Bangkok, entre templos y rascacielos
¬ José Antonio López Sosa martes 14, Jun 2011Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Bangkok, Tailandia.- Con poco más de 6 millones de habitantes (11 en su zona metropolitana) emerge la capital de Tailandia -tercera en la historia del reino- en el centro del país, entre el cauce del río Chao Phraya y el océano Pacífico este. Para los tailandeses, Bangkok es llamada Krung Thep Mahanakhon Amon Rattanakosin Mahinthara Yuthaya Mahadilok Phop Noppharat Ratchathani Burirom Udomratchaniwet Mahasathan Amon Phiman Awatan Sathit Sakkathattiya Witsanukam Prasit (la capital con el nombre más largo del mundo según consta en los Récord Guinness), es decir, esta enorme metrópoli tiene desde su nombre una dualidad, por un lado, la preservación de la cultura originaria tailandesa y por otro, su adhesión a una nueva cultura global, siendo una respetuosa de la otra.
La gran infraestructura que tiene esta urbe se nota desde el aeropuerto Suvarnabhumi (BKK), inaugurado en el año 2006 y que apenas en 5 años se posicionó como el de mayor tránsito aéreo en el sureste de Asia.
Visitar Bangkok es toda una experiencia de vida, existen decenas de templos a lo largo y ancho de la ciudad, especialmente situados junto a los cauces del río y los canales artificiales (que antes fungían como medio de transporte) que se mezclan con cientos de edificios y rascacielos dibujando una silueta distinta a las ciudades del continente americano. En el piso 55 del hotel Centara Grand, el Blue Sky Bar es una excelente opción para observar el centro de la ciudad y sus alrededores hacia los cuatro puntos cardinales.
Las calles casi siempre están llenas de automóviles, sin embargo, poco usan los tailandeses el claxon, lo que hace esta urbe una ciudad con menos ruido, tienen un sistema integral de segundos pisos no sólo en los accesos a Bangkok, sino en las vías rápidas que circundan y atraviesan la metrópoli. El Metro es un magnífico recurso para el turista, con instalaciones de primera y estaciones en los principales puntos de interés, desde el aeropuerto hasta el gran mercado de Chatuchak, la folclrórica zona de Patpong, o bien, los más importantes hoteles y centros de convenciones en el centro de Bangkok.
Hay una infinidad de actividades en la ciudad, deportivas, culturales y de entretenimiento, como capital del país conjuga en sus calles un poco de la riqueza cultural y gastronómica de todas las regiones de Tailandia.
Los templos más importantes que vale la pena visitar son el Wat Arun, esplendoroso a la orilla del río Chao Phraya y frente al Gran Palacio -otro sitio que es de visita obligada- donde reside la monarquía parlamentaria del país. El templo Wat Trimit, a un costado del barrio chino, tiene un gran Buda, casi en su totalidad hecho de oro, además de atractivo turístico es un templo importante de oración para los budistas. El templo de mármol Wat Benchamabophit es catalogado como uno de los más hermosos del mundo, alberga una importante colección de budas. No habría tiempo que alcance para visitar cada uno de los templos que Bangkok posee, cada uno con una peculiaridad, una historia, una muestra de arte tailandés y sobre todo, un significado sagrado para la sociedad actual en este país. La conjunción de un sitio turístico que al mismo tiempo es sagrado, para los locales resulta un hecho curioso que muestra una vocación por compartir lo propio a los de fuera.
En contraste con los antiguos templos, los rascacielos emergen como un símbolo de modernidad en Bangkok, hoteles y centros financieros que no pueden contarse en el horizonte, muchos de ellos con lujosos restaurantes en las partes altas, centros comerciales con conexión entre ellos y al sistema del Metro, así como pasajes peatonales entre uno y otro.
Las compras son parte sustancial de una visita a Bangkok, sea en la calle o en uno de los impresionantes centros comerciales hay productos locales -desde ropa, electrónicos, joyería, comida o souvenires- a precios muy accesibles. Un dólar estadunidense equivale a 30 baths (moneda local) y en general, los precios en la ciudad son más baratos -por mucho- que en México.
Vale la pena recorrer, por un lado, los grandes complejos turísticos de primer nivel y por otro, caminar por los barrios de Bangkok, entre los puestos de comida callejera, las tiendas, los spas de masaje tailandés y sobre todo, entre la gente de esta ciudad, amable y con una sonrisa siempre al visitante. A pesar que poca gente habla inglés, es toda una experiencia hallar un mecanismo de comunicación que va más allá del castellano o el thai, que tiene que ver con la comunicación no verbal y siempre una sonrisa por delante.
Bangkok es una ciudad que enamora los sentidos, cuyos colores y aromas nos hacen transitar del místico pasado asiático del imperio tailandés a la moderna y cosmopolita ciudad que es actualmente. Existen más similitudes que diferencias con la ciudad de México, aunque en Bangkok con mucho más organización, infraestructura y sobre todo, conciencia ciudadana por preservar la limpieza y respetar al otro, cosa de admirarse y digna de imitarse.
Así pues, esta ciudad del otro lado del mundo resulta una experiencia que debiera probarse por lo menos una vez en la vida, hay mucho que descubrir, aprender y sobre todo, disfrutar en las calles de Bangkok, urbe que rebasa toda expectativa de viaje.
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