Mineros. La mejor solución
Armando Ríos Ruiz miércoles 31, Ago 2022Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
No podía esperarse menos de la eficiencia probada del gobierno, en la que abundan las “soluciones” para los diferentes problemas que padecen los mexicanos, desde las que aporta el primer mandatario, hasta los colaboradores que ansían colgarse medallas. Lástima que con las más disparatadas. Con las que lejos de ayudar, causan un gran daño. O simplemente con lo primero que viene a la cabeza del que emite el supuesto remedio.
Hoy, hace 28 días, 10 mineros quedaron atrapados en una mina de carbón de Sabinas, Coahuila, a 60 metros de profundidad, en un lugar que, se supo, se anegaba de agua. Sin embargo, se habló de grandes esperanzas, ya que aledaño al lugar había espacio y aire suficientes para aguantar mientras llegaba la ayuda del gobierno, que jamás dio pie con bola, como se dice popularmente.
Después de muchos esfuerzos y no lograrse avances medianamente importantes, Laura Velázquez Alzúa, directora de Protección Civil del gobierno de la República, anunció el final de los trabajos de rescate, porque ya no existen las condiciones adecuadas para los rescatistas. Estos suspendieron los trabajos, que serán suplidos por un memorial y por un cheque.
Había anunciado un plan diferente a los familiares, que permanecieron en el lugar todo el tiempo, con la esperanza de escuchar una noticia alentadora. Ofreció cavar un tajo a cielo abierto. Una maniobra que duraría muchos meses. Inclusive un par de años o quizá más.
Parece que existe el deseo de proteger al dueño de la mina, de quien se dice, sólo responde al nombre de Christian, a pesar de haberle tomado ya declaración ministerial. Lo mismo que ocultar las condiciones deplorables en que trabajan los mineros, sometidos a trabajos arduos, mal remunerados y en condiciones precarias de seguridad, aumentadas por la disminución en esta administración, de inspectores que pueden prever desastres.
El lamentable percance recordó lo que ocurrió en la minera Pasta de Conchos, en 2006, también en Sabinas Coahuila, en donde quedaron 65 mineros sepultados a 490 metros de profundidad, cuyos cuerpos aún yacen en el lugar de los hechos. Se dijo que los trabajos de rescate fueron suspendidos para evitar que se conocieran las pésimas condiciones en que se encontraba la mina.
Lo mismo que para proteger al propietario, Grupo México.
Para lo que ocurrió hace menos de un mes, ya se dieron a conocer acciones con las que se pretende dar un consuelo a los familiares. Se aportará un memorial en honor de quienes ya consideran muertos, aun cuando se sabe que una persona puede aguantar 40 días e inclusive más, en situaciones atípicas, sin probar alimentos y de tres a cinco días sin agua. El problema de los mineros no es precisamente la carencia de líquido. Lo anterior puede variar debido a diversas circunstancias, como el estado físico de las personas.
En el caso de la mina El Pinabete, como ocurre en la mayoría de situaciones parecidas en México, ya los declararon muertos o ya los condenaron a muerte por falta de técnicas suficientes para logar el salvamento, que no fueron buscadas en otros países desde el principio, como ocurrió en los sismos de 1985, después de los cuales, México se vio inundado de rescatistas de diversas partes del mundo, que coadyuvaron con el trabajo de los mexicanos.
Imaginé de entrada, que en este caso, el memorial sería algún monumento que recuerde a las víctimas de la tragedia, que debería servir para rememorar a todos los que a través del tiempo han dado su vida a cambio de enriquecer a un patrón que les paga poco y que nada hace por mantenerlos a salvo del peligro a que se exponen, porque más importa su comodidad.
No será de esa manera. Simplemente se trata de una ceremonia el próximo 3 de septiembre, cuando se cumple un mes de la tragedia y en la cual se hará entrega de una indemnización, que no resuelve para nada la desaparición de los familiares olvidados a su suerte, desde antes de morir.