Se volvió a salir con la suya
¬ Francisco Reynoso jueves 8, Sep 2022Triple Erre
Francisco Reynoso
Ya se veía venir.
Son muchos años de odios y rencores que no se podían borrar de un plumazo entre el PRI y el PAN.
Ayer, formalmente, como los novios que tienen dudas sobre el matrimonio, se anunció una pausa en las relaciones amatorias entre los partidos de la coalición Va por México.
Marko Cortés y Jesús Zambrano, los mandamases de Acción Nacional y del PRD, respectivamente, demandaron al tricolor y a su presidente, Alejandro Alito Moreno, una explicación sobre la propuesta de la diputada tricolor de Durango, Yolanda de la Torre, para extender la presencia del Ejército en las calles de México, en tareas policiacas y de seguridad pública. Iniciativa que al presidente López Obrador le cae como anillo al dedo.
Y Alito se envalentonó y respondió que al PRI ningún jijo de la jijurria le pone un ultimátum.
Y confirmó que la bancada del PRI apoyará la iniciativa.
Casi al mismo tiempo se conoció que la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, suspende el tema Alito raterito en su gustado espectáculo circense “Martes del Jaguar”.
Lo menos que esperarían la familia de Moreno es que la Fiscalía de Renato Sales pare las investigaciones y persecución contra el presidente del PRI.
“Amor con amor se paga”, le recuerdan al fiscal de Campeche.
Con cualquiera, menos con el PRI
Ya se veía venir.
Los amoríos entre PRI y PAN no podían durar mucho tiempo. El romance podría compararse al de Jesús Arriaga, Chucho el Roto con Matilde de Frizac, que sólo perdura en las novelas.
Tampoco el amasiato con el PRD tenía futuro. El sol azteca fue engendrado por priistas relegados y marginados por la élite del PRI. Y desde que Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Andrés Manuel López Obrador, Ifigenia Navarrete y otros abandonaron al entonces todopoderoso e invencible PRI, el odio se incubó y ha ido creciendo hasta hace meses en que se lo quisieron esconder y disfrazar.
Tanta es la inquina de perredistas contra priistas que en los estatutos de aquellos se consigna que con cualquiera se pueden construir alianzas, incluso organizaciones de dudosa moral y honestidad, pero nunca jamás con el PRI.
Palabras proféticas de Fox
Ya se veía venir la ruptura de la alianza Va por México.
Y quien la vio con más claridad desde hace mucho tiempo, quizá desde el momento mismo del arrejunte, fue el caudillo López Obrador.
Ayer felicitó a los priistas porque optan por ayudar y servir a México con la iniciativa de Yolanda de la Torres y se alejan de los conservadores al servicio de la oligarquía.
Si ven que les está yendo mal con el pueblo sabio -reflexionó López- sólo que sean masoquistas pueden seguir por el mismo camino.
Para eso se inventaron los divorcios, celebró López Obrador.
Ya se veía venir.
Nunca el PRI iba a aceptar que el PAN pusiera el candidato a la presidencia de la República.
Y el PAN, instalado como la oposición más grande y fuerte, nunca aceptaría a un priista en busca de la silla presidencial en 2024.
Aún están frescas las palabras que Vicente Fox le dijo a Francisco Labastida Ochoa en el debate de 2000.
“A mi tal vez se me quite lo majadero, pero a ustedes lo mañoso, lo malo que son para gobernar y lo corrupto no se les va a quitar nunca”.
En el PRI prefieren llamar pragmatismo a eso que Fox calificó de mañas.
López Obrador tiene a los priistas cogidos de sus partes nobles. Con Jesús Murillo Karam en la cárcel, acusado de inventar la “verdad histórica” de Ayotzinapa a base de torturas y desapariciones forzadas, la suerte del ex presidente Enrique Peña pende de un hilo.
En un juego perverso que los priistas leen perfectamente, López dice que no hay nada contra Peña Peñita Peña. Pero la Fiscalía de Alejandro Gertz confirma que hay varias carpetas de investigación en su contra.
El lado flaco de la oposición
Y Alito Moreno sabe bien que podría festejar la Navidad despojado de fuero constitucional. Y si Renato Sales mete el acelerador, recibiría el año nuevo como vecino de Murillo Karam.
Los priistas tienen claro que López Obrador, que frenó lo de la prisión preventiva oficiosa para que todos los sospechosos de delitos graves enfrenten a la justicia tras las rejas, no se anda con medias tintas. Ni se tienta el corazón para dejarle caer la tranca a sus enemigos.
Así pues, el PRI opta por una política pragmática que favorezca al pueblo sabio, a la gente vulnerable; por decisiones que sean en favor de México y los pobres sean primero.
Las decisiones, empero, no son compartidas por todos los priistas. En el Senado, Miguel Osorio ya anticipó que no van con la iniciativa de alargar la estancia del Ejército en las calles. Y confirmó que se intensificará la lucha interna por echar fuera del PRI a Alito y su camarilla.
Con todo esto, la alianza Va por México se desmantela, se fractura.
Y el gran beneficiado con la debacle del bloque opositor es el presidente López Obrador.
Pero no sólo es el gran beneficiario. También es el principal responsable del rompimiento. Lo planeó con inteligencia y paciencia. Paso a paso. Y es que López Obrador conoce a unos y otros como a las suelas de sus zapatos; sabe bien de cuál pie cojean priistas, panistas y perredistas.
La verdad es la verdad
y no admite otros datos