Rafael Caro Quintero, otro distractor
¬ Luis Ángel García miércoles 20, Jul 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
La conversación pública se centra en la captura de un narcotraficante emblemático; pero a casi 40 años de su esplendor, no dice nada a las nuevas generaciones. Cuando fue aprehendido hace más de tres décadas y media, la gente lo veía como un héroe, un villano carismático que embelesaba lo mismo a hombres que mujeres; las jovencitas y una que otra reportera se le ofrecían -ya detenido-, a cambio de nada. A pesar de su juventud y falta de estudios, su seguridad cautivaba a los hombres. Todo mundo quería tomarse una foto con el hombre que negociaba su libertad a cambio de pagar la deuda pública de México. A los 29 años era multimillonario.
Con Ernesto Fonseca Carrillo, “Don Neto” y Miguel Félix Gallado crearon el primer cártel importante del narcotráfico, el Cártel de Guadalajara. Fueron verdaderos barones de la droga que controlaban el mercado del narcótico desde Estados Unidos hasta Sudamérica. Campeones en el lavado de dinero fueron propietarios de hoteles de cinco estrellas, concesionarios de automóviles, dueños de fraccionamientos enteros y plazas comerciales.
Pero eso fue hace 40 años, era otro México y mucha de la gente que conoció de las aventuras de ese trio ya fallecieron o la memoria no les ayuda. Recobró notoriedad hace casi 10 años cuando logró su libertad anticipada, luego de 28 años de reclusión, por una determinación judicial. Sin embargo, a las generaciones del segundo decenio de este siglo no los movió mucho el tema. Sin fuerza en el negocio del tráfico de drogas -dominado por nuevos cárteles-, optó por el anonimato y se perdió en la sierra entre Sinaloa y Chihuahua; ni quien se acuerde que fue propietario del mayor rancho donde se producía la marihuana a gran escala, El Búfalo, en Chihuahua.
La importancia de la recaptura de “Rafa” fue la autoría intelectual del secuestro, tortura y asesinato del agente encubierto de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena, y un piloto aviador en 1985. Esa ha sido la mayor afrenta para la agencia antinarcóticos de los americanos. No perdonan a Caro Quintero, a quien quieren juzgar y condenar en su territorio por hechos de hace 37 años. “Kiki” Camarena es un símbolo para los policías gabachos. Por ello la insistencia del gobierno norteamericano en su reaprehensión y extradición. En términos reales, para el gobierno mexicano y la actual opinión pública nacional, el nombre ya no dice nada. No tiene ninguna trascendencia, a pesar del temor de algunos políticos por salir embarrados en nuevas declaraciones, las cuales no podrán hacer ante el ministerio público, porque está puesto a disposición de una autoridad judicial que determinará si cumple aquí su sentencia o se envía a la Unión Americana para un nuevo juicio.
Mientras tanto, el gobierno ve frenada su desaprobación y puede ocultar la falta de resultados, aunque algunas encuestas hablan del poco impacto que tuvo entre la población la recaptura. A las nuevas generaciones no les dice nada el nombre de “Rafa”. Pero, quién se acuerda de la casa de Enrique Peña Nieto en España, de la inflación histórica que padecemos, de los muertos por la Covid-19 o a manos del crimen organizado, de los desparecidos, de la inseguridad. Nadie.
El gobierno se ha encargado de inflar artificialmente el caso, exalta el supuesto trabajo de inteligencia de la Marina, la actuación del perrito que lo encontró entre los matorrales y esconde la actuación de la DEA en la localización de Caro. Ante la negativa de un juez para permitir la extradición fast track, el gobierno de la 4T tendrá un nuevo distractor, con un personaje que ya no representa nada para el mexicano ni disminuye las acciones del crimen organizado, pero mientras la DEA mantenga vivo el culto a su ex agente, tendremos para entretenernos un rato. Sin embargo, los temas nacionales son otros.