Debate estéril
Ramón Zurita Sahagún viernes 10, Jun 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Por si alguna duda quedaba, el debate entre los tres candidatos al gobierno del Estado de México se desarrolló por ocupar el segundo lugar.
Con ese propósito llegó Luis Felipe Bravo Mena al desangelado encuentro con sus adversarios, donde increpó, encaró y cuestionó al ocupante del segundo lugar en las encuestas y se olvidó del que va arriba en las preferencias.
El primero de los dos encuentros de ideas que habrán de tener los aspirantes a la silla que hoy ocupa Enrique Peña Nieto, llegaron con la intención de cuestionarse sobre su pasado y los de sus amigos y compañeros de partido, desdeñando, en su mayor parte, la presentación de proyectos, propuestas y programas de gobierno.
Luis Felipe Bravo Mena, Eruviel Ávila Villegas y Alejandro Encinas Rodríguez, se presentaron con ánimos diferentes a esta confrontación pública que no dejó vencedores ni vencidos, solamente mayores interrogantes sobre el futuro de la entidad.
Lo que sí quedó en claro es la lucha generacional entre el joven Eruviel y los maduros Luis Felipe y Alejandro, mostrando que la década y media que marca la distancia entre las edades del primero y los segundos si marca diferencia.
Eruviel muestra la pujanza y frescura de una edad entrando en la madurez y los otros dos (Luis Felipe y Alejandro) el declive de estar en la puerta de ingreso de los adultos mayores.
Un Bravo Mena que no representa la edad que tiene y que denota cansancio y flojera por disputar el voto ciudadano y que busca con ahínco no continuar por la ruta del despeñadero y un Encinas propositivo, pero fuera de lugar, que no logra penetrar en la conciencia ciudadana.
Si se esperaba que el primer debate arrojara una luz más clara sobre el rumbo del voto ciudadano, esto no se logró, ya que si acaso los tres contendientes enseñaron armas rudimentarias que los sitúan en el mismo sitio en el que se encuentra en las preferencias ciudadanas.
De acuerdo con lo presentando por cada uno en sus diferentes exposiciones, el debate fue sumamente parejo entre las argumentaciones de unos y otros, aunque la nota disonante la puso el panista Bravo Mena, por enfocar sus baterías contra el perredista y no situarse en polémica con quien va arriba en las encuestas.
Como un anticipo de lo que vendrá en el segundo debate, los tres candidatos sacaron sus fantasmas del clóset y los exhibieron públicamente.
Personajes y agrupaciones que no participan (cuando menos en forma visible) en esta elección, pero cuyos nombre sonoros impactan en el electorado salieron a relucir.
Arturo Montiel Rojas, Andrés Manuel López Obrador, el Yunque y otros grupos más fueron sacados a la palestra de la discusión, siendo curioso que el nombre de Jorge Hank Rhon no entrará como tema de debate.
Las acusaciones saltaron de un lado a otro, en medio de las propuestas, que no fueron tan abundantes, pero que si existieron, aunque fueron sacadas de refilón, como para no dejar y enseñar que los candidatos cuentan con ellas.
Más fueron las descalificaciones y acusaciones que provocaron modorra entre los que seguimos el debate y que vimos que el formato no fue tan acartonado como en otras ocasiones.
El horario no fue el más cómodo y los tres contendientes mostraron rostros adustos, lejos de la cara amable que les puede generar mayores simpatías.
Eso sí, Ávila Villegas, Bravo Mena y Encina Rodríguez, se dejaron asesorar por sus diseñadores de imagen, aunque algunos de ellos abusaron del maquillaje y sus ropas no transmitieron el mensaje que querían al auditorio que los seguía.
De lo rescatable fueron las propuestas finales de conciliar chequeras de las campañas, someterse a exámenes antidoping y comparar cada uno de los bienes contenidos en sus respectivas declaraciones públicas.
CRIANZA DE CUERVOS
Pablo Salazar Mendiguchía debe aprenderse la lección. La crianza de cuervos produce ceguera.
Y es el que hoy recluido ex gobernador de Chiapas fue el principal impulsor de la carrera del joven Juan José Sabines Guerrero, hoy gobernador de Chiapas, al que le arrebató al PRI su militancia.
Salazar llevó de la mano al Congreso estatal y a la alcaldía de Tuxtla Gutiérrez al hijo del pintoresco Juan y sobrino del poeta Jaime, al que sacó de las filas del PRI, para ofrecerle en bandeja la candidatura de la izquierda.
Molesto porque el PRI no lo convirtió en su candidato al gobierno estatal y solamente le ofreció la candidatura de senador, Sabines aprovechó la oferta y se impuso, sin grandes problemas, a su adversario priísta, con todo y que el candidato del PAN renunció a su nominación, para sumarse a la del priísta.
Salazar quedó conforme, ya que requería de un gobernador a modo, que lo protegiera de todos los desmanes y abusos cometidos en el ejercicio del poder, por lo que conforme dejó el poder.
Todavía le alcanzó el tiempo para sembrar como el hombre de confianza del nuevo gobernante a su ex compañero de escaño, Amador Rodríguez Lozano, autor de las reformas constitucionales aprobadas en la administración de Pablo Salazar.
Rodríguez Lozano se asumió como el hombre importante del gabinete, aunque al poco tiempo fue enviado a la fiscalía estatal, en la que se convirtió la procuraduría estatal de justicia, motivada por sus reformas y al poco tiempo fue despedido del cargo.
Claro que en ese tiempo, el propio Amador fue usado como perseguidor de los funcionarios del gobierno anterior, especialmente del ex procurador estatal.
Desde entonces se inició la cacería del ex gobernador Salazar que buscó el cobijo de los grupos de izquierda radical que encabeza Andrés Manuel López Obrador.
Con todo y ello, la protección del tabasqueño no le sirvió de mucho, ya que, finalmente, fue capturado y encarcelado con base en denuncias locales sobre peculado.