Un caso juzgado
Alberto Vieyra G. lunes 18, Jul 2022De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Reabrir el “colocidio” refleja ignorancia y el odio de Palacio Nacional con fines estrictamente morbosos y circenses. Si, el caso Colosio se reabre como un circo distractor para esconder los grandes problemas nacionales.
¿Porqué dijo que es el odio y el morbo de Palacio Nacional en un crimen de Estado y de la narco-política? El 28 de octubre del año pasado, Andrés Manuel López Obrador desde Mérida, Yucatán dio la línea a la CNDH y a la Secretaría de Gobernación para reabrir el “colocidio” cuando dijo:
“Si la familia del señor Aburto y él mismo tienen algo qué decir sobre su proceso que signifique otra versión sobre los hechos y si él puede expresar, probar, que fue torturado, que está amenazado y que por eso ha guardado silencio, el Estado mexicano lo protegería porque nos interesa mucho que no haya ninguna duda, ninguna sospecha sobre este lamentable asesinato. Fue una vileza lo que le hicieron. Sería un acto de justicia y por lo mismo es un asunto de Estado. Si él estuviese dispuesto a contar su versión, se le brindaría toda la protección a él y a su familia, si tiene algo que aportar…Ahora que, si las cosas sucedieron como están en el juicio, lo único que nosotros estamos obligados a hacer es que no se le violen sus derechos humanos y eso es un compromiso”.
¿Que Mario Aburto Martínez fue torturado? Claro que lo fue y baste mirar las fotografías en las que aparece con camisa negra y bañado en sangre, lo cual quiere decir que después del crimen contra el candidato presidencial del PRI, aquél 23 de marzo de 1994 en Lomas Taurinas, los elementos del Estado Mayor Presidencial no trataron a Mario Aburto con pétalos de rosa, pero en la reconstrucción de hechos en el escenario del crimen el señor Aburto dio santo y señas de cómo actuó para perpetrar un crimen en el que todos los caminos conducían a la residencia oficial de Los Pinos, aunque también llevaban dedicatoria para Manuel Camacho Solís, entonces comisionado para la paz en Chiapas de quien se decía que llevaba a cabo una campaña contra la campaña de Colosio porque no resultó el elegido del Dios sexenal.
Por aquellos meses del “colocidio” se habló de 4 aburtos y del papel que jugaron algunas de las llamadas viudas de Colosio e incluso, el periódico El Universal publicó en primerísima plana un estudio con los rasgos de los supuestos 4 aburtos, pero que no cambiaron absolutamente nada en las conclusiones a las que llegaron los fiscales especiales en el caso Colosio, Miguel Montes García, Olga Islas, Pablo Chapa Bezanilla, Luis Raúl González Pérez y el panista Antonio Lozano Gracia quienes coincidieron en que el caso Colosio era un caso juzgado en cuanto al autor material del Colosidio.
¿Y el autor o autores materiales, dónde quedaron y quiénes son? De eso no se supo nada porque en los crímenes de Estado, el Estado no se investiga así mismo.
¿Acaso los norteamericanos saben quiénes mandaron asesinar a los 5 ex presidentes yanquis que han sido ultimados en el país de las barras y las estrellas, el último de ellos John F. Kennedy, cuyo asesino material Lee Harvey Oswald estuvo en México en los días previos al asesinato del presidente y sus pasos fueron rastreados por el llamado policía político de México Fernando Gutiérrez Barrios?
No, mire usted. La reapertura del caso Colosio es con dedicatoria para Carlos Salinas de Gortari y otros que todavía viven y contra quienes el actual Presidente de México ha manifestado en incontables ocasiones su descomunal odio porque le cerraron el camino cuando buscaba la presidencia de la república.
El caso es que en los próximos 2 años que le quedan a AMLO, los mexicanos tendremos más circo morboso y más odios para perpetuar a Morena en el poder otros 6 años.