Al pobre Alito nadie le cree
¬ Francisco Reynoso miércoles 28, Sep 2022Triple Erre
Francisco Reynoso
Pobre Alito Moreno, da pena. Ya nadie le cree.
El aún presidente nacional del PRI ayer quiso salvar el amasiato del PRI con PAN y PRD. Y construyó frases que a los ingenuos les podría sonar hasta patriota.
El político campechano —que literalmente es un campechano— afirmó:
“Impulsar la coalición Va por México, conformada por el tricolor y los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD), es “pensar en México”.
Lo menos que habrán pensado Marko Cortés y Jesús Zambrano es que Alito es un hipócrita, cínico sinvergüenza y un hijo de María Morales.
Muchos de sus compañeros priistas habrán dicho y pensado cosas peores, principalmente los militantes que apoyan al senador Miguel Osorio y a los ex presidentes Humberto Roque, Pedro Joaquín Codwel y César Camacho en la demanda de que Alito renuncie ipso facto.
Y cómo pueden creerle después del papelón que hizo, junto con Rubén Moreira y las diputadas Yolanda de la Torre y Cristina Ruiz. Fue evidente la componenda que tuvo el presidente nacional del PRI con operadores de López Obrador para salvar el pellejo. Y es que Layda Sansores lo tenía agarrado, como dicen los españoles, de las pelotas.
Horas después de que las bancadas de Morena en las cámaras de Diputados y Senadores aprobaran la adhesión de la Guardia Nacional al Ejército, Yolanda de la Torre, quien ya fue a esconder su vergüenza a su estado, presentó una iniciativa —dicen las lenguas venenosas que se la hicieron en Palacio Nacional— para modificar el decreto de creación de la Guardia Nacional y que el Ejército pueda seguir realizando tareas de seguridad pública, en las calles de todo el país, hasta 2027. El plazo legal otorgado a López Obrador era hasta 2024. Los priistas, tal como pedía López, lo ampliaban tres años más.
Y luego la priista Cristina Ruiz le puso copete a la propuesta. En voto particular llevó hasta 2028 el periodo en el que los soldados, unos con sus uniformes verdes y otros disfrazados de policías, puedan estar en las calles en tareas de “cuicos”.
La alianza de los priistas con López Obrador puso en jaque la otra alianza, la que estaban construyendo PAN, PRD y PRI. Marko Cortés emplazó a los tricolores a retirar sus propuestas y mientras tanto puso en pausa la coalición.
Ante esa actitud terminante, Alito sacó las uñas. Al PRI —vociferó— ningún jijo le pone ultimátum ni le coarta su libertad. Y salió con el cuento de que los diputados priistas hacían lo que hacían para proteger a México y a los mexicanos.
Rubén Moreira retó a los gobernadores para que dijeran quién de ellos ya no necesitaba del apoyo del ejército en tareas de seguridad pública. Por supuesto, ninguno dijo ni pío.
Cómo ningún gobernador, incluyendo a los de estados con mínimo índice delictivo, como Mauricio Kuri, en Querétaro, y Mauricio Vila, en Yucatán, podía hablar de una retirada absoluta del Ejército en la lucha contra el crimen organizado.
Cómo, sin ningún plan, proyecto o propuesta para fortalecer las policías estatales y municipales. Cómo, con corporaciones policiacas infiltradas por los carteles y sus jefes a sueldo de los capos.
Ni el presidente López ni los diputados del PRI y de Morena proponen nada para que en 2024, y ahora en 2028, los estados y municipios puedan solos con la responsabilidad de enfrentar a la delincuencia.
Nada dice la cuatroté de capacitar y profesionalizar a los policías estatales y municipales, equiparlos, darles salarios dignos, seguro de vida y condiciones generales de trabajo que impidan que se dejen comprar por 5 mil o 10 mil pesos mensuales que paga el crimen organizado a sicarios y “halcones”.
Cómo apoyar el retiro del Ejército de las calles, si en 650 municipios, de los 1471 que existen en México, carecen de policía. Los bomberos, Protección Civil y hasta oficinistas hacen las veces de guardianes del orden. Y cuando mucho llevan palos para defenderse de cualquier agresión.
Ayer en Calera, municipio de Zacatecas, ubicado a 5 minutos de la capital y a 3 minutos del cuartel de la Guardia Nacional, el crimen organizado acribilló a seis policías municipales que hacían calistenia. Los asesinó impunemente.
Y el municipio se quedó sin fuerza pública. Acudieron en auxilio del gobierno panista de Ángel Gerardo Hernández, la Guardia Nacional y el Ejército. Estarán unos días y regresarán a sus cuarteles en la capital. Porque a ellos los mandaron a dar abrazos, no a tirar balazos.
Y el alcalde no tiene la menor esperanza de que en un año y medio que le queda en el poder pueda armar una policía municipal capaz de defender a los ciudadanos.
Alito Moreno ahora jura por las cenizas de sus antepasados que quiere la alianza Va por México para impedir el avance de Morena y que López Obrador siga haciendo de las suyas.
Pero los panistas y perredistas no lo pueden creer porque saben que tiene la cola más larga que la lengua. Y que en Campeche la locochona, apenas el presidente del PRI se salga del huacal, le apretará las pelotas y Alito, sin ningún miramiento, nuevamente se pondrá de lado de Morena y de López Obrador.
Más temprano que tarde lo veremos.
La verdad es la verdad
y no admite otros datos