Le cayó como anillo al dedo
¬ Francisco Reynoso martes 19, Jul 2022Triple Erre
Francisco Reynoso
La captura de Rafael Caro Quintero le cayó al presidente López como anillo al dedo.
Aunque no está muy claro quién detuvo al legendario capo. Unos dicen que fueron agentes de la DEA -López se apresuró a desmentir esa versión; en México la soberanía la cuidamos como reliquia invaluable, dejó entender-. Otros dan por hecho que fueron Los Chapitos -los hijos de Joaquín Archivaldo Guzmán Loera- quienes lo “pusieron”. Y es que Caro Quintero ya no tendría mucho peso en el Cártel de Sinaloa. Por lo contrario. Le convenía que lo detuvieran y lo mandaran extraditado a Estados Unidos para quitarles un poco de la mucha presión que tienen del gobierno de Washington.
La tercera versión, la oficial, es que fueron elementos de la Marina quienes pescaron a Caro Quintero.
Un añadido a esta afirmación es que fue “de chiripa”. Y es que, según la vox populi, los marinos andaban tras la pista de José Noriel Portillo, alias “el chueco”, presunto homicida de los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora y se toparon con el sinaloense por quien el gobierno de Joe Biden ofrece una recompensa de 25 millones de dólares.
Acuerdo de cárteles y la 4T
“Haiga sido como haiga sido”, la detención de del mafioso septuagenario le cae a López como anillo al dedo.
Y es que entre el pueblo sabio cada vez se extiende más la versión de que López tiene acuerdos en lo oscurito con los cárteles del crimen organizado.
Dícese entre el populacho que la política de abrazos, no balazos y esos llamados a la conciencia de los malosos para que no hagan sufrir a sus madres y se porten bien, solamente reflejan que la 4T tuvo acuerdos con los meros meros de las organizaciones del crimen organizado.
Con todas, pero principalmente con la de Sinaloa que, a través de sus retoños, sigue manejando Joaquín Archivaldo, aunque los gringos lo tienen refundido e incomunicado en la penitenciaría de Florence, Colorado, considerada como la cárcel más segura del mundo.
Las suspicacias sobre la relación entre López y Los Chapitos se desbordaron a partir de dos hechos mundialmente sabido. Uno, la detención y liberación que hizo el Ejército mexicano, en 2019 en Sinaloa, de Ovidio Guzmán López, alias El Ratón, primero de los tres hijos que tuvo Joaquín Archivaldo con Griselda Guadalupe López. Los otros dos son Joaquín y Édgar, ya fallecido.
Y el segundo hecho fue el saludo de mano que López dio a doña María del Consuelo Loera, madre de El Chapo, en Badiraguato, Sinaloa, en 2020.
Ante esa versión popular sobre la relación entre la 4T y los carteles del crimen organizado, a López le urgían acciones con las que pudiera lavar la cara a su gobierno.
Una sería la detención de Caro Quintero, facilitada por el mismísimo Cártel de Sinaloa.
Y el otro el operativo de Topilejo, en el que la policía de la Ciudad de México, encabezada por Omar García Harfuch, cayó sobre un escondrijo de una de las células del Cártel de Sinaloa y aprehendió a 10 operadores del mismo.
Caro, 40 años después
No son pocos los que piensan que la captura de Caro Quintero fue un acuerdo, con carácter de orden, que se tuvo durante la visita que López hizo a la Casa Blanca. Y que por eso participaron agentes de la DEA.
López jura indignado que el asunto no se trató en sus conversaciones con Biden. Y recurrió a su vieja y choteada cantaleta de que las cosas ya no son como antes; en el pasado, los presidentes se hincaban ante los mandatarios de Estados Unidos. Ahora las cosas son diferentes.
Sin embargo, un detalle no se ha explicado. Porque en el edificio de la DEA se izó la bandera a media asta por la caída sospechosa del helicóptero de la Marina con un saldo de 14 marinos muertos.
La DEA rindió homenaje a los marinos mexicanos o entre los muertos también había elementos de la agencia.
El caudillo difícilmente lo dirá. Pero los gringos no se quedarán callados. Su pecho no es bodega.
La verdad es la verdad
y no admite otros datos