¿A quién complace el crimen?
Armando Ríos Ruiz lunes 15, Ago 2022Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Hace casi cuatro años inició un sexenio que comenzó a dar muestras de un deseo enfermizo por conducir el país a un futuro nada prometedor, pese a las enormes esperanzas de millones de mexicanos que, cansados de los atropellos, abusos y excesos de los anteriores gobiernos, decidieron confiar en un hombre que prometió por lo menos la diferencia para mejorar, primero en lo político y luego en todo lo que los mexicanos quisieron imaginar.
Hoy, a pesar de las claras muestras del enorme retroceso al que nos llevan en agitado vuelo, muchos continúan inmersos en esa esperanza que deveras, nunca muere y que se ha acentuado en muchos, al grado de casi gritar ciegos que darían la vida por su líder, por más señales demasiado claras, de que la moderna intención es crear las condiciones para heredar a los mexicanos una nación en ruinas.
Las contradicciones hablan por sí solas. Todos los días se alude el pasado como supuesta prueba de la ruindad que pudieron transmitir gobiernos anteriores. El micrófono presidencial repite diariamente lo mismo que hoy se hace, con la diferencia de que ahora se perdona. Pero se insiste en lo que los mexicanos ya saben, razón del voto por el supuesto cambio.
Se trata de un discurso que debe repetirse, porque mantiene encendida la flama de los creyentes, de los fanáticos que así se enervan y acrecientan su coraje en los que abusaron. Tan ciegamente, que hoy sólo escuchan sin darse cuenta de que caen en un pozo sin fondo, cuya oscuridad no les permite ver hacia dónde se dirigen o más bien, a dónde los lleva su redentor.
Nadie podría aseverar que hoy estamos mejor que hace cuatro años. La situación que se vive es infinitamente peor. El Presidente tuvo la infeliz ocurrencia, entre muchas otras dedicadas a causar los desastres más atroces, de inventar una frase dedicada a la plena satisfacción de los criminales, como si cumpliera con la parte de un pacto que hoy, no pocos imaginan. Las señales se multiplican cada día. Para ellos, “abrazos, no balazos”.
No se necesitaba mucha inteligencia para saber a ciencia cierta, que esa medida traería las complicaciones más grandes a la vida de quienes habitamos este país. Las señales se hicieron evidentes, porque el mismo mandatario se ha encargado de posar para esa foto, desde el día que dio la orden, como él mismo lo ha reconocido, de dejar en libertad al Chapito y después de viajar a la sierra de Sinaloa a saludar a la abuela y a departir en un festejo.
El crimen ha avanzado a una velocidad vertiginosa. Los criminales han inventado nuevas formas de intimidar, no sólo a sus enemigos, sino a toda la población que nada tiene que ver con sus quehaceres. Pero, dueños de México porque el país les ha sido entregado sin miramientos, asesinan, lo mismo a mujeres embarazadas que a viejos que apenas pueden caminar y a niños indefensos. ¡Claro! ¿Quién no lo está frente a sus terribles armas?
Estados otrora tranquilos, están convertidos en un infierno. Los criminales incendian lo que encuentran a su paso. Eso les permite mantener a las poblaciones aterrorizadas. Las tiendas Oxxo y los automóviles son blancos perfectos para sembrar el miedo. Y mientras arde Roma, el emperador debe sonreír solamente, porque ni siquiera sabe tocar el violín.
Los enfrentamientos en ciudades de Guanajuato y de Chihuahua aparecieron para espanto de la ciudadanía. Es claro que los narcos no sienten ni cosquillas con el mensaje del Presidente. También es evidente que no desean abandonar sus armas ni sus actividades delictivas. Más bien las han redoblado, conscientes de que gozan de libertad plena y absoluta para eso.
Ahora también se ha anunciado un decreto para militarizar a la Guardia Nacional, que en todos los países del mundo en donde existe, se trata de un organismo que coadyuva para combatir el crimen y tiene condición civil. Igualmente, en México. El artículo 21 constitucional dice: “Las instituciones de seguridad pública, incluyendo la Guardia Nacional, serán de carácter civil, disciplinado y profesional”.
¿Qué pretende? ¿Reforzar su seguridad, para actuar decididamente como el dictador que ya practica desde cuándo, con la protección del mismo Ejercito y de todos los que representan una fuerza armada hasta los dientes?