¿Uy que miedo o ay nanita?
¬ Luis Ángel García lunes 25, Jul 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
La administración de la 4T ha abierto muchos frentes, los cuales pretende combatir con la arrogante actitud de “yo tengo otros datos” o “a mí no me vengan con que la ley es la ley”. Lo mismo se ha peleado, insultado y descalificado a empresarios, opositores, intelectuales, periodistas, universitarios, clasemedieros, padres de hijos con cáncer, feministas, ambientalistas, jueces, legisladores, generadores de opinión, el INE y otros organismos autónomos, países hermanos y un sinfín de personajes o instituciones nacionales e internacionales.
Pero recientemente el Ejecutivo se voló la barda con sus ataques a la prensa nacional e internacional y la falta de respeto a los gobiernos de Estados Unidos y Canadá. El inquilino de Palacio Nacional -más allá de su burlas-, sabe que las controversias que iniciarán las autoridades de los países del norte por las violaciones al T-MEC, en que ha incurrido México, costarán miles de millones de dólares a nuestro país. Pero como el proceso litigioso es muy largo, muy echado pa’ delante, el Presidente se ha envalentonado porque le han mal aconsejado que las consecuencias vendrán después de las elecciones de 2024 -mientras podrá presumir de bravucón-, y que cumplir con las sanciones no le tocará a él. Los paneles internacionales son complejos y dilatados, pero qué tal que los gringos decidan, antes, dar un manotazo y aplicar aranceles como medida de presión, al estilo Trump, o apretar las tuercas en el ámbito laboral, por ejemplo, con la industria automotriz en Coahuila.
Nuestra endeble economía no resistiría esas acciones coercitivas, de tal suerte, que no debió despertar o, como él dice, soltar al tigre para ver quién lo amarra. Así que debe guardar para mejor ocasión la canción de su paisano, porque podemos pasar del uy que miedo, al ay nanita, cuando los socios comerciales o la Casa Blanca tomen medidas unilaterales para castigar anticipadamente las violaciones al tratado comercial que afectan a sus empresarios y sus inversiones.
Ya vimos que a sólo 72 horas de la efímera visita a Washington, donde le leyeron la cartilla en temas como narcotráfico y migración, el Presidente cumplió con lo que le encargaron; de tal suerte que curiosamente, con únicamente tres mes de “trabajo de inteligencia”, la Marina capturó -—solo y desarmado—, al legendario barón de la droga, Rafael Caro Quintero; mientras tanto, se anunciaba una inversión millonaria para reforzar las fronteras mexicanas, no como tema de verdadera seguridad nacional, sino para cumplir con las necesidades de seguridad interior de los norteamericanos por el peligro que representan las caravanas de trashumantes centroamericanas.
México continúa así, tratado como traspatio de americanos en temas como narcotráfico y migración. Mientras cumplamos con los requisitos necesarios para mantener la tranquilidad de los norteamericanos, ellos no se meterán con nosotros. “KikI” Camarena, después de muerto, representó un símbolo para la DEA, cuyo culto a su muerte permitía darle identidad a los miembros de la agencia antidrogas, mito que mantuvieron por casi cuatro décadas. Por eso el interés de la recaptura de Caro Quintero, porque había que acabar con la imagen de impunidad que proyectaba el mafioso sinaloense. Durante casi diez años las autoridades mexicanas fingieron buscarlo, pero los gringos iluminaron a los marinos y rápidamente lo atraparon.
En cuanto a los movimientos migratorios, la Casa Blanca no necesitó exigirnos pagar una barda divisoria, tuvo con que nos exigieran mantener un muro humano de más de diez mil elementos de las fuerzas armadas desplegadas en las fronteras y convertirnos en virtual tercer país seguro.
Así que a guardar el repertorio del paisano Chico Che, no vaya a ser la de malas que los gringos les quieran cantar la de “De quen chon”.