La policía, en estado de indefensión
¬ Luis Ángel García viernes 15, Jul 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Los medios de comunicación dan testimonio reiterado de las agresiones que sufren las fuerzas del orden en diversas entidades del país; lo mismo son atacados militares, guardias nacionales, policías estatales o municipales; de los insultos pasan a los golpes, las pedradas, la destrucción de vehículos, el robo de armas, chalecos y fornituras. Los responsables son autodefensas o colonos. Se rompe el orden constitucional, se quebranta el principio de autoridad y los gobiernos se niegan a ejercer el uso legítimo y proporcional de la fuerza.
A ello se atienen los agresores, pareciera que cuentan con “patente de corso” para atacar a los uniformados, saben que tienen las manos amarradas para responder a las actitudes delictivas de gente del crimen organizado, sicarios, autodefensas o “policías” comunitarios, colonos, comerciantes informales, locatarios, ciudadanos de la calle, padres de familia, quien sea. Hace poco, una madre de familia cerró el periférico a la altura de Naucalpan, en el Estado de México, con el objetivo de que se esclareciera el homicidio de su hijo; en 48 horas tuvo respuesta y se entregó el presunto responsable. A partir de ese evento, colonos de diversos municipios o alcaldías cierran las vialidades en demanda de solución a sus problemas, y si la fuerza pública quiere retirarlos, son agredidos y oponen resistencia ante la impotencia de los elementos policiales.
Lo mismo sucede en las casetas de cobro, donde maestros, estudiantes o defensores de derechos humanos provocan trastornos a miles de paseantes y vecinos, además de extorsionar a los automovilistas, choferes de autobuses o camiones de carga y dejar pérdidas millonarias a Capufe, imposible moverlos. Solo hay una dirigente social en la cárcel y diversos colectivos se mueven para que se revise la sentencia.
La CDMX no es la excepción. La administración de la 4T decidió desaparecer al agrupamiento de granaderos, más como medida retórica para satanizar el uso legítimo de la fuerza y a los gobiernos “represores” del pasado y presumir que los actuales no son como antes. Mero distractor, ya que los mismos granaderos son los que sin armas, “dan acompañamiento” a los manifestantes. Pero ahora los uniformados, en estado de indefensión, reciben las agresiones, las lesiones, la destrucción de escudos, el robo de equipo; se han convertido en escudos humanos para proteger monumentos históricos, oficinas de gobierno o comercios. Pero no pueden responder los ataques, solo aguantar los embates.
Cada día son más violentos los manifestantes, sobre todo los grupos ultras de todas las corrientes, especialmente las feministas, que reclaman la desatención de un gobierno antifeminista. En más de una ocasión, valientes mujeres policías han resguardado la integridad de Palacio Nacional, sin más protección que un escudo y su cuerpo mismo.
Pero no sólo violentan las ultras, son colonos, vecinos o familiares que se oponen a desalojos o la detención de alguien requerido por la justicia. Especial mención merecen los ambulantes y franeleros, quienes se enfrentan sistemáticamente a las fuerzas del orden para evitar el retiro de puestos semifijos u objetos para apartar los lugares de estacionamiento en la vía pública. Prohijados al amparo de venales autoridades reclaman hoy impunidad. No se les puede tocar, porque por años compraron voluntades políticas para no ser tocados, a cambio de aportar dinero o apoyar a ciertos grupos de poder. Así sucedió cuando la policía auxiliar retiró a comerciantes informales y franeleros que se habían apoderado de las inmediaciones del hospital Rubén Leñero, donde extorsionaban a los propios vecinos para que pudieran usar sus cocheras y dificultaban los servicios de emergencia del nosocomio. Retirados, fueron a presionar a las autoridades para que sancionaran a los elementos por abuso de autoridad, cuando sólo cumplieron con su deber, ya que el ambulantaje contraviene ordenamientos de cultura cívica y buen gobierno; además, agredir a la autoridad es una conducta ilícita que amerita remisión al MP. La policía en estado de indefensión.