Destructor de la cultura maya
Alberto Vieyra G. viernes 22, Jul 2022De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Más de 12 mil monumentos arqueológicos y toda una ciudad maya con una invaluable riqueza cultural e histórica es la que Andrés Manuel López Obrador está destruyendo en el sureste mexicano con la construcción del pomposamente llamado Tren Maya, particularmente en el Tramo 5, entre Playa del Carmen y Tulum. Donde también se destruirán irreparables ecosistemas con el derribamiento de más de 200 mil árboles.
Esa fue la información que reveló hace un par de semanas el Instituto Nacional de Antropología e Historia, pero AMLO insiste en privilegiar la violación a la ley y opta por todo lo que es extralegal, así tenga que violar la ley de amparo, a la que recurrieron ambientalistas, buzos, pobladores de la localidad y científicos del propio INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia), a los que ha tachado de “pseudoambientalistas corruptos” quienes representan a “intereses creados” que se oponen a una obra que favorecerá a el pueblo de México. AMLO se escuda en que la Ley de Seguridad Nacional que lo faculta a violar amparos, bajo la tiránica mentira de que la obra del trenecito maya se llevara a cabo por “seguridad nacional”.
La Ley de Seguridad Nacional, promulgada el 1 de enero de 2005 por Vicente Fox reza lo siguiente:
3.- “Para efectos de esta Ley, por seguridad nacional se entienden las acciones destinadas de manera inmediata y directa a mantener la integridad, estabilidad y permanencia del Estado Mexicano, que conlleven a:
I. La protección de la nación mexicana frente a las amenazas y riesgos que enfrenta nuestro país;
II. La preservación de la soberanía e independencia nacionales y la defensa del territorio;
III. El mantenimiento del orden constitucional y el fortalecimiento de las instituciones democráticas de gobierno;
IV. El mantenimiento de la unidad de las partes integrantes de la Federación señaladas en el artículo.
V. La defensa legítima del Estado mexicano respecto de otros Estados o sujetos de derecho internacional, y
VI. La preservación de la democracia, fundada en el desarrollo económico social y político del país y sus habitantes”. Como usted puede ver y escuchar, en ninguno de los 6 puntos que contempla el artículo tercero de dicha ley se habla de la soberanía de la patria mexicana esté en peligro, menos de cuestiones del trenecito maya, turísticas o de que tal o cual obra pública puede adquirir el rango de “seguridad nacional”.
Pero, además está la violación a la ley de amparo que tipifica como desacato a los funcionarios que se pasen por los bolsillos los amparos de jueces federales o locales. El desacato al amparo de un juez federal se castiga con cárcel de 6 a 9 años e inhabilitación del cargo. En esa virtud, AMLO y funcionarios, incluyendo ingenieros y mandos militares que están encargados de llevar a cabo llueva, truene o relampaguee las obras del Tramo 5 del Tren Maya, que deberá inaugurar AMLO en diciembre de 2023 y que seguramente inaugurara otra obra Potemkin, como la recién inauguradas Dos Bocas o el Aeropuerto de Santa Lucía que podrían ser juzgados e ir a la cárcel, pero esto ocurriría solamente en una nación en la que no hubiese cinismo político, ausencia de ciencia política, corrupción, simulación política y la mentira que diariamente nos venden como verdad, pero sobre todo si viviésemos en una nación de leyes y estado de derecho respetadas por todos los ciudadanos sin importar su rango o su condición social o económica. Pero como estamos en una nación en la que el gobernante al más puro estilo de los papás de antaño que solían ser rígidos en la disciplina familiar simplemente le decían a los hijos: “Esto se hace porque yo digo, porque yo soy el que mando aquí, y si te gusta y si no, a la rechintola”.