Los dados cargados
¬ Luis Ángel García miércoles 3, Ago 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
El cochinero que se evidenció el pasado fin de semana en las “elecciones” de delegados de Morena a su Congreso Nacional dejaron claro que los dados, en la sucesión presidencial, están más que cargados. A la violencia, riñas, afiliación forzosa, exclusión de militantes y candidatos, inducción y compra de votos, además de acarreos como signo distintivo de la jornada partidista, se suma la farsa para designar, desde antes de las votaciones, a los “delegados” que son, curiosamente, los más allegados al Presidente -como su propio hermano o su paisano y amigo, el nada imparcial titular de Gobernación, u operadores de la jefa de Gobierno. Quedaron, así, excluidos el canciller Marcelo Ebrard y el incómodo senador zacatecano Ricardo Monreal.
La mascarada finsemanera, como de carnaval, es la comparsa legal para avanzar en la unción del candidato o la candidata guinda. Tal vez se salieron del guion los grupos de choque de Morena, pero eso era un plus del nada democrático movimiento que enseñó las peores prácticas de las tribus perredistas, de donde vienen muchos de los militantes.
La decisión ya está tomada y sólo querían darle un barniz de democracia. El gerente de Morena no contempló los excesos de sus partidarios y a pesar de que no entrega las mejores cuentas a su patrón, será recompensado con la reelección de su cargo. La pérdida de confianza de muchos de sus militantes, la mala imagen que proyectaron hace inalcanzable la unidad que tanto pregonan. Hay divisionismo en el partido, surgen las tribus y los conflictos entre ortodoxos y pragmáticos. El encono se visibiliza entre sus filas y aunque ya está definido el nombre de quien aparezca en la boleta presidencial, la polarización que se ha provocado hará más complicado el triunfo de la 4T en 2024.
En una entrevista concedida por Ricardo Monreal, aseguró que cuenta con un 14 por ciento de seguidores en Morena y sabe que son pocas sus probabilidades de ser el abanderado guinda para 2024. Sin embargo, reitera su lealtad al partido y dice que aguantará hasta el límite de su dignidad su militancia. De salir de ese instituto político, vaticina que el candidato presidencial designado perderá ese porcentaje de monrealistas, boquete importante que puede definir el resultado electoral, lujo que no se puede dar la 4T.
La poca empatía que ahora existe entre el presidente y el legislador rebelde cada día se hace más evidente. Atrás quedaron los desayunos en Palacio Nacional, la línea tirada a los congresistas para sacar adelante las iniciativas sin quitarle ni una coma. El recelo hacia el zacatecano ha hecho que ahora se busquen otros operadores, otros negociadores en las Cámaras. Tampoco entre la dirigencia de su partido tiene simpatía; el gerente lo ha relegado de todos los eventos de la ilegal precampaña que hacen las “corcholatas” destapadas por el propio Ejecutivo. Monreal ocupa ahora el lugar de Salinas de Gortari, como el innombrable.
La pantomima del fin de semana también demostró que no son iguales al “dinosaurio” del PRI ni a las tribus del PRD, son peores. Ahora sabe Monreal que los dados están cargados y no a su favor. La incógnita, que pronto se despejará, es cuándo abandonará a Morena, si será candidato por otro partido o se lanzará de manera independiente, aunque con pocas probabilidades. El legislador rebelde tiene la palabra.