Catástrofe climática
Alberto Vieyra G. miércoles 31, Ago 2022De pe a pa
Alberto Vieyra G.
El cambio climático comienza a provocar los primeros desastres que presagian la catástrofe planetaria. La inconsciencia humana está causando estragos por todo el mundo. Los mares convertidos en gigantescos basureros; lagos y ríos contaminados; selvas depredadas; deshielo de gigantescos glaciares y hasta un boquete en la Antártida que ya destruyó la capa de ozono y que podría tardar hasta 80 años en restaurarse, siempre y cuando ya no contaminemos nuestra casa común: La madre Tierra.
Ya suman más de 3 mil 400 millones de personas que padecen la escasez de agua, es decir el 45% de los habitantes de este planeta sufren los estragos de la escasez de agua; el 70% del planeta sufre de una sequía jamás vista; las lluvias se escasean en algunas regiones de la Tierra y en otras se precipitan de manera histórica, como es el caso de Pakistán, donde este año ha llovido lo que llueve en 8 años, es decir que el agua les llega hasta la barbilla y qué dieran los habitantes de Nuevo León, donde la escasez de agua en México deja sentir sus primeros conflictos sociales por la escasez del vital líquido. El agua es un recurso natural no renovable y regarla, es tanto como apostar a la catástrofe que viene. Urge que tomemos conciencia de no desperdiciar el agua, porque pensándolo bien, si el agua se acaba, la vida también.
El punto medular está en la conciencia que no es otra cosa que la capacidad del conocimiento de discernir entre el bien y el mal o lo que es lo mismo distinguir si estamos contaminando a nuestro planeta, la catástrofe que viene nos cobrará a todos la factura. ¿Se imagina usted un planeta yermo y convertido en un gigantesco desierto?
Algunos inconscientes chinos expertos en levantar murallas han llegado a decir que “si los mares se crecen, el agua salada invadirá amplias zonas costeras a nivel del mar, ellos levantarán murallas, pero eso nos habla más bien de una fanfarrona soberbia que refleja la puritita inconciencia humana.
La Ciudad de México, los 7 estados norteños fronterizos con Estados Unidos y muchas otras entidades de la República, además de Nuevo León saben ya lo que es desperdiciar el agua. Algunos destorlongados gobernantes como Samuel García han sugerido a la gente que “recen para que llueva”. No, la cosa no es de rezos, sino de conciencia pues México y el mundo atraviesan por un problema hídrico de grandes proporciones. La mayoría de los gobernantes populistas, demagogos y mentirosos prometen llevarles agua, pero habrá que decirles a esos pulpos chupeteadores que se disputan en elección tras elección nuestros dineros públicos que “Dios da el agua, pero no la entuba”. Se necesita mucho dinero para llevar a cabo obras hidráulicas de gran calado que sirvan a las futuras generaciones. Eso lo saben los hombres de estado que piensan en las futuras generaciones y no en las próximas elecciones.
Así que lo que se necesitan son grandes obras hidráulicas para llevar incluso, el agua del mar a nuestras ciudades y colonias. Sí, escucho usted bien, agua del mar que tendrá que ser tratada para convertirla en agua dulce, como ya ocurre con Arabia Saudita, la única nación en el mundo que consume agua del mar. Qué le parece si juntos reflexionamos sobre cuántos litros de agua consumimos diariamente. ¿Qué tanta agua podemos ahorrar? ¿Qué tanto podemos dejar de contaminar no tirando basura en la vía pública? Recordemos que una ciudad limpia no es porque barran todos los días, sino porque sus habitantes no tiran basura y no contaminar nos habla de pueblos cultos, con altos valores y nobles virtudes.