Justicia desigual y chipotuda
¬ Francisco Reynoso martes 23, Ago 2022Triple Erre
Francisco Reynoso
Nunca en México la justicia ha sido pronta y expedita. De ahí que Benito Juárez acuñara esa frase de “A los amigos, justicia y gracia, a los enemigos, la ley a secas”, cuya vigencia hace días aceptó el presidente López Obrador.
En la cuatroté, cualquiera que sea el asunto, no hay piso parejo ni leyes que valgan.
De ahí esa frase que acuñó López Obrador y que lo pinta de cuerpo entero: “No me salgan con el cuento de que la ley es la ley”. Su complemento idóneo: “Al diablo las instituciones”.
Por el caso Ayotzinapa entró a la cárcel Jesús Murillo Karam, quien se desempeñó como procurador general de la República en el sexenio de Enrique Peña Nieto.
La Fiscalía de Alejandro Gertz lo acusa de desaparición forzada —de los 43 estudiantes—, de torturar a diferentes personas para poder construir la “verdad histórica” y de obstrucción a la administración de justicia.
La Comisión de la Verdad que encabeza el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, construyó su propia “verdad histórica” y en ésta encontró que Jesús Murillo tuvo responsabilidad directa en la desaparición y muerte de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa.
En la mañanera del lunes, López Obrador se apresuró a decir que contra Enrique Peña Nieto no hay nada. Se le menciona en las conclusiones de la Comisión de la Verdad, pero no hay orden de aprehensión en su contra.
Con el copetes no se metan. Es un hombre decente y derecho, le faltó decir al caudillo López
Zedillo y Córdoba, en lista de espera
A principios de julio, la Fiscalía General de la República reabrió el caso Colosio, a 28 años del asesinato del candidato presidencial del PRI en Lomas Taurinas, Tijuana.
Enamorado de las verdades históricas, el presidente López ofreció protección a Mario Aburto Martínez, quien purga una condena de 45 años de cárcel como autor material del magnicidio.
Imaginemos que show mediático espectacular sería que la cuatroté sentara en el banquillo de los acusados, como autores intelectuales del asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta a Raúl Salinas de Gortari, José Córdoba Montoya y a Ernesto Zedillo.
López Obrador se iría a las nubes en popularidad.
Obviamente la única prueba contundente para llamar a comparecer a figuras de la élite política del PRI de aquel entonces sería, como en el caso de Ayotzinapa y la detención de Murillo Karam, un testigo protegido.
Ni quién se acuerde de la Línea 12
Y en medio de este fandango de justicia tardía, la gente pierde de vista asuntos también de mucha importancia.
La caída de un tramo de la Línea 12 de Metro en la que murieron 26 personas y más de 100 sufrieron heridas graves no tiene culpables.
Por supuesto, la “corcholata” presidencia Claudia Sheinbaum está totalmente excluida de toda responsabilidad.
¿Y Marcelo Ebrard? No, no, tampoco.
La justicia debe buscar a otros culpables que no abollen la corona de López Obrador.
Quizá si dentro de 20 años se crea una comisión de la verdad Sheinbaum y Ebrard ya no sean intocables.
La sociedad también pregunta si deberá esperar un cuarto de siglo para saber si el fiscal Alejandro Gertz le fabricó delitos a su familia política y hacer pagar a su cuñada y sobrina por la muerte de su hermano, que ni herencia le dejó.
Y pediría conocer la procedencia de los recursos con los que el honestísimo fiscal compró varios pisos en España, concretamente en Ibiza y Madrid.
Querrán saber los mexicanos si Alejandro Gertz es un pillo de siete suelas, como afirma Julio Scherer. O si, por el contrario, el ex consejero jurídico de López Obrador utilizó su cargo en Palacio Nacional para extorsionar a empresarios machuchones, entre ellos al abogado Juan Collado.
Justicia ciega, sorda, coja y tarada
La justicia, empero, tiene sus prioridades en la Cuarta Transformación.
Una de ellas fue escarmentar a Rosario Robles como cerebro diabólico de la “estafa maestra”.
La ex secretaria de Desarrollo Social y de Desarrollo Urbano en el sexenio de Peña Nieto salió del reclusorio después de tres años. Se defenderá desde su casa, porque su proceso sigue.
En la “estafa maestra” hubo decenas de presuntos implicados, porque 7 mil 600 millones de pesos alcanzaron para embarrarle las manos a mucha gente.
En las carpetas de investigación aparece, como uno de los involucrados, Emilio Lozoya, ex director de Pemex.
Pero Emilito es testigo colaborador del fiscal Gertz y, si promete ya no comer pato, pronto lo dejarán volver a su casa.
Otros que estarían metidos en el ajo son el rector de la Universidad Tecnológica de Tabasco, Fernando Calzada Falcón, y tres rectores de la Universidad Popular de la Chontalpa: Víctor Zárate, José Luis Hernández y Pedro Muñoz Vergara, todos ellos buenos amigos de la familia López.
A muchos de ellos, igual que a otros, nadie los ha molestado.
Faltan muchos años para que se forme una comisión de la verdad con testigos protegidos y chivos expiatorios.
Quizá en 2050, cuando también se constituya una comisión para la verdad del caso Pío López, pueda aclararse la “estafa maestra”.
Así se las gasta la cuatroté con la justicia ciega, sorda, coja y media tarada.
La verdad es la verdad
y no admite otros datos