Un espinoso asunto
Alberto Vieyra G. jueves 20, Oct 2022De pe a pa
Alberto Vieyra G.
El guacamayazo que exhibe el descuido del gobierno y la Sedena sobre la información que debe ser razón de Estado, hackeada hace un mes, seguirá convertido en un espinoso asunto, una papa caliente que nadie quiere agarrar.
El presidente López Obrador le saca al bulto, mientras el titular de Sedena, Luis Cresencio Sandoval se niega a rendir cuentas ante diputados, hablando mentirosamente de una supuesta carta indolente que le envío un diputado de Movimiento Ciudadano que, al leerla no se le encuentra ninguna falta de respeto a la investidura del distraído titular de la Sedena. Este asunto exhibe la intolerancia del viejito Adán Augusto López, ese que se gasta nuestros dineros públicos en una campaña electoral anticipada.
Esa intolerancia del presidente López la dejó ver en la mañanera de este lunes donde los reporteros de a deveras lo hicieron ver su suerte, pero el Presidente haciéndose la víctima culpa de todos sus males a los conservadores y el asunto lo recogió formidablemente el periodista Carlos Marín en su Asalto a la Razón de Milenio:
“A una semana de que Guacamaya Leaks difundiera documentos de la Secretaría de la Defensa Nacional y el Centro Regional de Fusión de Inteligencia sobre probables ligas de funcionarios de seguridad y de la policía estatal de Tabasco, designados por Adán Augusto López, con el Cártel Jalisco Nueva Generación, la reportera Dalila Escobar le preguntó a López Obrador si habló ya con el general secretario y qué podía decir.
En vez de responderle, AMLO divagó y despotricó: “Hay muchos ataques de la prensa conservadora en contra nuestra (pero) la gente nos tiene confianza y saben que nunca vamos a traicionarlos. Y que no se olviden los conservadores, además de lo que decía Juárez que “el triunfo de la reacción era moralmente imposible”, que no se olviden de que nuestro criterio, nuestro ideal: “No mentir, no robar y no traicionar al pueblo”.
Son informes, quiso replicar la periodista, pero no pudo concluir. “No. Es que con ustedes no voy a poder, porque es una prensa y medios de información…”. Pero son informes de la Sedena, interrumpió ahora la reportera.
…qué están dedicados por completo a atacar al gobierno. Tienen todo su derecho a informar o a desinformar, pero también nosotros tenemos nuestro derecho a replicar”.
¿Son informes de los propios centros regionales de inteligencia?
“Sí, sí, sí, no, no, no, no…”.
¿No hay consecuencias?
“Muchísimas mañas o prácticas para golpear. El hampa del periodismo lo sabe muy bien cómo hacerle y sigue vigente la máxima de que la calumnia, cuando no mancha, tizna”.
¿La Sedena no saldría a negar estos informes?
“No, pero no voy a polemizar contigo. Tú traes un propósito, o sea, es una línea (…), como la mayoría de las estaciones de radio, de televisión, conductores de radio, articulistas, intelectuales orgánicos. Son campañas sucias, guerras sucias (…). Afortunadamente y le agradezco mucho al pueblo de México porque nos tienen confianza y todas esas campañas, que en otros tiempos eran muy eficaces, ahora ya no les resulta a nuestros adversarios, los conservadores, los que no quieren el cambio, los que no quieren la transformación, los reaccionarios, clasistas, racistas y corruptos. Entonces, vamos a seguir adelante, no nos vamos a detener. Y siempre van a estar inventando cada semana algo nuevo…”.
Lo cierto es que lo dizque inventado consta en documentos del Ejército hackeados por Guacamaya sin la menor complicidad de cualquiera de los medios y periodistas aludidos por el Presidente. Su iracundo soliloquio parece tener como único motivo su admiración por Julian Assange, perseguido judicialmente por haber hackeado 2.2 terabytes de información sensible que distintos gobiernos mantenían en secreto. Personaje que López Obrador considera “héroe de la libertad de expresión” merecedor de asilo en México. Por eso es de la idea de no denunciar el atraco de Guacamayas que, con la ordeña de 6 terabytes de la Sedena casi triplica la temeraria, ilegal y muy periodística hazaña de Assange y prefiera culpar a sus “adversarios” de siempre…”.