Dislates históricos • II
Alberto Vieyra G. jueves 11, Ago 2022De pe a pa
Alberto Vieyra G.
[ Segunda y última parte ]
Históricamente en México han existido los irreverentes del ponzoñoso presidencialismo y en general del poder.
El satanizado periodista del porfiriato Pancho Bulnes, definía a la clase política azteca como “politicastros”.
El ilustre cronista histórico, Salvador Novo les aplicaba a nuestros empleados del poder público el dicho que reza: “La ociosidad es el vicio de todas las madres”, el dicho es al revés volteado, pero él así se las aplicaba.
El ínclito cómico de la política don Jesús Martínez Palillo, simplemente calificaba a los sinvergüenzas ladrones de la política azteca como “mendigos pulpos chupeteadores”.
Para este irreverente átomo de la comunicación que ha sido víctima de los embates del poder, simplemente los politicastros son unos zánganos lacras del poder que suelen usar la lengua sin conectarla al cerebro y hablar muchas veces a la güey con dislates que los exhiben históricamente como lo que son. Y voy con la segunda parte de los dislates del poder:
Con Miguel de la Madrid, México alcanzó una crisis económica con una inflación de cuatro mil 30 por ciento y una devaluación del peso de 3 mil 100 por ciento, pero a sus iguales solía decirles que era adorador de Juan Gabriel.
Con el histórico dislate de “defenderé al peso como perro”, Jolopo (José López Portillo) pasaría a la historia junto con su casa como La Colina del Perro, que ni siquiera ladró para defender a la debilucha moneda mexicana. Para el simulador y populista Luis Echeverría, con el ¡arriba y adelante! Lema de campaña electoral, quiso sacudirse la sombra negra y el estigma del 68, que asediaba al PRI en cada paso que daba. El poblano Gustavo Díaz Ordaz, un hombre muy inteligente, pero feo, le apodaban el trompudo y el dos caras. Cuando un periodista le preguntó ¿por qué tenía dos caras? Díaz Ordaz respondería: “¿Usted cree que, si yo tuviese dos caras usaría esta chingadera?”.
López Mateos, apodado López paseos, durante la inauguración de un hospital en Cuautla fue recibido con bombo y platillo, era carismático sobre todo entre las mujeres. En una larga valla y en un automóvil descubierto, se colocaron en las azoteas de una casa a la otra, unos jarros de confeti que, accionados con una cuerda y dos hombres como una especie de piñata, para que salieran los papelillos y en una de esas un jarro se desplomó y descalabro al Presidente. En el colmo de males, lo llevaron al hospital que había inaugurado, pero grande fue su sorpresa de que no había ni curitas, fenómeno que actualmente ocurre en los hospitales de México. Me echaré un salto hasta Francisco I. Madero y no porque Lázaro Cárdenas, Plutarco Elías Calles, Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio apodado el nopalito, Adolfo de la Huerta, Venustiano Carranza y Eulalio Gutiérrez no tengan su historia, sino por falta de tiempo.
Álvaro Obregón Salido había terminado su encargo presidencial y se veían venir las elecciones de 1928, cuando un periodista le comentó: “Señor general, acá en su hacienda está usted muy lejos de la sucesión presidencial”. La respuesta del Manco de Celaya sería: “No señor periodista, mire si me paro de puntitas, desde aquí se ve todo, incluyendo la residencia oficial de Los Pinos”.
El usurpador Victoriano Huerta pasaría a la historia con un frecuente dislate que usaba cuando sus amigos le decían que era feo con “F” de foco fundido. Él respondía: “Sí, cabrones… pero cuando sea Presidente hasta guapo me van a ver”.
El apóstol Madero sacaría boleto llamando en un histórico dislate a Emiliano Zapata Salazar, “charrito montaperros”. A su vez, el archicondecorado Porfirio Díaz, cuando Francisco I. Madero le entregó en sus propias manos el libro La Sucesión Presidencial, en 1910, el dictador diría con sorna: “Vaya, ya surgió otro chiflado”. Y efectivamente, Madero junto con Pancho Villa y Pascual Orozco se chiflaron a don Porfirio quien, 3 años atrás cuando reprimió las revueltas obreras en Cananea, Sonora, y Río Blanco, Veracruz, expresaría: “Vaya, todavía sirvo para matar”.