Se hunde el PRI
Freddy Sánchez martes 12, Jul 2022Precios y desprecios
Freddy Sánchez
En mejor lugar imposible: Alejandro Moreno se encuentra justo en el sitio en el que más conviene tenerlo a sus adversarios políticos.
Bajo el acoso judicial, perdiendo apoyos al interior del PRI y con una credibilidad ampliamente deteriorada por el video de su propiedad y los audios en los que se da cuenta de que “Alito” (evidenciado de ser de lo más corrupto), aparentemente con sus propios dichos se incrimina.
Y ante lo difundido y comentado sobre este caso, más allá de si el líder priista fue o no objeto de una bien armada campaña de desprestigio para “doblarlo” como él lo reitera y denuncia cada que tiene la oportunidad de hacerlo, en la práctica su imagen ha sido objeto de lo que en accidentes vehiculares se suele catalogar como daño irreparable y pérdida total.
Porque, salvo que ocurriera un giro extraordinario para restaurar el prestigio “destrozado” de Alejandro Moreno, su reputación parece más que arrastrada y pisoteada por los suelos y lo queda de ella es objeto de escarnio social.
Layda Sansores disfrutando de los aplausos por lo que no pocos de sus correligionarios de la 4T catalogan de una excelente tarea de investigación sobre los antecedentes del ex gobernador de Campeche, podría considerarse con razón una gran maestra en el arte “golpear” políticamente a un adversario.
La actual gobernadora campechana goza de una reputación envidiable entre quienes es de suponer que largo tiempo estuvieron planeando “hacerle la vida de cuadritos” al priista Moreno, en represalia por haber participado destacadamente en el bloqueo de la reforma constitucional del Presidente en materia eléctrica.
Así que dentro y fuera del Partido Revolucionario Institucional hay voces que abrigan la idea de que “Alito” Moreno se convirtió en un “blanco” para sus opositores por aquello que se han dado a conocer públicamente, aunque algunos suponen que eso no le habría significado ponerse bajo la mira de una represalia institucional, de no ser por sus airados desplantes y retos contra el oficialismo, tras el freno legislativo contra la reforma propuesta por el presidente López Obrador.
De ahí que el priista terminó “frito y refrito” en el “guiso” inculpatorio que Layda Sansores se dio el gusto de preparar, cocinar y servir para un buen “agasajo” de la 4T.
Y es que a pesar de que las acusaciones en contra de Alejandro Moreno no están debidamente acreditadas en una instancia judicial, lo que se difundió al público es más que suficiente para el demérito de su imagen política y social.
Por tal motivo en el Partido Revolucionario Institucional un grupo de ex gobernadores y otro de ex dirigentes nacionales cerraron filas en torno a la petición de que el líder nacional abandone el cargo.
De tal suerte que por un lado existe la amenaza de una acción penal en su contra y, además al interior del partido que lidera crece la presión de personajes diversos que no necesariamente gozarán en la actualidad de la mejor reputación ni capacidad para “mandar” en el PRI, pero se trata de actores con posibilidades partidarias y legales para promover acciones que obliguen a su líder a retirarse o ser retirado del mando del instituto.
En ese contexto, hay que recordar que “Alito” cuenta con un grupo de apoyo entre diversos representantes del partido con facultades para tomar decisiones y sumarse en defensa de la continuación en el cargo del señor Moreno, pero de llegar a darse un “pleito intestino” entre dirigentes actuales y ex directivos del partido, obviamente, lo más probable es que todos saldrían perdiendo en el PRI.
De ahí que el peor de los escenarios para la recuperación priista como fuerza política nacional con opciones de volver algún día a recuperar el poder presidencial, lo estaría provocando una ruptura entre sus bases.
Y por eso es que sacar a “Alito” por la fuerza en medio de un gran pleito entre militantes podría ser un claro indicador de que se hunde el PRI.