El ojo que todo lo ve
Alberto Vieyra G. jueves 25, Ago 2022De pe a pa
Alberto Vieyra G.
En 1929, en el Palacio Nacional se inauguró la antigua Cámara de Diputados en la que en 1857 se aprobaron las Leyes de Reforma a cargo de 36 diputados federales.
Desde su inauguración en ese recinto parlamentario rindieron protesta más de una decena de Presidentes de la República, entre ellos Antonio López de Santa Anna Pérez de Lebrón, Lucas Alamán, Valentín Gómez Farías y Benito Juárez, hasta que en 1872 fue destruido por un incendio ese majestuoso salón de estilo neoclásico que contaba además con una gran cantidad de símbolos masónicos. Hacía más de un siglo que dicho recinto permanecía en desuso y resguardo por parte de la Secretaría de Hacienda, pero después de una manita de gato con pintura antisísmica, el presidente Andrés Manuel López Obrador lo mostraría en sociedad para que sus “corcholatas” gastalonas de nuestros dineros públicos se tomaran la foto este lunes 22 de agosto. Sí, están descaradamente en campaña electoral rumbo a 2024 y desafiando al árbitro electoral de México, que les ha dicho en todos los tonos, incluyendo a AMLO, que le bajen de tono a su proselitismo porque están violando la ley, pero como ese es su deporte favorito, lo dicho por el INE les entra por una y les sale por la otra.
Un símbolo masónico que dejaría a todos con el ojo cuadrado y la boca abierta viendo hacía arriba es el que se conoce mundialmente como el ojo que todo lo ve, el ojo de la providencia que los masones en el mundo conocen como la vigilancia y providencia de Dios sobre la humanidad. Ese ojo que todo lo ve está en la parte alta del recinto parlamentario de Palacio Nacional y si hablara nos diría que las “corcholatas” de AMLO están muy chindinguas.
Recuérdese que desde la conformación de la República que se constituyó oficialmente como Estados Unidos Mexicanos en 1824, el quehacer político y económico en México fue dominado por la masonería. Incluso, varias de las luchas que se libraron entonces por el poder ocurrieron entre yorkinos y escoceses, es decir entre liberales y conservadores. Benito Juárez pertenecía al rito escocés y en casi todas las instituciones y construcciones que se erigieron durante los gobiernos masónicos aún prevalecen esos símbolos la espada y el ojo que todo lo ve, de los que por desgracia la mayoría de los jóvenes de hoy, no saben nada.
Ese símbolo masónico del “ojo que todo lo ve” nos deja muchas lecturas: Una de ellas está en la Universidad Autónoma del Estado de México atestada de éste símbolo a la que han pertenecido la mayoría de los politicastros que conforman el Grupo Atlacomulco, entre ellos Enrique Peña Nieto, a quien el actual presidente AMLO, también masón, ha tendido su manto protector sobre Peña Nieto en el caso de la desaparición de los normalista de Ayotzinapa y ello nos explica también que será intocable en lo que resta de este sexenio.
Los símbolos masónicos nos dicen también que entre los masones no se pueden matar, ni envenenar, ni denunciar penalmente, sino protegerse utilizando aquella máxima de la política azteca de tapaos los unos a los otros.
En México, el 90% de los Presidentes y hombres ilustres que conformaron esta nación son masones. Entre ellos Miguel Hidalgo, Morelos, Aldama, Jiménez, Vicente Guerrero, Benito Juárez, Venustiano Carranza, Sebastián Lerdo de Tejada, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas del Río y tal y tal. Y en Estados Unidos hablamos de los presidentes masónicos como George Washington, Roosevelt y la mayoría de quienes conforman el poderoso cinturón de la Biblia norteamericana como los Rockefeller, petroleros texanos, dueños de armadoras automotrices, etcétera. Todo son masones y aunque usted no lo crea en la televisión hemos visto los personajes masónicos como los Picapiedra.