Peña Nieto, ¿va en serio?
Armando Ríos Ruiz miércoles 3, Ago 2022Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Si un Presidente es considerado como altamente corrupto, es el mexiquense Enrique Peña Nieto. Aquél que sin probar que se trataba de un hombre altamente capacitado para ocupar la Presidencia, con la sola presencia en las fotografías de campaña logró cautivar a hombres y mujeres, quienes dieron muestras de sentirse atraídos por un simple espejismo.
Así ocurre en los países poco civilizados y politizados. Por regla general, los ciudadanos no realizan el mínimo análisis de los candidatos. Muchos suelen votar por el partido con el que se sienten identificados. Defienden a morir al que representa ese organismo político, sin medir que se trate de un hombre con cualidades suficientes, como escolaridad, preparación, experiencia.
En el caso de Peña nieto, su cara fue suficiente para que la gente se sintiera atraída. Las mujeres dieron muestras de poseer la mínima inteligencia para seleccionar al mejor hombre que debería gobernar el país. No importaban las cualidades para ese menester. Simplemente era bonito y eso bastaba. Por eso inventaron gritarle: “Bombón, te quiero en mi colchón”, como si el arte de gobernar se demostrara en la cama.
Lo anterior, a pesar de que siempre había dado pruebas de ser un hombre vacío. Con pocas luces intelectuales. Con cero cultura. Con cero agilidad mental. Simple y sencillamente con una cara atractiva. Pero una vez en la gran silla, demostró que sí tenía algo: Un hambre insaciable por hacerse de todo el dinero que fuera posible en sólo seis años y dejar que todo mundo se llenara los bolsillos. Para eso se necesitan cómplices.
Así lo hizo con un cinismo inaudito además. Tanto, que México entero se dio cuenta de sus abusos sin medida, que causaron un hartazgo contra la clase política conocida hasta ese momento y que sirvió como herramienta poderosa para hacer a los mexicanos voltear la cara hacia un candidato que ofrecía las “perlas de la Virgen”. Es decir, que sabía dónde pegar para ganar las elecciones.
Cuando creíamos haber visto lo peor por considerar que ya habíamos tocado fondo, alguien despertó nuestra conciencia, sólo para darnos cuenta de que la vida no es como la política. El fondo no es forma, como dijo alguna vez don Jesús Reyes Heroles, sino también fondo y abajo no hay más que eso. Hoy todo mundo vuelve a decir: “todos son iguales”, al referirse a pésimos gobernantes y buenos para el dinero.
Pero también se ha hablado de un trato en lo oscuro, entre el Presidente anterior y el nuevo. Dejar llegar al último sin ningún problema, a cambio de impunidad para el que se va. Hace unos días circuló fuerte el rumor de que Peña había dado a conocer que tenía 12 videos del actual mandatario, demasiado comprometedores y que los daría a conocer poco a poco, debido a que el trato había sido roto por quien hoy ocupa el máximo cargo político.
Sin embargo, hace apenas un par de días se supo que hay una investigación en contra de Peña, bastante seria y comprometedora, en la que vuelve a aparecer aquella empresa denominada OHL que tuvo que ver, se dijo, con delitos de carácter electoral como patrimoniales. La Unidad de Inteligencia Financiera, que dirige Pablo Gómez, presentó denuncia en contra del mexiquense ante la FGR, por posibles operaciones con recursos de procedencia ilícita.
Que se integra una carpeta por lavado de dinero y transferencias internacionales ilegales. También otra carpeta de investigación por enriquecimiento ilícito. Desde luego, todo esto tiene que ser con la anuencia del Presidente en turno, si no es que todo obedece a sus mismas órdenes.
¿Es, como suele sospecharse, un intento de retener votos para el año entrante y para el que sigue, de posibles tránsfugas que forman aún las filas de enamorados del Presidente, ante la posibilidad de amenaza de voltear banderas? ¿Es un intento desesperado por algo que no sabemos y el gobierno sí, de recuperación de sufragios? ¿O existe una ruptura real entre ambos?