El año entrante no pinta mejor
¬ Luis Ángel García viernes 14, Oct 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
El Fondo Monetario Internacional recortó el pronóstico de crecimiento global para 2023; entre otras causas, por la guerra en Ucrania y los altos precios de la energía, los alimentos y la elevada tasa de interés. El organismo internacional anunció para el año entrante una contracción importante del Producto Interno Bruto a nivel global con efectos equiparables a la recesión. En el caso de México, bajó el pronóstico de crecimiento para este año a 2.1, pero para el 2023 vaticinó un pobre 1.2 por ciento.
Eso quiere decir que más allá de los efectos post pandémicos, el gobierno no ha promovido las condiciones necesarias para reactivar la economía, no fomenta la inversión privada, no coadyuva en la generación de empleos, destina los recursos públicos a sus programas clientelares para población poco productiva como son los viejitos y los “ninis”. Pero como al proyecto político de la 4T no le importa atender más que a su base electoral, descuida cualquier política de desarrollo real. Poco caso hace a lo que pronostiquen los organismos financieros internacionales, a los que descalifica por ser capitalistas, neoliberales y protectores de los empresarios. Para medir los estándares de satisfacción de las necesidades de la población, desechan las variables del FMI, el Banco Mundial o la OCDE, para utilizar como parámetro los indicadores de bienestar.
Pero esa miopía macroeconómica hace perder el rumbo al gobierno federal, el que busca allegarse de recursos para sus programas sociales y no hace nada para reactivar la economía. Es tal la obsesión populista de la 4T que frente a las evidencias del retroceso que vivimos, con una hiperinflación no vista en cinco lustros y al límite de la recesión, se empecina en acabar con las prácticas productivas, hace recortes presupuestales, acaba con fondos y fideicomisos y desalienta la obra pública para financiar sus inoperantes construcciones insignia.
La ceguera de taller los lleva a creer que la recuperación del comercio informal -el que más empleo ha generado-, y las remesas son logros del gobierno, aunque debería darles vergüenza que la informalidad sea el motor de la economía. Más grave aún es que festinan, mes a mes, la cantidad de dinero que envían los paisanos a sus familias desde el exterior. El Presidente da las gracias a los mexicanos que mandan las remesas, cuando debiera estar consciente de que los connacionales se van al otro lado porque aquí no encontraron oportunidades de empleo o educación. Es un fracaso gubernamental la falta de fuentes de trabajo o no garantizar el acceso a la educación superior para miles de jóvenes que migran a las universidades de otros países.
Ese es el drama mexicano, la falta de una política económica que reactive las finanzas nacionales, sin tener que depender de las remesas, donde se acote al comercio informal, porque no crea empleos permanentes con seguridad social. Dicen los de la 4T que la inflación ya tocó el techo y que va en descenso; una golondrina no hace verano, hay que ver el comportamiento en los próximos meses para conocer su tendencia. Mientras tanto, la canasta básica por los cielos y ningún pacto puede frenarla, ni el alza a las tasas de interés, que sólo encarece el crédito para empresarios y trabajadores que recurren al tarjetazo para sacar adelante a la familia.
Cómo no rogarle a Dios que sigan los envíos de remesas, si la fallida estrategia económica creó 4 millones de nuevos pobres, y alguien tiene que mantenerlos. Millón y medio de estudiantes abandonaron los estudios para trabajar y ayudar a sus familias, sin intención de regresar a las escuelas. Ante la falta de empleo, son carne de cañón del crimen organizado. Los pronósticos del FMI no son nada esperanzadores y la ausencia de una política pública de desarrollo económico y social hará que el último tramo sexenal sea una tragedia.