La consulta en manos del “dictador”
Armando Ríos Ruiz jueves 29, Sep 2022Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
En días pasados fuimos testigos del rechazo en la Cámara de Senadores, de la iniciativa presidencial que propone la presencia en las calles de la Guardia Nacional hasta 2028, muy a pesar de la presión ejercida sobre los legisladores, con actos de intimidación, con la compra de sus débiles conciencias a precios millonarios y con otras artimañas que no surtieron efecto.
La sesión se pospuso para dentro de los 10 días siguientes. Mientras llegaba el día, las huestes presidenciales se apresuraron a realizar una reunión con legisladores morenistas, para ofrecerles más dinero a cambio de su voto. En una columna señalé que tan seguros están de sus propios adeptos, que tienen que “maicearlos” para que no les fallen.
Los incorruptibles representantes populares se quedaron con las ganas de recibir una cantidad de numerario que no les hubiera venido nada mal, porque a última hora, el Presidente decidió suspender esa sesión y utilizar el año próximo, el recurso de la famosa consulta popular, para avalar su capricho, el mismo que rechazó con encono cuando apenas aspiraba a ser el Presidente más autoritario visto en estas tierras aztecas.
Dijo en su acostumbrada conferencia matutina: “Me quedé pensando ayer de que lo mejor es hacer una consulta a los ciudadanos, que no sea un asunto cupular y ya tengo aquí la propuesta de las tres preguntas”. Pero en realidad ya lo había pensado inmediatamente después de que la táctica de comprar conciencias le falló y en la Cámara alta no fue posible alcanzar el número necesario para consumar el proyecto, que con tanta abominación rebatió anteriormente.
Sabemos de sobra que la consulta no es más que un arma, como otras, que actualmente se utiliza para violar la Constitución y que con unos cuantos acarreados, como ha ocurrido desde hace cuatro años, destruye proyectos viables, sólo por el prurito de desaparecerlos, porque otro los inició y no el actual máximo mandatario. Por el mero capricho de desconocer a los anteriores, aunque se trate de los mejores. De los que traerían enormes beneficios al país.
Está previsto que las consultas debe efectuarlas el Instituto Nacional Electoral, que por cierto se ha convertido en un verdadero estorbo, porque impide que la irracional voluntad del primer mandatario se imponga sobre la razón más elemental. Pero basta con que el Presidente la convoque, siempre a modo, para ganarlas e imponerse sobre la aplastante mayoría de los mexicanos.
Así echó abajo la construcción de uno de los aeropuertos más avanzados del mundo, sin exhibir la mínima conciencia de lo que hubiera significado. Además de no prever, sin mucha ciencia, que a estas alturas ya estaría en funciones y con el acarreo de divisas para México, que tanto necesita y que está a punto de necesitar en mayor cuantía, debido también a su menguada economía.
Realizó una consulta entre campesinos del sureste también acarreados, para indagar sobre la construcción del Tren Maya. Es decir, entre gente “experta”. Y se erigió con la victoria. Así inició la destrucción de la segunda selva más importante de América, de la gigantesca red de ríos subterráneos y en suma, del riquísimo ecosistema de la región.
La planta cervecera Constellation Brands, que tendría una inversión de mil 400 millones de dólares, generaría cerca de cuatro mil empleos y preveía el abasto de agua suficiente a la población, fue echada abajo mediante una consulta entre puros acarreados, como señalaron testigos presenciales.
La consulta sobre el juicio a ex presidentes de México resultó un enorme fiasco. Las casillas instaladas a lo largo y ancho de la capital, ofrecieron un panorama desolador. Recorrí gran parte de la misma y en algunas, los representantes morían de aburrimiento. Además ni siquiera era necesario. Aplicar la ley hubiera bastado, pero sólo alcanzaba a Enrique Peña Nieto. Era imposible.
Ahora va contra el pueblo y a favor de su Guardia Nacional, sin importar un ápice que tenga que pasar por enésima vez sobre la Constitución.