La intimidación como política pública
¬ Luis Ángel García miércoles 5, Oct 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Se ha encontrado en las amenazas, la intimidación, el chantaje una estrategia de gobierno para satisfacer los caprichos presidenciales en materia legislativa o la imposición de desesperadas medidas económicas para detener la inflación, ante la falta de una política pública que permita el crecimiento y el desarrollo.
Primero se entoriló a la población con la falsa promesa de enjuiciar a los ex presidentes por corrupción, después se acusó a los grandes empresarios de evasores fiscales y ahora enfrentan una nueva embestida para sacarles, a fuerza, cien mil millones de pesos de presuntos pagos pendientes. Ricardo Salinas Pliego es ejemplo de esa intimidación y sin ser un alma de la caridad, defiende lo que es suyo y no quiere pagar impuestos por cuentas no cobradas o préstamos para invertir, lo que el SAT toma como ingresos. El Presidente habla de 20 o 30 empresas que están en ese tenor, y a los que quieren exprimir, en virtud de que ya no hay dinero para satisfacer los programas clientelares del gobierno.
Ahora, con la firma de un nuevo acuerdo -porque no han podido concretar un pacto-, amenazan desde Palacio Nacional con dar a conocer los nombres de la gente de la iniciativa privada que no respete ese acuerdo y suba los precios. Sin ser un control de estos, se impone desde un escritorio de la SHCP el costo de los productos, sin tomar en cuenta gastos de producción, materias primas o la ley de la oferta y la demanda. Con presiones tributarias, sanciones y hasta cancelación de permisos y concesiones intimidan a los emprendedores si no aceptan las condiciones del acuerdo, amén de exhibir sus nombres en la mañanera, como lo hacen con los gaseros o los titulares de organismos autónomos que supuestamente ganan más que el presidente.
De tal suerte que los grandes corporativos y medianos empresarios están con la espada de Damocles sobre sus cabezas. Hay que recordar que también amenazó a los ganadores de las licitaciones de sus obras insignia con dar a conocer sus nombres y desprestigiar a sus empresas, si no entregaban los trabajos en la fecha que el mandatario, con un calendario político más que de obra, determinó.
En cuanto a los legisladores, las amenazas e intimaciones se agravan con la cárcel. Los servicios de inteligencia del gobierno han buscado en el pasado de los poco honestos políticos y descubrieron sucesos de corrupción, como el caso de “Alito”, al que “doblaron” con los videos difundidos por la impresentable gobernadora de Campeche, la sentencia de desafuero y la posibilidad de ir a prisión. Llama la atención que esas acciones anticorrupción -que posibilitaron el triunfo de la 4T en 2018-, se hagan no en función de combatir la impunidad y sancionar a los corruptos, sino como moneda de cambio para negociaciones políticas, lo que es igual de inmoral.
Parece ese será el sello de la casa, amenazar e intimidar para imponer un proyecto político que no pudo cumplir con las expectativas de los pobres. La intención era mantener una bolsa multimillonaria para darles dádivas a 30 millones de ciudadanos que votaron por ellos, no para sacarlos de la pobreza sino con la finalidad de administrar los votos. Pero se fueron sobre todo y ya no hay dinero, cómo mantener, además de a esos miserables, a 4 millones más de nuevos pobres. Las defraudaciones fiscales no serán eternas, ese dinero, aunque parezca una fortuna, no alcanzará para subsidiar a viejitos y “ninis” por dos años más. ¿Qué otro sector se verá afectado, cuyas finanzas sirvan para crear nuevos fondos que mantengan a una población poco productiva?