Estados Unidos cobra factura
¬ Luis Ángel García lunes 18, Jul 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Si bien se catapultó la aceptación presidencial con la captura de Rafael Caro Quintero, la gente pensante difícilmente se tragó el cuento de que un trabajo de inteligencia de la Marina de sólo tres meses permitió dar con el paradero del icónico narcotraficante de Sinaloa, luego de estar oculto por casi diez años en la sierra occidental.
Cayó finalmente el último de los barones de la droga, de la generación de oro, como Miguel Félix Gallardo o Ernesto Fonseca, Don Neto. Hablamos del narcotráfico de los ochenta del siglo pasado. Rafa tuvo la osadía de torturar y asesinar a Enrique Kiki Camarena, agente encubierto de la DEA y a un piloto aviador. La indignación americana, la afrenta al gobierno de las barras y las estrellas, hizo que la administración de Miguel de la Madrid lo detuviera, procesara y condenara a 40 años de prisión.
Cumplió la mayor parte de su sentencia y un amparo le permitió salir en libertad. Acción imperdonable para la Casa Blanca que rápidamente pidió su reaprehensión y extradición. La acción de Caro Quintero hirió mucho el orgullo norteamericano y no perdonaron nunca esa ofensa. Por lo que la Casa Blanca exigió al gobierno mexicano su pronta recaptura y enviarlo ipso facto a territorio gringo para ser juzgado severamente por los hechos ocurridos en 1985.
Es importante recordar que las autoridades de México cooperaban de manera permanente y dentro de un marco de asistencia mutua con los vecinos del norte. Muestra de ello era la Iniciativa Mérida, mecanismo mediante el cual se recibía un fuerte apoyo en especie de los Estados Unidos para fortalecer las acciones de inteligencia y operativas de combate al narcotráfico. La Iniciativa permitía la capacitación de personal mexicano, la compra de equipo, transportes y sistemas de informática para enfrentar al crimen organizado. Además de autorizar la intervención de agentes de la DEA en territorio nacional.
Hay que apuntar que el gobierno de la 4T despreció la Iniciativa Mérida, corrió a los agentes de la DEA y obligó el retorno a la Unión Americana de una aeronave de la agencia antidrogas basado en nuestro país. Muy echado para adelante, el gobierno mexicano limitó la actuación del personal norteamericano y muy ufano dio a entender que éramos autosuficientes para enfrentar al crimen organizado.
Con la espina clavada, la administración demócrata apretó más en cuanto a la recaptura del narcotraficante sinaloense, creador del Cártel de Guadalajara, incluso ofreció una recompensa de 20 millones de dólares para lograr su reaprehensión.
Aparentemente, la policía hacía lo necesario para regresar a la cárcel al otrora carismático Rafa, a pesar de que las propias autoridades judiciales decretaron su liberación. Ya en la calle, Caro Quinteto optó por el anonimato.
Llama la atención que, a menos de 72 horas de la visita del Presidente López Obrador a la Casa Blanca, la Marina haya realizado un operativo en la sierra para capturar al hombre más buscado por los gringos. Se dirá que es un trabajo de inteligencia de los marinos -otra vez la desconfianza en los soldados para lograr la detención de objetivos prioritarios-, pero lo más seguro es que en la sala oval, Joe Biden haya reclamado, primero, la negativa del gobierno mexicano a aceptar la intervención de la DEA; luego, debió informarle que los servicios de inteligencia americanos habían localizado a Caro Quintero y con la advertencia de no echar a perder el operativo, el demócrata pidió la acción de la Marina para cumplir con las instrucciones de la DEA.
Salvo el rescate de la popularidad presidencial, la gloria no será para la 4T, que sólo cumplió órdenes, dado el desbordamiento del crimen organizado aquí y los efectos letales en los jóvenes norteamericanos —cien mil muertos por sobredosis—, por la droga que exportan los criminales mexicanos. Rafael Caro Quintero será juzgado por hechos de hace casi 38 años, pero calmará su sed de venganza el gobierno americano. Se cierra, así, un capítulo muy controvertido del narcotráfico en México.