presidencial el mejor posicionado entre él y Ebrard. Aquí será cuestión de esperar como se reactiva la pugna entre ambos.
Porque en la izquierda mencionada nadie se interesa por acompañar a los chuchos en algo que se adivina como una aventura sin resultados positivos. Si en el mismo PRD la división entre los seguidores de AMLO y los chuchos se agudiza, una alianza entre estos y los petistas y convergentes parece imposible.
Si Ebrard ya aceptó el apoyo de la corriente de NI tendrá que empezar por su reorganización para hacerla afín a sus proyectos políticos que se ven muy distintos. Los chuchos luchan por sus ambiciones personales, sin escrúpulo alguno. Ya lo demostraron muchas veces. El jefe del gobierno capitalino sabe bien de qué pie cojean los chuchos.