Los mineros, tragedia centenaria
¬ Luis Ángel García lunes 29, Ago 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Los trabajadores de la industria minera han sufrido históricamente del abandono laboral, sanitario y de seguridad social. La inundación de una “mina” de carbón, El Pinabete, en Sabinas, Coahuila, donde permanecen atrapados diez mineros desde el 3 de agosto, solo exhibió las condiciones infrahumanas en que laboran estos asalariados, la explotación que aún existe por parte de los patrones —muchas veces bajo el amparo de prestanombres— y la ineficacia del gobierno federal para rescatar a las víctimas y apoyar a las familias, donde es evidente la falta de pericia de las autoridades de protección civil —la titular tiene estudios en historia del arte, sin experiencia en el ramo, pero con 90 por ciento de lealtad al Presidente—, y la ausencia de las instancias del Trabajo, cuya secretaria no se ha parado en el lugar, no sabe quiénes son los verdaderos dueños de la “mina” y desconoce que sus empleados sólo realizan el uno por ciento de las inspecciones a la industria minera. Pero eso sí, la 4T cuenta con el apoyo del senador “Napito”, quien, sin conocer las minas, es el mangoneador del sindicato, a cuyos agremiados les robó un fondo de 50 millones de dólares, por lo se dio a la fuga a Canadá, donde obtuvo impunidad y hasta la nacionalidad; un canadiense en el Congreso de la Unión mexicano.
Uno de los sectores obreros más riesgosos y desprotegidos es el minero, y a pesar de los accidentes trágicos que sufren, nada hacen los empresarios y mucho menos las autoridades para remediarlos. Explosiones, derrumbes e inundaciones han dado cuenta de cientos de vidas de trabajadores y dejado en el desamparo a sus familias. En 1902, en la mina El Hondo, también en Sabinas, murieron 200 mineros; en 1969, en Barroterán, Coahuila, por una explosión de gas metano fallecieron 153 obreros, en 1988, en la mina Cuatro y medio, en Múzquiz, Coahuila, quedaron sepultados 39 trabajadores; en el mismo municipio, en junio de 2021, por derrumbe, perecieron siete mineros —en ese momento, por periodo electoral, el gobierno federal ofreció esclarecer los hechos y apoyar a las familias, incluso las titulares del Trabajo y de Seguridad y Protección Ciudadana acudieron al lugar, claro sin resolver el problema—; el 29 de septiembre de 2001, en el pozo La Morita, perdieron la vida 12 mineros; el 29 de enero de 2006, en Pasta de Conchos, fallecieron, luego de una explosión, 65 mineros, cuyos cuerpos no han sido rescatados.
De las dos tragedias últimas, el entonces opositor Andrés Manuel López Obrador utilizó las desgracias obreras para denostar al gobierno foxista y arengar a los trabajadores contra empresarios y autoridades. Más aún, ya como Presidente se comprometió a extraer los cuerpos de los atrapados en Pasta de Conchos, ofrecimiento que lleva meses sin cumplirse.
A pesar del “charrismo” de los sindicatos mineros, sus agremiados siempre han sido combativos y buscan reivindicar las demandas salariales, de higiene en el trabajo, mejores condiciones para la operación y seguridad social. Pero, la verdad es que poco ha cambiado su situación desde las huelgas de Cananea en 1906; en noviembre de 1950 los mineros de Santa Rosa, en Coahuila, se fueron a una de las huelgas más largas de la historia, en enero de 1951 cinco mil trabajadores de las minas coahuilenses, incluidas decenas de mujeres, recorrieron, en la marcha de la dignidad, 1,500 kilómetros hasta el zócalo de la Ciudad de México para exigir justicia al gobierno alemanista; un vacío y con las luces apagadas, Palacio Nacional atestiguó la protesta minera. Poco se ha logrado desde entonces. Líderes corruptos, empresarios voraces sin conciencia para otorgar mejores condiciones de trabajo a sus obreros y un gobierno indolente e ineficaz ensombrecen el panorama. La 4T no dista mucho del foxismo y El Pinabete puede ser otro Pasta de Conchos.