El mensaje de odio
¬ Luis Ángel García lunes 19, Sep 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
No es el primer mandatario que distorsiona las arengas del Grito de Independencia, su mentor —el populista Luis Echeverría— recordó al malogrado presidente chileno Salvador Allende, proclamó el viva el tercermundismo del que parecemos condenados a no abandonar-, pero hace mucho que no se escuchaban los mueras en el protocolo presidencial, no desde que en Dolores Hidalgo y en el balcón central de Palacio Nacional se incitaba a matar “gachupines” o que muera el mal gobierno —ese era una invitación al suicidio—.
Durante semanas amenazó el inquilino del ex Palacio Virreinal con aderezar su conmemoración con una convocatoria al pueblo de México a, casi, casi, levantarse en armas contra los americanos. Exacerbó nuestro chauvinismo, nuestro espíritu patriotero y emulando más a Manuel Ávila Camacho, quien declaró la guerra a la Alemania nazi, que a Lázaro Cárdenas en la expropiación petrolera nos iba a llamar a “el acero aprestad y el bridón”. Como moderno Juan Escutia, el tabasqueño prometía envolverse en el lábaro patrio y defender —como otro populista, José López Portillo—, como un perro nuestro petróleo y la soberanía nacional frente a la contemporánea invasión norteamericana. Retó verbalmente a la Casa Blanca y anunció que en su discurso del 16 de septiembre haría esa virtual declaratoria de guerra para defender nuestros recursos naturales de las garras de las ambiciosas empresas estadounidenses y canadienses.
Pero, el discurso patriotero se desinfló, La visita del secretario de Estado y una misiva de Joe Biden bastaron para disciplinar al insurrecto. Al no tener enemigo al frente, decidió cambiar de sparring y bajo la campaña de Dolores y con la bandera a un lado, volvió a alentar el divisionismo entre los mexicanos. Ante una abarrotada plancha del zócalo, lleno de amlovers y acarreados de las alcaldías y municipios donde gobiernan morenistas, regresó a los mueras, condenó el clasismo, el racismo, la corrupción, conductas que endilga, a la menor provocación, a todos sus enemigos: los empresarios, los ex presidentes, la clase media, los padres con niños con cáncer, las farmacéuticas, las universidades, los investigadores, los “aspiracionistas” y un largo etcétera que según el presidente, están contra la 4T y promueven el clasismo.
El Grito de Independencia es un acto cívico que por unas horas promueve o, debiera hacerlo, la unidad de todos los mexicanos, quienes se reconocen como herederos de una nación libre y soberana, sin sometimientos extranjeros, que comparten los mismos ideales en igualdad de circunstancias. Es un efímero reconocimiento a los héroes que nos dieron Patria. Todo lo más alejado al encono que promueve el inquilino de Palacio Nacional. Revivió los mueras para personalizar a los nuevos enemigos que, según él, no están en el exterior, sino entre los propios mexicanos. Lo curioso es que solo ve la corrupción en los anteriores gobiernos, no en el propio, donde se han dado casos sin aclarar. Pero utilizar el discurso anticorrupción le permite mantener su popularidad.
El papel de todo mandatario democrático es promover la unidad nacional, exaltar el orgullo de pertenecer a un país, sentirse cobijados por los mismos símbolos patrios, perseguir los mismos propósitos nacionales. Pero en México ocurre todo lo contrario, desde la Presidencia de la República se fomenta la polarización, se alienta el divisionismo a través del discurso del odio, donde se enemistan las clases sociales, se hace un llamado permanente para estigmatizar a los propios hermanos. Así nunca saldremos del tercermundismo al que nos condenó Luis Echeverría; a pesar de haber estado entre las 20 economías más grandes del orbe, no dejaremos de ser una economía emergente.
Si en realidad AMLO quiere pasar a la historia, debe dejar los mensajes de odio que solo polarizan a la sociedad, aunque parece que ese será el único legado de la 4T.