El decreto del tren injustificado
Freddy Sánchez jueves 4, Ago 2022Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Mito o realidad, que desde el asesinato de Luis Donaldo Colosio los cambios sexenales en la presidencia son diferentes.
Porque, antaño fueron famosos los “tapados” y “el gran dedo elector” para la nominación del candidato del partido en el poder a la primera magistratura, algo peculiar en varios periodos del priismo político, puesto que los “destapes” se hacían conforme a una “regla no escrita” que nadie se atrevía a violar.
Un ejemplo:
El dicho aquel de que “el que se mueve no sale en la foto”, que fue propio de un protagonismo discreto entre los aspirantes presidenciales, se mantuvo vigente por mucho tiempo.
Echeverría, López Portillo, De la Madrid y Salinas, durante una buena parte de su quehacer administrativo en las altas esferas de la política nacional, podría decirse que fueron parte de los “tapados” y ellos a su vez echaron mano del mismo “tapadismo”. Una costumbre que en forma inesperada se modificó hacia todo lo opuesto.
Fox no tanto como Calderón, pero en pleno sexenio de Ernesto Zedillo apareció anunciando sus aspiraciones presidenciales y su sucesor lo hizo a temprana hora igualmente, pero contra “viento y marea”, ya que Santiago Creel más que Felipe parecía gozar de las simpatías del jefe del Ejecutivo en turno. Otro cambio significativo podría atribuirse al apoyo que supuestamente le dio Zedillo al panismo para llegar por primera vez a la presidencia con “Chente”.
Algo parecido a lo que se ha mencionado en torno al triunfo de Andrés Manuel, en su tercer intento por alcanzar la silla presidencial tras los “descalabros” contra Felipe Calderón y Enrique Peña.
Y es que el supuesto pacto con su antecesor, en opinión de algunos, le allanó el camino a López Obrador y por lo mismo el ex Presidente aparentemente estaría recibiendo un trato protector para evitarse acciones penales en su contra, a pesar de un sinnúmero de especulaciones sobre el supuesto gobierno corrupto que encabezó.
La cuestión es que con o sin un “entendimiento” entre el anterior y el actual jefe del Ejecutivo, el proceso para la sucesión presidencial en el país ha cambiado diametralmente.
Los que en estos tiempos tienen aspiraciones de suceder al Presidente, dejaron de lado la discreción y abiertamente se “placean” queriendo hacerse ver como la mejor opción morenista para su futura candidatura presidencial.
Las llamadas “corcholatas” de AMLO, (mote jocoso o en burla como se le quiera ver), que el propio Andrés Manuel les endilgó a los prospectos a sucederlo en el cargo, andan en campaña política electoral “rompiendo” por completo los viejos “moldes” la sucesión presidencial.
Y es que si Fox y Calderón (con Enrique Peña menos notoriamente) se hicieron promoción electoral anticipada, ni qué decir de los actuales aspirantes a gobernar el país a partir de 2024.
Del mismo modo que los interesados en Morena de competir por la gubernatura del próximo año en el Estado de México, los que “sueñan” con la primera magistratura andan más “acelerados” que los autos de carreras en horas previas a una competencia.
Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adan Augusto y Monreal, con seguidores y “porristas” como en su momento sólo se venía a los “destapados” presidenciales del PRI, no sólo “anularon” aquello del que “el que se mueve no sale en la foto”, sino que procurando asumir sus mejores poses y aclamados de cuantos “coros” pueden rodearse en sus afanes de proselitismo, (no propaganda electoral que se las prohíbe la ley), buscan aquí y buscan por allá demostrarle al presidente que la gente los apoya.
Cosas, pues, del nuevo estilo de la sucesión presidencial.