OMS verifica más de 445 ataques a instalaciones sanitarias en Ucrania
Mundo martes 16, Ago 2022
Desde el comienzo de la invasión
- El conflicto interrumpió líneas de suministro, limitando el reparto de medicamentos
La Organización Mundial de la Salud (OMS) verificó 445 ataques en Ucrania a la asistencia sanitaria, con el resultado de 105 heridos y 86 muertos, con un nuevo ataque en las últimas dos semanas, desde el comienzo de la guerra, del 24 de febrero al 11 de agosto, según el Sistema de Vigilancia de Ataques a la Asistencia Sanitaria de la OMS.
Tal y como explica la OMS en su informe, publicado la semana pasada, los ataques a la atención sanitaria incluyen los perpetrados contra los centros de salud, el transporte, el personal, los pacientes, los suministros y los almacenes.
“Estos ataques privan a las personas de la atención que necesitan urgentemente, ponen en peligro a los proveedores de atención sanitaria y socavan los sistemas de salud. El acceso a la atención sanitaria sigue viéndose gravemente afectado debido a los problemas de seguridad, la restricción de la movilidad, la ruptura de las cadenas de suministro y el desplazamiento masivo”, lamenta la organización sanitaria de Naciones Unidas.
La OMS señala que el conflicto ha interrumpido las líneas de suministro, limitando el movimiento de medicamentos y consumibles entre y a través de instituciones, ciudades y regiones.
“El movimiento de carga por aire se ha detenido, muchas carreteras están bloqueadas, los trenes y las estaciones de tren están dañados, y como el movimiento en las carreteras sigue siendo arriesgado, los suministros de bienes se han retrasado”, detallan.
Al 9 de agosto, mil pacientes que requerían asistencia sanitaria fueron evacuados de Polonia, Moldavia, Eslovaquia y Ucrania para recibir tratamiento médico en otros 18 países europeos a través del Mecanismo de Protección Civil de la Unión Europea. Entre las solicitudes actuales, otro 5% está en tránsito. Estas evacuaciones se deben principalmente a afecciones crónicas y lesiones traumáticas.
El 28 de julio, un equipo de 32 profesionales sanitarios polacos llegó en el tren medicalizado. En el marco de una iniciativa organizada por el Gobierno de Polonia, evaluaron qué pacientes requerían evacuación médica y los trasladaron a través de Polonia.
Hasta el 10 de agosto, la OMS entregó a Ucrania 990 toneladas métricas de suministros médicos, valorados en 27 millones de dólares. Durante la semana pasada se entregaron más de 18 toneladas métricas de suministros médicos, valoradas en 4.9 millones de dólares, en los almacenes de Kyiv y Lviv.
La OMS también entregó 44.4 toneladas métricas de suministros médicos, valorados en 948 mil 900 dólares, a instalaciones médicas de 11 oblasts. Estos suministros incluían botiquines para enfermedades no transmisibles, artículos de laboratorio, equipos de protección personal, suministros para traumatología y cirugía de urgencia, máscaras venturi, concentradores de oxígeno, artículos de laboratorio, medicamentos y otros equipos esenciales para la atención clínica.
Aumentó el tráfico de mujeres y niños
en Europa Occidental con la guerra
Mientras tanto, el tráfico de mujeres y niños se recrudeció a partir del inicio de la invasión rusa, por lo que redes de traficantes de personas convencen u obligan a mujeres y menores ucranianos de salir de su país para “ocuparse”, sobre todo en naciones de Europa Occidental… y lo que hacen es “vender” mujeres o niños con fines de prostitución, pornografía infantil, adopciones ilegales o trabajo esclavo.
“Ofrezco hospedaje a joven ucraniana delgada a cambio de relaciones sexuales. Foto exigida”.
Este mensaje, publicado por un irlandés en las redes sociales a finales de febrero, mientras miles de mujeres y niños se precipitaban fuera de Ucrania huyendo de los bombardeos rusos, causó revuelo en internet y escándalo en Irlanda.
A mediados de marzo la policía sueca interrogó a una cuarentena de clientes de prostitutas contactadas a través de internet; 30 confesaron haber “comprado los servicios” de refugiadas ucranianas recién “traídas” a Estocolmo.
En las mismas fechas, la Unidad de Lucha contra el Tráfico, del Ministerio de Justicia de Israel, abrió una investigación sobre el caso de un centenar de refugiadas ucranianas que habían llegado a Tel Aviv en condiciones más que sospechosas.
Según explicaron algunas de ellas en un reportaje de televisión, un hombre las contactó al principio de la guerra, se encargó de hacerlas salir de Ucrania, asumió sus gastos de viaje por avión a Tel Aviv y les prometió ayuda para conseguir trabajo. Pero tan pronto arribaron a Israel fueron forzadas a prostituirse o a realizar trabajos domésticos en condiciones de extrema dureza. Todas las víctimas describieron al mismo individuo, que las autoridades policiales israelíes tenían fichado por sus antecedentes criminales.
Estas situaciones dramáticas confirman la alerta apremiante lanzada por António Guterres, secretario general de la ONU, al inicio del éxodo ucraniano, el peor de Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
“La guerra en Ucrania dista de ser una tragedia para traficantes de personas y depredadores”, advirtió Guterres. “Al contrario, es una gran oportunidad para ellos, ya que mujeres y niños son sus objetivos.”
Se calcula que durante los dos primeros meses del conflicto, cinco millones de personas salieron apresuradamente de Ucrania, creando situaciones caóticas en las fronteras de ese país con Polonia, Hungría, Moldavia, Eslovaquia y Rumania, que rebasaron en un primer tiempo las instancias nacionales concernidas, pero también al Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, la Organización Internacional para las Migraciones, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen, la Interpol y la Europol.
Al paso de los días se logró unir esfuerzos en estas fronteras para socorrer a los refugiados. También se movilizaron ONG de Europa así como miles de ciudadanos europeos que se ofrecieron para alojar a mujeres y niños ucranianos.
Tal como lo había advertido Guterres, redes criminales e individuos “malintencionados” aprovecharon el caos inicial y los problemas de coordinación entre las distintas iniciativas institucionales y ciudadanas para engañar y secuestrar a refugiadas. A estas alturas resulta imposible medir la amplitud de estos atentados contra mujeres y niños desamparados.
Rusia acusa a ONU de “cinismo” al proponer
la salida de las tropas de Zaporiyia
Por su parte, el administrador ruso de la región ocupada de Zaporiyia, Vladimir Rogov, acusó al secretario general de la ONU, António Guterres, de realizar un ejercicio de “cinismo” al proponer la retirada de los militares rusos de la central nuclear de la localidad, desde hace meses bajo el fuego cruzado de las fuerzas de Kiev y de Moscú en combates que se han recrudecido en los últimos días, a sabiendas, según el administrador, de que esta salida dejaría el lugar en manos de Ucrania, con “terribles” efectos.
Rogov ha valorado la propuesta general de Guterres, esto es, la creación de una zona de seguridad en torno a la central sin presencia militar rusa ni ucraniana, como una petición de capitulación para Moscú. “Es que ni siquiera es hipócrita o estúpido: es de un cinismo indignante”, ha asegurado el administrador en declaraciones a la cadena Rossiya 1 recogidas a su vez por la agencia rusa TASS.
Guterres entiende perfectamente que la retirada de nuestros equipos de Zaporiyia deja indefenso un lugar que será dañado inmediatamente por los ataques ucranianos, lo que tendrá terribles consecuencias”, añadió.
Moscú y Kiev se han culpado mutuamente de ataques contra la central, recrudecidos desde el pasado fin de semana, que han causado daños en almacenes de combustible usado o en sus línea eléctricas. Ante el desastre nuclear que teme la agencia nuclear de la ONU, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), la comunidad occidental, con Estados Unidos a la cabeza, ha abogado por la creación de una zona desmilitarizada. De hecho, una unidad de uno de los reactores habría sido desconectada de la red eléctrica, activando su sistema de protección de emergencia y poniendo en funcionamiento los generadores para garantizar el suministro eléctrico.