El misterio en la Independencia de México
Alberto Vieyra G. martes 20, Sep 2022De pe a pa
Alberto Vieyra G.
A eso de las 14:00 horas del 30 de octubre de 1810, el Ejército Insurgente, al mando del cura Hidalgo, estaba a 32 kilómetros y a sólo 2 horas de arribar a la capital de la Nueva España para consumar la Independencia de México.
En el monte de Las Cruces, que hoy se conoce también como La Marquesa, las huestes insurgentes con aproximadamente 80 mil hombres mal alimentados enfrentarían a un destacamento de más de 8 mil elementos del Ejército Virreinal, comandado por un sanguinario coronel llamado Torcuato Trujillo, encargado de la plaza de Toluca que se había replegado hasta ese emblemático lugar, donde los soldados insurgentes con machetes, armas de lo más corriente como arcabuces, chumberas, bieldos y uno que otro mosquete derrotaron al Ejército Virreinal que sufrió bajas por más de 7 mil hombres y el Ejército Insurgente por más de 3 mil.
La refriega duró más de 2 horas y cuando comenzaba una ligera llovizna, el cura Hidalgo había consumado una emblemática batalla que lo ponía a las puertas de la capital del virreinato con presagios de que ahí ocurriría una carnicería humana, que no quedaría un sólo hispanófilo, que tenían a los mexicanos con la pata en el pescuezo.
De pronto y sin mediar ninguna explicación, misteriosamente el cura Hidalgo dio instrucciones de que el Ejército Insurgente se dirigiera al Bajío. ¿Qué fue lo que ocurrió, Ignacio Allende y demás jefes insurgentes tuvieron miedo de tomar la llamada Ciudad de los palacios?
Por aquellos aciagos días, llegaban a la capital del virreinato, hoy Ciudad de México, rumores de que el ejército norteamericano, con 40 mil hombres, invadiría a México. Ya zopiloteaban desde entonces nuestros riquísimos territorios mexicanos.
Muy espantado, el virrey Francisco Javier Venegas ordenó que de Naucalpan llevarán a la Catedral Metropolitana a la Virgen de Los Remedios. Ante ella, el virrey colocó su bastón de mando a sus pies y con devoción le pidió que los norteamericanos no invadieran México y que tampoco el cura Hidalgo arribara a la ciudad, capital del virreinato.
Recuérdese que en Atotonilco el Grande, Guanajuato, el cura Hidalgo tomaría como estandarte una efigie de la Virgen de Guadalupe, que los españoles inventaron para que fuera adorada por los indios y el mestizaje en general. Dicho estandarte lo usó el Ejército Insurgente en la toma de Valladolid y sin faltar en la batalla del monte de Las Cruces.
Por aquel entonces no faltaban los hispanófilos que harían correr la versión de que la Virgen de Guadalupe hizo el milagro de que ganaran las tropas de Miguel Hidalgo y Costilla en La Marquesa, pero que la Virgen de Los Remedios había ganado la partida a la Morenita del Tepeyac, pues evitó que el Ejército Insurgente tomará la Ciudad de México y que los gringos no invadieran territorio azteca, lo cual ocurriría hasta 1847.
¿En dónde estuvo el misterio de la batalla del monte de Las Cruces que resulta ser el mayor misterio en la Guerra de Independencia que tardaría 11 años en consumarse? ¿El cura Hidalgo tuvo miedo o Allende y compañía lo obligaron a huir en desbandada hacia Querétaro? ¿La Virgen de Guadalupe perdió la Batalla de la Independencia ante la Virgen de Los Remedios? ¡Vaya misterio de la Independencia de México!