“Crimen Sociedad Anónima”
Freddy Sánchez martes 27, Sep 2022Precios y desprecios
Freddy Sánchez
La salud, el patrimonio y la libertad: En esos tres ejes parece descansar actualmente el quehacer de la delincuencia organizada en el país.
Y es que al tráfico de drogas las mafias criminales añadieron la extorsión a negocios formales e informales, (grandes, medianos y pequeños), algo en apariencia menos riesgoso que el secuestro y mayormente rentable, considerando el amplio volumen de las operaciones a realizar.
Además “de la trata de personas” (de mujeres y hombres), a los que se les “desaparece” para decidir si dedicarlos a la delincuencia, la prostitución o incluso quitarles la vida para la venta de sus órganos.
Algunos estudiosos de las actividades de la delincuencia organizada consideran que ciertos grupos de malosos son partidarios de no diversificarse, pero es de suponer que detrás de los delitos que más beneficios económicos reportan a los criminales, existe un interés en no discriminar esa clase de fechorías. De ahí el crecimiento exponencial del crimen organizado, que según puede apreciarse ha dado paso al continuo surgimiento de nuevas bandas criminales, algunas ligadas a las organizaciones más poderosas con influencia en distintos estados de la República y otras más bien locales, pero al mismo tiempo con un alto potencial de agresividad y de violencia.
Otra cuestión que difícilmente se puede ignorar es la lucha territorial de los grupos mafiosos, apoyados por asesinos sin escrúpulos dispuestos a eliminar con máxima saña a sus rivales para consolidar el dominio de sus asientos delictivos, en tanto se logran algunos acuerdos con los cárteles más sólidamente empoderados de ciertas zonas del país.
Atrás pues, parece haber quedado el predominio nacional de una sola mafia delictiva, ya que los altos ingresos que significa delinquir en México induce a la multiplicación de los grupos dedicados a dichas acciones ilegales, sin importarles los riesgos que se corren al poder enfrentar a los cuerpos de seguridad cuando por una u otra razón la política pública sexenal de “los besos y los abrazos” (considerada también el dejar hacer al crimen organizado), se sustituye por acciones específicas de búsqueda y persecución de algunos criminales a los que las autoridades federales se empeñan en capturar.
Y es que no todo ha sido aparente disimulo ante la criminalidad sangrienta en el país, puesto que existen datos duros respecto a las acciones policiacas y militares o marinas que en distintos momentos han dado con el paradero de mafiosos a los que se les atrapa en algunos casos sin confrontaciones violentas, pero en otros justamente recurriendo al uso del poder de fuego para intimidar y someter a los delincuentes.
En ese tenor es evidente que desde hace varios sexenios y hasta nuestros días, por deficiencias, complicidades o falta de apoyo humano y técnico los cuerpos del orden en el país, si bien han logrado dar buenos golpes contra la criminalidad, sobre todo decomisando el fruto ilegítimo de actividades delictivas, no puede negarse que las mafias se mantienen más que prestas a seguir en activo mientras el balance entre pérdidas y ganancias por lo que podría creerse ha sido más atractivo que desalentador.
Así que el ataque a las causas de la delincuencia como lo ha venido haciendo la presente administración, teniendo a su favor un amplio respaldo popular para los programas sociales que hacen menos críticas las carencias de millones de personas, por desgracia estas medidas no parecen suficientemente generadoras del bienestar que aleje a la gente de su connivencia con rufianes.
Porque, además, la política delictiva de “plata o plomo” que algunos siguen pensando que no ha dejado de utilizarse para propiciar acuerdos de complicidad con autoridades, en el caso de los pobres y marginados de este país sigue siendo igualmente efectiva, con todo y que el gobierno les de dinero a los que lo necesitan y lo reciben “de mil amores”.
La razón es obvia ante el amago delincuencial de: “Coopelan o cuello”. Y por lo tanto, eso hace que las actividades delictivas en territorio nacional cuenten con muchos operarios. O acaso no es por eso que se mantiene vigente lo que se podría catalogar en México como el “Crimen Sociedad Anónima”.