Un hachazo al INE
Alberto Vieyra G. miércoles 19, Oct 2022De pe a pa
Alberto Vieyra G.
“¡Que se vayan al diablo con sus instituciones!”. Sería el 1 de septiembre de 2006, cuando por primera vez AMLO advirtió que, de llegar a ser Presidente de México, gobernaría al margen de las leyes y de las instituciones, es decir que el Estado sería él y nadie más que él. Un dictador en potencia.
Pocos advirtieron que sobre México se cernía ya la dictadura de un politicastro populista que hoy cogobierna con el Ejército y el resto de las fuerzas armadas, por cierto, exhibidas por el guacamayazo como parte medular de la red de protectores de las mafias criminales. Y como había que mandar al diablo a las instituciones, AMLO se concretaría a propinar hachazos a esas instituciones, que representaban un contrapeso a su gobierno, sí un estorbo; entre ellas la Suprema Corte de Justicia de la Nación que hoy permanece cómplice y de rodillas ante la militarización del país por no darles cauce a las impugnaciones de inconstitucionalidad a los decretazos del Presidente metiendo al Ejército y Guardia Nacional en tareas que no le confiere la Constitución, además de los organismos autónomos como el INE, al que hoy se apresta a darle el hachazo final para controlar en su puño las elecciones en México y perpetuarse en el poder hasta que “el pueblo ignorante y analfabeta”, como él le llama, se canse de votar por Morena.
Adán Augusto López, ese viejito que es intolerante hasta la pared de enfrente e ignorante en cuestiones de ciencia política, anunció la semana pasada que la reforma electoral para sepultar al INE ya estaba planchada y en el redil estaba el PRI, pero el jerarca nacional de ese partido Alejandro Moreno, quien vale lo que vale un billete de ochenta pesos en materia de credibilidad, jura y perjura que “los priistas no le darán en la madre al árbitro electoral de México”. Por cierto, la encuesta de El País 2022 del INE y del Plan Nacional de Desarrollo Urbano arroja un dato impresionante: El 60% de los mexicanos cree más en el INE que en el Presidente de la República.
Sí, hay una ilusión en los candidatos presidenciales porque históricamente los mexicanos esperan al Dios Quetzalcóatl, pero hay desilusión y desencanto en los gobernantes, sobre todo porque pisotean la Constitución y demás leyes, como hoy lo hace AMLO. Estamos, pues ante un desastre político que no se resolverá fácilmente hasta el día en que este pueblo de México alcance un alto grado de politización, pero sobre todo que se eduque en ciencia política para no ser engañado cada sexenio o cada 3 años.
Mi opinión es que no habrá reforma electoral, a menos que el PRI se convierta en cómplice destructor de las instituciones, que AMLO juró mandar al diablo. Matar al INE, que internacionalmente es reconocida como la institución garante de la voluntad electoral de los mexicanos, bajo el disfraz de reducir el financiamiento al INE, de 11 a 7 los consejeros electorales, reducir la Cámara de Diputados de 500 a 400 y hacer que los partidos transparenten su financiamiento, lo que no hace el Presidente de la República, me parece que no ocurrirá. De todos modos, el hachazo se lo dará AMLO y sus corifeos de Morena esos que votaron para que el INE estuviese como está, le reducirán en unos 3 mil millones de pesos el presupuesto para el año que viene y en marzo de 2023, cuatro consejeros entre ellos, dos piedras en el zapato del Presidente, Lorenzo Córdova y Ciro Murayama dejarán sus cargos y AMLO elegirá a sus cuatro incondicionales, con lo cual también someterá al INE.
¿Los mexicanos toleraremos que las elecciones en México vuelvan a estar en manos del gobierno?